Apología al No

El hombre libre es aquel que no teme decir ‘No’.


El “No” es mucho más que una simple negación; es una afirmación enmascarada, una declaración contundente de existencia, identidad y límites. EN un mundo obsesionado por el “Sí”, con la afirmación constante y la búsqueda interminable de aprobación, el “No” se erige como un acto de resistencia, un baluarte de la autonomía y una forma profunda de pensamiento crítico. Decir “No” es un ejercicio de libertad. Cada vez que lo pronunciamos, trazamos una línea que protege nuestro espacio interior y establece una barrera ante las imposiciones externas. Es, en esencia, la forma más pura de declarar que tenemos una voluntad propia y que no estamos dispuestos a diluirnos en el flujo de lo esperado.

La filosofía misma nació de una negación. Los primeros pensadores se atrevieron a rechazar las explicaciones dogmáticas y las creencias cómodas de su tiempo, apostando por la incertidumbre y la duda. De hecho, el mismoRené Descartes llegó a su célebre “Pienso, luego existo” tras negar todo lo que pudiera ser falso, esto quiere decir que muchos de esos noes en la historia del pensamiento humano ha sido una pequeña, o grande, chispa de renovación. Se puede considerar que, lejos de destruir, el «No» abre la puerta a nuevas formas de entender el mundo, a preguntas que antes no nos atrevíamos a formular. Es, por tanto,un acto profundamente creativo, un motor de transformación que impulsa tanto al individuo como a la sociedad hacia territorios inexplorados.

Sin embargo, el «No» no solo tiene un valor intelectual o filosófico. ¿Qué nos sugiere la negación dentro del ámbito ético?  Se puede considerar de que se trata de una herramienta esencial para delimitar lo que no estamos dispuestos a tolerar como individuos y como humanidad. Decir «No» a la violencia, a la injusticia o a la discriminación no es solo un acto de rechazo, sino una afirmación de principios que define quiénes somos. Pero esta negación no debe ser impulsiva ni sistemática; requiere reflexión, convicción y responsabilidad. Un «No» vacío puede ser destructivo, mientras que un «No» bien pensado, es una forma de defender la integridad y la dignidad.

Tambien lo encontramos en el plano personal, la negación tiene una dimensión profundamente íntima. Aprender a decir «No» es aprender a cuidar de nosotros mismos. Es el acto mediante el cual protegemos nuestra energía, establecemos límites saludables y nos negamos a aceptar demandas que nos agotan o relaciones que nos destruyen. El «No» es, en este sentido, un gesto de amor propio, una forma de recordarnos que no somos infinitos ni omnipotentes, y que proteger nuestra esencia es tan importante como compartirla. Como afirmó Rainer Maria Rilke, «la soledad es el lugar donde se encuentra la verdad» en Cartas a un joven poeta. Y muchas veces, el «No» es el primer paso hacia esa soledad necesaria, hacia ese encuentro con nuestra voz más auténtica.

Si el «No» es tan poderoso, tan esencial para nuestra libertad, creatividad y dignidad, cabe preguntarse: ¿por qué nos cuesta tanto decirlo? ¿Es el miedo al conflicto, a la soledad o al rechazo lo que nos paraliza? ¿Cuántas veces aceptamos algo por inercia, traicionando nuestra esencia en el proceso? ¿Qué nos dice esto sobre nuestra sociedad, que premia el «Sí» como un símbolo de cooperación, pero castiga el «No» como un acto de disidencia?

El «No» no es, como podría parecer, un símbolo de negatividad, sino de posibilidad. Es el cimiento sobre el que construimos nuestras decisiones, nuestras convicciones y nuestra identidad. Es el acto de resistencia que desafía la inercia del conformismo, la semilla del pensamiento crítico y la frontera que protege nuestra humanidad. Defender el «No» es defender la libertad, la creatividad y la autenticidad. En un mundo que idolatra el «Sí», que premia la complacencia y castiga la disidencia, el «No» es un acto revolucionario. ¿Cuántos «Noes» valientes están pendientes en tu vida? ¿Cuántos «Noes» necesitas pronunciar para ser quien realmente eres?


Nota: Este texto surgió a partir de una conversación en la que se demostró -o se intentó demostrar- la importancia de saber decir «No», especialmente a una persona que afirma «no saber cómo hacerlo o que nunca dice no». Como ejemplo, se utilizó la figura del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, entre otros. Si a él se le hubiera dicho «No» en lugar de llevar a cabo los ataques a Palestina, es posible que hubiera acatado esa orden. Este ejemplo ilustra cómo el «No» puede ser un acto de resistencia y una herramienta para evitar decisiones destructivas. Si todos tuviéramos la capacidad de decir «No» de manera firme y reflexiva, podríamos evitar muchas de las injusticias y daños que surgen cuando se cede ante presiones externas o la complacencia. El «No» es, en última instancia, un acto de responsabilidad que, si se emplea con convicción, puede prevenir la perpetuación de abusos y opresiones.

Filocafé: ¿Existe una Filosofía latinoamericana?


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América Latina ha sido un crisol de culturas, ideas y resistencias, donde se entrelazan las cosmovisiones indígenas, la influencia europea, las luchas sociales y los procesos de independencia. Esta rica mezcla ha dado lugar a una diversidad de corrientes filosóficas que buscan dar sentido y reflexionar sobre la realidad latinoamericana. Desde la cosmovisión indígena, que integra la relación armónica entre la naturaleza y el ser humano, hasta la influencia de la filosofía europea que ha permeado las estructuras intelectuales de la región, el pensamiento filosófico latinoamericano se ha nutrido de múltiples fuentes.

Pero, ¿podemos hablar de una filosofía propia y única de esta tierra? ¿O simplemente se trata de una extensión de la filosofía occidental?

Para profundizar en este tema tenemos el privilegio de contar con: Nancy Ochoa Antich, filósofa y académica ecuatoriana, especializada en temas de filosofía política, antropología filosófica y pensamiento social.

En este espacio que Arjephilo brinda para la reflexión y el diálogo, se busca un entendimiento más profundo sobre la Filosofía latinoamericana con una invitada especial. No es necesario ser un experto en filosofía para participar; solo se necesita el deseo de aprender, debatir y, por supuesto, dejarse llevar por el viento del logos


Nancy Ochoa Antich es filósofa y académica ecuatoriana, especializada en temas de filosofía política, antropología filosófica y pensamiento social. Doctora en Filosofía y Máster en Ciencias Políticas, su trabajo aborda de manera crítica la relación entre el liberalismo, el socialismo, y la igualdad política y social. Ha sido docente en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y ha colaborado en diversas publicaciones académicas, como Sophia: Colección de Filosofía de la Educación.

Entre sus obras más conocidas se encuentra La mujer en el pensamiento liberal, Ed. El Conejo, publicada en 1987, donde explora el rol de las mujeres dentro de la tradición liberal. También ha escrito sobre temas de gobernabilidad y democracia en América Latina, como en su libro «Gobernabilidad» versus democracia pluralista, Ed. Abya-Yala, publicada en 2003 donde reflexiona sobre los desafíos de las democracias modernas en el continente. Y su última publicación, Nueva Izquierda en Ecuador, Editorial Ideaz, 2011. Además, ha ofrecido charlas y conferencias sobre antropología filosófica, destacando su capacidad para conectar la filosofía con preguntas esenciales sobre la naturaleza humana y los sistemas políticos​.

Su trabajo es fundamental para comprender las dinámicas filosóficas y políticas en América Latina.


Recursos recomendados: (se aceptan otras sugerencias/recomendaciones)

La Filosofía latinoamericana. Por Rossel Montes en Reporteros de Investigación

Diálogos filosóficos. La filosofía latinoamericana hoy. Entrevista a Nancy Ochoa
Filosofía aquí y ahora. La Filosofía latinoamericana. Capítulo 1

Jugando con las palabras. Taller

Jugar proviene del latín iocāri ‘hacer algo con alegría’. A su vez proviene de iocus ‘broma’

Palabra del latín parabola tomada del griego antiguo παραβολή (parabolḗ) ‘comparación, alegoría’


Las palabras expresan ideas. Alguien puede escribir una palabra en un trozo de papel y después destruir el papel o borrar la palabra. Pero eso no significa que haya destruido la palabra. Solo se ha destruido la versión impresa de la palabra, los pequeños símbolos negros que estaban en el trozo de papel.

Las palabras son las porciones significativas más pequeñas de lenguaje. Combinamos letras para formar palabras pero las letras no tienen, en sí mismas, significado (excepto aquellas letras como, por ejemplo, «y» y «o», que actúan como palabras). Cuando combinamos palabras formarnos frases. Puesto que cada palabra tiene un significado, o un conjunto de significados, cuando formamos frases, seleccionamos las palabras que expresan el sentido que queremos expresar.

Por lo general, nunca pensarnos en este proceso. Nos limitamos a hablar o escribir frases, comunicando lo que queremos decir. Pero de vez en cuando decimos algo que no queremos decir, y esto nos da la oportunidad de volver atrás y repensar las palabras que hemos usado y cómo las hemos puesto juntas. A menudo nos damos cuenta de que hemos elegido la palabra equivocada o de que hemos unido las palabras de una forma que no comunica lo que pensamos. Cuando aprendemos a escribir, tenemos otra oportunidad más para transmitir lo que queremos decir y para expresarlo de una forma más clara.

Las palabras no tienen por qué decirse en voz alta. Se pueden decir silenciosamente para nosotros mismos. Este es un tipo de pensamiento, aunque puede no ser el único. Algunos niños son grandes pensadores verbales, mientras que otros prefieren pensar a través de dibujos o imágenes. Con frecuencia los niños se sienten fascinados por las palabras. También puede ser fascinante escuchar a una persona hablar en una lengua que no es la nuestra.

Los niños que crecen en hogares o comunidades bilingües tienen la maravillosa oportunidad de aprender a expresarse en más de una lengua, mientras que al mismo tiempo desarrollan la habilidad de traducir de una lengua a otra. El hecho de que dos palabras que suenan diferentes puedan referirse al mismo concepto puede ser muy impresionante para un niño pequeño.

Una comunidad de investigación permite a los niños aprender los diferentes estilos de pensar prestando especial atención a las formas en que piensan sus amigos.

Sesión 1: El mundo de las palabras. Los nombres de las cosas o las cosas y sus nombres.

Sesión 2: Las imágenes en palabras. La palabra muda.

Sesión 3: Construyamos un cuento.

Sesión 4: Leamos poemas. Interpretamos.

Sesión 5: Yo soy el cuento.

Sesión 6: El juego de las palabras.

Puedes descargarte el cuadernillo que se seguirán en las sesiones aquí:

Referencias bibliográficas:

Marqués Redolá, C, Marina, J.A ,García Moriyón F., Valores sociales y cívicos: 1º primara, Ed. SM

Marqués Redolá, C, Marina, J.A ,García Moriyón F., Valores sociales y cívicos: 2º primaria, Ed. SM

Marqués Redolá, C, Marina, J.A ,García Moriyón F., Valores sociales y cívicos: 3º primaria, Ed. SM

Sharp, A.H, Splitter, L.J. Manual para acompañar hospital de muñecas, Ed. La torre, Coord. García Moriyón, F.

Nomen, J El niño filósofo. Ed. Arpa

Ruiz, J.C El arte de pensar para niños. Ed. El toro mítico

¿Qué nos hace ser diferentes?

Grupo: 5 -7 años

Un tema clave, la igualdad, pero no visto desde el punto de la moral, sino desde el aspecto biológico

La pregunta parecía ser muy sencilla: ¿Somos todos iguales?

+ No, no somos iguales, aunque nos parezcamos no somos iguales. -Dice N

– Pero si tenemos dos ojos, dos orejas, dos piernas,… Yo creo que sí podemos ser iguales, ¿qué es lo que te lleva a pensar que no podemos ser iguales? –

+ Pues, es muy fácil, que aunque tengamos todo eso igual, cada uno tiene una forma diferente de ver el mundo y una personalidad. Cada uno estamos compuestos de diferentes cosas, por ejemplo: Mi madre dice que si yo tengo un virus o una bacteria, no tiene que afectar por igual a mi hermana. Eso es porque no somos iguales. -Dice N

– Entiendo que haces referencia a nuestra composición, pero algo tendremos en común los unos y los otros, aparte de ese aspecto, ¿no? A ver, ¿Qué opinas M?

– Que si.

– ¿Qué sí? ¿Puedes explicarlo?

– Todos somos personas, y eso es común. – dice M

A partir de ese tema se trataron algunos otros aspectos, hasta que llegamos a una de las partes más interesantes, que quedó un poco en el aire, y que seguro será tocado en otro momento. El tema del pensamiento, la imaginación y los sueños.

– Tenemos en común el pensamiento, pero no la imaginación- dice N

– ¡Ey! Espera, ¿imaginación? ¿Qué es eso de la imaginación?

– ¿En serio no sabes qué es la imaginación? – Pregunta N

– mmm… No, no lo sé. ¿Vosotros lo sabéis?

– La imaginación son como imágenes que tienes en tu cerebro -Dice A

– Como los sueños que tenemos en la cama, que salen monstruos – Dice P (haciendo referencia a la pesadilla que había tenido esa misma noche)

– La imaginación es distinta a todos, cada uno puede imaginar cosas diferentes. Por ejemplo en el dibujo que has hecho cada uno hemos imaginado una cosa diferente: M una oreja, M un caballito de mar, Yo un 3, P un Pulpo y N otro caballito de mar. Aunque podamos imaginar, no quiere decir que seamos iguales, cada uno tiene una imaginación diferente -Dice N

-Entonces ellas son iguales porque han imaginado un caballito de mar, ¿no? Pero mira, tengo una idea. Pensad todos en una casa, y quiero que la imaginéis en vuestra cabecita, y la describáis.

Puesto que les daba algo de vergüenza comentar cómo era la casa que habían imaginado, decido que tienen 2 minutos para dibujarla. Finalmente la dibujan a lo que llegamos a la siguiente conclusión:

– Todos tenemos pensamiento y eso nos hace ser iguales, pero lo que nos hace ser diferentes es: las cosas que pensamos.

La propia imaginación, nos hace ser diferentes. Como vimos al final del taller, partiendo de un concepto tan simple como «Casa», cada uno tenía una idea totalmente diferente de ella, ninguna de las casas era igual. Cada una tenía un detalle diferente, un color, una anchura, una altura,…

Por lo tanto, cabe preguntarse, ¿Qué nos hace ser diferentes?

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Descartes en origen

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El pensamiento de Descartes, la podemos relacionar con la película de “Origen”. Centrándonos en la hipótesis del sueño. Por lo que voy a tratar de hacer una comparación de este método junto el film.

Origen trata de unas personas, que son capaces de introducirse en el sueño de los demás, estos son manipuladores de sueños, cuyo objetivo es hacer que los personajes duden si están despiertos o dormidos y manipular de esta manera las mentes y robar datos financieros.

El personaje principal, explica a sus victimas el origen, es decir, de cómo puede entrar en los sueños y hacer creer que el que sueña se encuentra en un sueño y no en la realidad, y cómo pueden navegar por las mentes de otros. Un ejemplo puede apreciarse sobretodo al final de la película, cuando establece la conversación el personaje principal con su mujer fallecida, donde le explica que ella fue, por decirlo de alguna manera “su rata de laboratorio” donde convierte su vida/sueños en una pesadilla, ella hizo un mundo en sus sueños que ese mundo era el real para ella, es decir, su realidad se encontraba en sus sueños, por ejemplo, sus hijos en el mundo real no son sus hijos los niega, dice que sus hijos verdaderos son los que están en su sueño, porque es la realidad que ella conoce, rechazando así el mundo real. Puesto que cuando soñamos la mente es capaz de cualquier cosa, en el sueño la mente crea un mundo, pero este mundo solo se encuentra en el subconsciente, el sueño parece tan real cuando lo tenemos, que al despertar nos damos cuenta de que algo no cuadra, lo que hace que no cuadre es realmente si seguimos en el sueño, es decir dormidos, o si ya hemos despertado; Entonces… ¿Qué es lo real?

Esta parte se relaciona con Descartes, en la duda metódica sobre el sueño, Descartes dice que durante el sueño vivimos en una realidad falsa que sin embargo creemos que es verdadera mientras dura, entonces… ¿Quién puede asegurar con absoluta certeza que esto a lo que llamamos realidad sea también un sueño? Por lo que podemos tener motivos suficiente como para dudar de que existan las cosas que considero como reales, es decir, se está viviendo en un sueño prolongadamente.

Para salir de esta duda, en la película, el personaje principal explica cómo saber cuándo se está despierto o dormido, con la utilización de un TOTEM, un objeto pequeño que tenga cierto peso que se pueda llevar siempre encima sin que nadie se entere, como por ejemplo la “peonza” que lleva el personaje principal, que cuando está dormido su TOTEM no deja de dar vueltas y cuando esta despierto da vueltas pero en un momento deja de hacerlo, cuando se ve el TOTEM también se sabe que no esta en el sueño de otro, sino en el suyo mismo.

En Descartes se relaciona con la evidencia “cogito ergo sum” (pienso luego existo) puesto que no puede dudar de que duda, por lo tanto es una sustancia porque no duda de que dude. Como ser pensante sabe que existe y no duda de ello. Una vez realizada esta evidencia, hace una reconstrucción del mundo con la recuperación de la idea de Dios, pues él no nos ha creado con la intención de engañarnos.

Para concluir podemos relacionar el TOTEM  de la película con lo que sería en Descartes el cogito.