Matematización y desarrollo científico e informático

               La Segunda parte del Discurso propone un método y un criterio de verdad heredero del matemático. Descartes cree que así todas las ciencias conseguirán éxitos semejantes a los de las matemáticas. La matematización de lo científico y, por tanto, de lo real, es una característica que desde entonces ha impregnado casi todos los ámbitos de la cultura occidental europea y americana. Desde los ejes cartesianos para simbolizar las figuras geométricas hasta el diseño del nuevo acelerador de partículas europeo sólo hay una línea continua que obedece a los mismos parámetros: lo real es lo matematizable. El conocimiento de cómo son las cosas se consigue cuantificando y descubriendo la ley que expresa las relaciones entre esas cantidades. Al fin y al cabo, lo que define a un elemento atómico son elementos cuantificables, son números. Los descubrimientos en todos los campos científicos (física, química, biología…) y todas las aplicaciones técnicas (ingenierías, medicina…) han sido tales que la fe en la religión ha sido sustituida por la fe en la ciencia. Si el desarrollo científico continúa como hasta ahora, se afirma, se encontrará la solución a todos los problemas del hombre. La salvación está en la ciencia. Descartes creía haber puesto las bases ciertas para abordar ese desarrollo científico en el que él mismo participó. Una prueba de esta fe es que todos los gobiernos insisten en la necesidad de invertir en investigación científica.

              

La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla del “mundo digital”, de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento: un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria. Es cierto que los últimos estudios sobre el funcionamiento de los sistemas axiomáticos han detectado la posibilidad de que aparezcan incoherencias, no obstante estas indeterminaciones no tocan lo esencial de su funcionamiento. La necesidad de lo matematizado sigue dominando.

Introducción

«Discurso del método. Para dirigir adecuadamente mi razón y buscar la verdad en las ciencias»

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Se trata de la primera obra publicada por Descartes en 1637, a pesar de que el proceso de su elaboración comenzó en el 1619. En ella se encuentra la Filosofía completa del autor, aunque resumida cautelosamente (por no despertar a los teólogos y a la inquisición). Marca así una obra de madurez.

Esta obra es una «Discurso» porqeu se debe entender como prefacio o introducción («no tengo la intención de enseñar, sino solo de hablar») a una obra científica más grande. Se trata de una reflexión filosófica, en que mezcla aspectos de su vida (filosofía existencial) con la preocupación por un método unificado para la razón.

Toca el terreno de la lógica, la física (una Física Mecanicista que explicará toda la naturaleza y como alternativa a la explicación aristotélica del mundo) y de la Metafísica.

Como menciona en la primera parte del Discurso, para él todas las Ciencias forman una unidad. Es como un árbol en el que la Metafísica son las raíces, la física o filosofía natural el tronco y las ramas las demás Ciencias, en especial la Mecánica, la Medicina y la Moral.

Esta obra, Descartes la divide en Seis Partes:

  1. La Razón y las Ciencias: (carácter autobiográfico)
  2. Principales reglas del método
  3. La moral provisional
  4. Los fundamentos de la metafísica: la existencia del alma, Dios y mundo.
  5. Física y Fisiología
  6. Justificación de la obra
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Una obra, que consciente de la falta de Unidad, en la que el propio Descartes se basa en dos vertientes:

  1. Quiere ser un método para «toda clase de materias» (método científico).
  2. «mi propósito no es enseñar el método que cada uno debe seguir para conducir bien su razón, sino hacer ver solo de qué modo he procurado conducir la mía» (aspecto existencial).

El Discurso es presentando teniendo en cuanta varias consideraciones para formar esa Unidad de la Obra:

  • Presenta al público un proyecto filosófico-científico global que reemplace al dominante aristotélico-escolástico en todos los campos.
  • Dirigida al público en general, por ello mismo, no entra en cuestiones que se hallan en disputas entre los «doctos».
  • Es una autobiografía de alguien que ha decidido examinar todas las opiniones y no admitirlas. Se trata de ese espíritu insatisfecho con la educación recibida desde su niñez.

Por ende, el éxito de esta obra está en su sentido pragmático, un manifiesto a favor de la Razón, contra la Autoridad y el Prejuicio.

Bibliografia:
– Discurso del método
– Biografías y vidas
– e-torredebabel
– philosophica.info
-Apuntes propios

El problema del Conocimiento y el Método. Descartes.

En el siglo XVII el principal problema fue el conocimiento. Se tendrán diversas cuestiones a las cuales darles una respuesta.

En esta época dos escuelas permanecerán enfrentadas, el racionalismo y el empirismo. El racionalismo defiende que con la razón alcanzamos la verdad, y que por medio de las matemáticas, se llega al conocimiento, estableciendo como ideal de conocimiento el sistema deductivo, lo que quiere decir que a partir de unos principios se puede llegar a deducir el resto de verdades. Por otra parte el empirismo, defiende que el conocimiento procede de los sentidos, rechazando la existencia de las ideas innatas y utilizando el método inductivo a partir de las experiencias  extrae conclusiones, tomando como modelo experimental la física.

Descartes, en el terreno del conocimiento, se enfrenta al escepticismo. Trata de construir un sistema de conocimientos empezando por la renovación de la filosofía, ya que según él ésta es la base de las ciencias y si ésta es dudosa las ciencias también lo serán. Por lo tanto, no estando contento con los conocimientos recibidos en el colegio de La Fleché, puesto que estos podrían ser dudosos, decide dedicarse a viajar.

Para Descartes la primera condición es encontrar un método que no sea erróneo. El punto de partida es la razón o buen sentido que todos los hombres tienen igual, pero cada uno toma caminos diferentes sin considerar las mismas cosas. Aunque no es suficiente tener buen sentido, sino aplicarlo bien, necesitando otros modos de conocer la razón y la necesidad de un método.

Dos son los modos de conocer la razón: la intuición, una especie de “luz natural” por la cual sin duda ni error se captan las ideas verdaderas, y la deducción, que es la sucesión ordenada de evidencias alcanzando las ideas claras.

Descartes cree que los geómetras poseen propiedades para avanzar en el conocimiento de la filosofía, destacando tres puntos: el primero es el método de geometría que desarrolla una cadena de ideas claras que serán descubiertas por la intuición y trabadas en largas cadenas deductivas. El segundo consiste en no aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza, y el tercero es respetar el orden de la deducción.

Así, Descartes presenta su método, el cual es resultado de la aplicación del método matemático a la filosofía.

Descartes formula cuatro preceptos que se aplicaran a la filosofía. El primero es la evidencia, hay que evitar la precipitación y la prevención, no aceptando como evidente lo confuso ni aceptar como verdadero lo que es claro. Así pues, formula el criterio de verdad entre claridad (conocimiento limpio de la mente) y distinción (que no tiene nada en común con las demás cosas). El segundo es el análisis minucioso de los problemas hasta reducirlos a ideas claras. El tercero la síntesis, sucesión de ideas claras y distintas para llegar al conocimiento, deducción; por último, la enumeración, tanto del análisis como de la síntesis. La pretensión final de estas enumeraciones es extender la evidencia de la intuición a la deducción.

Para llegar a la primera parte del método (evidencia) es necesario descartar todo aquello que no se muestre de forma clara y distinta, y por ello sea motivo alguno de duda, comenzando así la duda metódica, puesto que para conseguir algo verdadero debemos comenzar dudando y necesitamos basarnos en una verdad para construir el edificio del conocimiento.

En primer lugar, Descartes dice que tenemos motivos sobrados para dudar de los datos de nuestros sentidos, puesto que estos nos engañan en ocasiones. En segundo lugar, duda de los sueños, puesto que durante el sueño vivimos en una realidad falsa que sin embargo creemos que es verdadera mientras dura; por último, descarta las verdades racionales las cuales son consideradas indudables, como las matemáticas, pero puede caber la posibilidad de que exista una “genio maligno” que haga que nos equivoquemos continuamente con nuestro propio entendimiento, por lo que se presenta como duda.

Finalmente, con todo ello, Descartes, ante este radical proceso de duda, le lleva a un callejón sin salida, situándonos en el punto del escepticismo, donde la verdad no existe y si existe el hombre es incapaz de conocerla, los sentidos nos engañan y son subjetivos. Con la afirmación del escepticismo, afirma la imposibilidad de alcanzar el conocimiento verdadero, porque la razón es tan débil que se encuentra imposibilitada.

A partir de aquí Descartes, buscará una solución para salir de ese estancamiento, de ese callejón sin salida del escepticismo, presentándose la formula “cogito ergo sum” (pienso luego existo) puesto que puedo dudar de todo, menos de mi existencia.

Una vez establecido este principio indudable, la cuestión es cómo recuperar la confianza en las certezas sobre el propio cuerpo y sobre el mundo externo a partir de él. Para ello, se debe explicar la teoría de las sustancias y los tipos de ideas en la filosofía cartesiana.

Discusión hermenétuica bajo el árbol de la sabiduría, portada del Tratado del Azoth de Basilio Valentín. La metafísica es la raíz del árbol de la filosofía; la física, el tronco, y las otras ciencias, sus ramas.

R. Descartes: Vida y obra

41dR. Descartes, nacido el 31 de marzo de 1596 en la Trurena (Francia), muere el 11 de febrero de 1650 en Estocolmo. El más conocido representante de la corriente racionalista.

Hijo de una familia de origen noble y con recursos ecónomicos, recibió una sólida formación en el colegio jesuita de La Flêche, desde el 1606 hasta alrededor del 1614, donde se instruyó en humanidades, matemáticas, mecánica y filosofía escolástica, pensamiento que predominaba en este centro, cuyos conocimientos filosóficos aprendidos le dejaron profundamente insatisfecho. Pues en 1616, licenciado en Derecho, había quedado fascinado por la certeza y las evidencias de las matemáticas y desilusionado con respecto a las enseñanzas filosóficas recibidas decidió estudiar en el gran libro del mundo.

Se alista como voluntario en el ejército protestante de Nassau al empezar la guerra de los Treinta Años. Pero en 1619 tuvo unos sueños que le hicieron vislumbrar el fundamento de toda su filosofía: un uso adecuado de al razón, que apoyada en los presupuestos matemáticos, unificaría un método único que justifique todo el saber.

Entre el 1620 y 1629 se dedicó a viajar, en este último año se instaló en Holanda, buscando aprovechar el ambiente de superior libertad de pensamiento que allí se respiraba, lejos de los políticos y de los cardenales de París. Desde entonces reside en varias localidades hasta el 1649, año que, asfixiado por las denuncias de reformistas y católicos acepta la invitación de la reina Cristiana de Suecia y se marcha a Estocolmo, donde fallece.

OBRAS:

Entre sus obras podemos destacar Tratado del mundo y de la luz en 1633, una obra de carácter científico, que no llegó a publicar atemorizado por la condena de Galileo en Roma, ya que en ella defendía el heliocentrismo. El Discurso del Método para conducir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, comúnmente conocido como Discurso del Método, fue publicado en Holanda en el año 1637. Las Meditaciones Metafísicas fueron publicadas en 1641, acompañadas de las objeciones de seis filósofos conocidos, uno por cada meditación, y las respuestas que Descartes ofrece a dichas objeciones. En 1644, publicó una síntesis completa de todo su pensamiento, donde agrupó tanto su filosofía como sus investigaciones científicas y que sirviera como manual académico, esto era Los principios de la filosofía. Entre el 1645 y 1649, se dedicó a estudiar las pasiones, y fruto de ello fue el Tratado de las pasiones del alma, publicado en 1649