Cuarta Filípica: El Dominio del Miedo

Relaciones Internacionales

I. Introducción: De la Razón Burocrática a la Ley de la Selva

Si vis pacem, para bellum. Permíteme la licencia del latinajo que, lejos de invocar al demonio, evoca una contradicción que lleva rigiendo las relaciones internacionales desde que se fundaron las sociedades.

No sé si alguna vez te has dado cuenta de que cuando miras una estrella y la ves brillar en el firmamento, no estás mirando esa estrella, sino el recuerdo de lo que queda de ella. Porque la distancia que hay entre la emisión de la luz y la recepción que tiene tu ojo hace que, en muchas ocasiones, esa estrella hace tiempo que se apagase.

Algo muy similar a lo que ocurre con nuestro compañero Vegecio, que fue el que escribió Si vis pacem, para bellum. Esa famosa frase que se le atribuye a César erróneamente, es, en realidad, el eco de una verdad histórica que ya no existe.

Dicho esto, y antes de entrar en materia, te pido recuerdes lo visto en la anterior Filípica: desmantelamos al Leviatán Burocrático que nos asfixia con reglamentos. Hoy tienes que enfrentarte al Leviatán Primigenio: el sistema mundial regido por la ausencia de Ley y el dogma del miedo.

Tras ver cómo el Sofisma de la Complejidad fomenta la Pereza Existencial en casa, debemos preguntarnos: ¿Es la anarquía internacional un destino fatal, o es el resultado de un Gran Sofisma que nos obliga a renunciar a la Horizontalidad?

El paradigma dominante de la política global es el Realismo Político. Este es, en esencia, la aplicación del Determinismo Estructural a la esfera internacional, y debes rechazarlo.

II. El Gran Sofisma Global: La Inevitabilidad del Conflicto

El Realismo, fundado por pensadores como Morgenthau, postula que la naturaleza humana es egoísta y que los Estados se comportarán siempre bajo la lógica de la lucha de poder. En la arena internacional, la ausencia de un gobierno central (anarquía) convierte el miedo y la fuerza en la única ley.

Te tengo que decir que en el caso de Vegecio, debemos ser claros con la realidad de su tiempo. Si bien voy a seguir dando la turra con el Imperio Romano, porque considero que es un referente ineludible para nuestra historia, nuestra filosofía, nuestra cultura y nuestra política, te pido mirar al contexto:

Vegecio, con su tratado para la guerra (De Re Militari), no invocaba una regla de oro de la conquista, sino que señalaba la ineficiencia y la corrupción. El problema que él veía era la falta de disciplina y la falta de capacidad de un imperio que ya se había partido en dos. El Leviatán se pudría desde dentro.

  • El Falso Dilema Geopolítico: Este paradigma nos impone un Falso Dilema brutal: «O vives bajo la perpetua amenaza de la guerra O te sometes a la hegemonía de un poder superior». No se concibe una tercera vía de cooperación basada en la Ley Racional.
  • El Fatalismo de la Pereza: Esta tesis es un poderoso inductor de la Pereza Existencial. El ciudadano, al creer que el conflicto es un destino ineludible (el Determinismo Estructural en acción), renuncia a exigir soluciones éticas. delegas la Responsabilidad Radical en el Estado, permitiendo que la Razón Instrumental (la fuerza militar y económica) actúe sin contrapeso ético.

III. La Perversión de la Provisión: La Guerra como Justificación del Estado

Hay que ver, por ejemplo, cómo esta lógica de conflicto es autorreplicante y se manifiesta históricamente. Pero en vez de estar hablando de historia por una vez, te voy a hablar de algo que acaba de ocurrir.

La autorización que le ha dado Estados Unidos a Corea del Sur para que pueda volver a desarrollar submarinos con propulsión nuclear se hace bajo la premisa de que China se está militarizando. También se le ha dado permiso para aumentar el gasto militar a Japón. Además, nos consta que Corea del Norte no solo tiene una bomba atómica, sino que también está intentando trabajar en esos submarinos de propulsión nuclear. Hazte a la idea: ese contexto es tener el arma de proyección marítima más importante.

La justificación de este rearme sigue siendo la frase aquella de Vegecio de Si vis pacem, para bellum. Y es que la remilitarización de Japón y la inversión en submarinos nucleares a Corea del Sur se hace bajo el contexto donde las potencias orientales —las que están en auge económico— son las que están marcando la pauta sobre los posibles puntos de tensión bélicos.

¿Por qué estoy haciendo tanto hincapié en estas exportaciones? Pues muy sencillo, porque la realidad es que el único benefactor de la guerra es el Estado, algo que no digo yo sino que me apoyo en un pensador contemporáneo, como es el gran profesor Miguel Ancho Bastos.

En esta lectura, nos damos cuenta de que, en el plano internacional de la Realpolitik, todo se moverá para que todo se mantenga, aunque se cambie todo para no cambiar nada. La forma de justificar el sueldo que tienen los cargos públicos es recordando continuamente que la guerra está en las puertas.

Esto también se puede ver a nivel histórico en casos como, por ejemplo, la Segunda Guerra Púnica, donde Fabio Máximo se aprovechó de la situación para socavar el Poder Popular e intentar ser dictador de Roma. El conflicto, en manos de la Verticalidad, siempre es una herramienta de acumulación de poder.

IV. La Horizontalidad como Desafío: Ley Racional vs. Fuerza Bruta

La única respuesta a este Dominio del Miedo es la defensa de la Horizontalidad Virtuosa en la esfera global.

  • El Humanismo como Ley: Si bien hemos hablado del humanismo como ley, como señala Hannah Arendt en esa lectura que hace del juicio de Núremberg, o la cooperación del riesgo como señalan Camus y Sartre, aquí es donde quería hacer otra clase de historia y hacer una reflexión respecto a la lectura.

Y esta vez, mi amigo lector, si eres español, por favor, ten la benevolencia de ver lo que planteo desde una perspectiva neutral y sin sesgos.

La Nación y la internacionalización de los conflictos están igual de unidos que los dos cantos de una moneda. El 20 de noviembre que se recuerda como la fecha en la que Franco murió, tiene otras efemérides que se deben tener en cuenta: la efeméride del 20 de noviembre del 36, el fusilamiento sumario de José Antonio Primo de Rivera en el contexto de los primeros años de la Guerra Civil.

La Segunda República fue advenediza porque se constituyó sobre unas elecciones locales y la huida del monarca. Esta situación demuestra que Arendt tiene razón: la paz no es la ausencia de guerra, sino el marco fuerte y rígido de la Ley y la Justicia.

En el momento en que los «proto-revolucionarios» decidieron «tomar el cielo con las manos,» abrieron la caja de Pandora… El conflicto interno (la Verticalidad fratricida) surgió de la anulación de la Ley Racional que debía haber protegido a la minoría.

Al hilo de esto y la guerra, tenemos la contraparte de lo que se aportó en 1975 como fue el modelo de la Transición, que es el ejemplo de salir de un régimen autoritario a uno democrático con plenas garantías. La máxima de «de la ley a la ley» se convierte en la simiente para constituir naciones fuertes estructuralmente hablando.

Más allá de eso, algo que también hay que destacar es lo que simbolizaron los Juicios de Núremberg. Se entendió que a la guerra, que permitía el «todo vale», hacía falta ponerle normas.

Entonces, si nos damos cuenta de que la guerra como individuos no nos interesa y huimos sistemáticamente de la violencia, ¿por qué permitimos que la ejerzan contra nosotros estas estructuras nacionales e internacionales?

V. La Globalización en el Sofisma: La Incoherencia de la Verticalidad

ves la paradoja: una globalización que busca quitar fronteras, ¿por qué se sigue armando y preparando un eventual conflicto? ¿Por qué se busca recuperar el orgullo nacional, si se crean figuras supranacionales que hablan y dictan cómo tienen que trabajar los estados, colocando más losas en los hombros cansados de sus ciudadanos?

Observa el derecho internacional: el propio reconocimiento de una nación depende de que la reconozcan sus pares. Hemos llegado al punto en el que una población no puede decir que tiene patria si otras naciones deciden que no lo es —caso de esto es Kosovo, Palestina o el Sáhara—. eres la Razón, y debes exigir el porqué.

La Verticalidad global te intenta señalar que el problema es la economía, que hay intereses económicos de personas malvadas que están detrás de todo. Pero ¿y si las empresas solo quieren sobrevivir y los que realmente están buscando mantenerse y lucrarse del conflicto son los que tú votas?


VI. Conclusión: El Despertar de la Razón Global

El Leviatán Burocrático y el Leviatán Global te han vendido la mentira de que la anarquía es inevitable para justificar su propia existencia y su sueldo. no eres un peón en un juego sin reglas; eres la Razón y la Responsabilidad Radical.

Debes exigir que el Leviatán Burocrático y el Leviatán Global se sometan a la Horizontalidad de la ética. La Razón Instrumental solo es moral si sirve al Humanismo y a tu dignidad, no a la acumulación de poder del cargo público.

En la próxima entrega (Filípica V), llevaremos la crítica a la escala histórica más amplia: el Auge y Caída de Imperios, para ver cómo la renuncia a la Horizontalidad ha sido siempre el preludio al colapso de las grandes Verticalidades.


Bibliografia.

Arendt, H. (1974). Los orígenes del totalitarismo. Taurus.

Bastos, M. A. (2018). Capitalismo: Curso de introducción. Unión Editorial.

Hobbes, T. (2017). Leviatán: La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil. Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1651).

Juliá, S. (2007). Vida y tiempo de Manuel Azaña (1880-1940). Taurus.

López Rodó, L. (1990). La larga marcha hacia la monarquía. Plaza & Janés.

Morgenthau, H. J. (1986). Política entre las naciones: La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano. (Obra original publicada en 1948).

Preston, P. (2011). El holocausto español: Odio y exterminio en la Guerra Civil y después. Debate.

Vegecio, F. (2005). Epitome de la institución militar. Cátedra. (Obra original publicada en el siglo IV d.C.).

Waltz, K. N. (2015). Teoría de la política internacional. Prometeo Libros. (Obra original publicada en 1979).

Apología al No

El hombre libre es aquel que no teme decir ‘No’.


El “No” es mucho más que una simple negación; es una afirmación enmascarada, una declaración contundente de existencia, identidad y límites. EN un mundo obsesionado por el “Sí”, con la afirmación constante y la búsqueda interminable de aprobación, el “No” se erige como un acto de resistencia, un baluarte de la autonomía y una forma profunda de pensamiento crítico. Decir “No” es un ejercicio de libertad. Cada vez que lo pronunciamos, trazamos una línea que protege nuestro espacio interior y establece una barrera ante las imposiciones externas. Es, en esencia, la forma más pura de declarar que tenemos una voluntad propia y que no estamos dispuestos a diluirnos en el flujo de lo esperado.

La filosofía misma nació de una negación. Los primeros pensadores se atrevieron a rechazar las explicaciones dogmáticas y las creencias cómodas de su tiempo, apostando por la incertidumbre y la duda. De hecho, el mismoRené Descartes llegó a su célebre “Pienso, luego existo” tras negar todo lo que pudiera ser falso, esto quiere decir que muchos de esos noes en la historia del pensamiento humano ha sido una pequeña, o grande, chispa de renovación. Se puede considerar que, lejos de destruir, el «No» abre la puerta a nuevas formas de entender el mundo, a preguntas que antes no nos atrevíamos a formular. Es, por tanto,un acto profundamente creativo, un motor de transformación que impulsa tanto al individuo como a la sociedad hacia territorios inexplorados.

Sin embargo, el «No» no solo tiene un valor intelectual o filosófico. ¿Qué nos sugiere la negación dentro del ámbito ético?  Se puede considerar de que se trata de una herramienta esencial para delimitar lo que no estamos dispuestos a tolerar como individuos y como humanidad. Decir «No» a la violencia, a la injusticia o a la discriminación no es solo un acto de rechazo, sino una afirmación de principios que define quiénes somos. Pero esta negación no debe ser impulsiva ni sistemática; requiere reflexión, convicción y responsabilidad. Un «No» vacío puede ser destructivo, mientras que un «No» bien pensado, es una forma de defender la integridad y la dignidad.

Tambien lo encontramos en el plano personal, la negación tiene una dimensión profundamente íntima. Aprender a decir «No» es aprender a cuidar de nosotros mismos. Es el acto mediante el cual protegemos nuestra energía, establecemos límites saludables y nos negamos a aceptar demandas que nos agotan o relaciones que nos destruyen. El «No» es, en este sentido, un gesto de amor propio, una forma de recordarnos que no somos infinitos ni omnipotentes, y que proteger nuestra esencia es tan importante como compartirla. Como afirmó Rainer Maria Rilke, «la soledad es el lugar donde se encuentra la verdad» en Cartas a un joven poeta. Y muchas veces, el «No» es el primer paso hacia esa soledad necesaria, hacia ese encuentro con nuestra voz más auténtica.

Si el «No» es tan poderoso, tan esencial para nuestra libertad, creatividad y dignidad, cabe preguntarse: ¿por qué nos cuesta tanto decirlo? ¿Es el miedo al conflicto, a la soledad o al rechazo lo que nos paraliza? ¿Cuántas veces aceptamos algo por inercia, traicionando nuestra esencia en el proceso? ¿Qué nos dice esto sobre nuestra sociedad, que premia el «Sí» como un símbolo de cooperación, pero castiga el «No» como un acto de disidencia?

El «No» no es, como podría parecer, un símbolo de negatividad, sino de posibilidad. Es el cimiento sobre el que construimos nuestras decisiones, nuestras convicciones y nuestra identidad. Es el acto de resistencia que desafía la inercia del conformismo, la semilla del pensamiento crítico y la frontera que protege nuestra humanidad. Defender el «No» es defender la libertad, la creatividad y la autenticidad. En un mundo que idolatra el «Sí», que premia la complacencia y castiga la disidencia, el «No» es un acto revolucionario. ¿Cuántos «Noes» valientes están pendientes en tu vida? ¿Cuántos «Noes» necesitas pronunciar para ser quien realmente eres?


Nota: Este texto surgió a partir de una conversación en la que se demostró -o se intentó demostrar- la importancia de saber decir «No», especialmente a una persona que afirma «no saber cómo hacerlo o que nunca dice no». Como ejemplo, se utilizó la figura del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, entre otros. Si a él se le hubiera dicho «No» en lugar de llevar a cabo los ataques a Palestina, es posible que hubiera acatado esa orden. Este ejemplo ilustra cómo el «No» puede ser un acto de resistencia y una herramienta para evitar decisiones destructivas. Si todos tuviéramos la capacidad de decir «No» de manera firme y reflexiva, podríamos evitar muchas de las injusticias y daños que surgen cuando se cede ante presiones externas o la complacencia. El «No» es, en última instancia, un acto de responsabilidad que, si se emplea con convicción, puede prevenir la perpetuación de abusos y opresiones.

La zona gris de la humanidad

A lo largo de los siglos, la humanidad ha oscilado entre el bien y el mal, la guerra y la paz, la libertad y el control. Estos conceptos no son solo parte de nuestra historia, sino de nuestra esencia. Los actos de violencia y opresión contrastan con nuestros ideales de justicia y convivencia, y nos empujan a reflexionar sobre nuestra naturaleza, nuestras elecciones y las estructuras que nos moldean. 

El mal, en sus múltiples formas, nos confronta con las facetas más oscuras de nuestra condición. Actos como la tortura, el genocidio o la esclavitud, aunque formalmente condenados hoy, no son solo una herencia del pasado: persisten en el presente, revelando que el mal no es un anacronismo, sino una realidad. Lo vemos en muchos de los conflictos armados que están ahora mismo sobre la palestra, mensajes en RRSS, entre otros…

Hannah Arendt, al observar el juicio del nazi Adolf Eichmann, describió el mal como «banal», encarnado no en un monstruo, sino en un hombre corriente que renunció a pensar y obedeció órdenes. Esto pone en duda la idea de que el mal solo reside en intenciones malignas, sugiriendo que, muchas veces, las circunstancias y la falta de reflexión son los verdaderos catalizadores del daño. 

Si aceptamos esta perspectiva, surge una pregunta esencial: ¿cuánta responsabilidad tiene un individuo que actúa bajo presión o en un sistema que fomenta el mal? ¿Es la obediencia ciega tan peligrosa como el odio deliberado? 

Ilustración de un taller de FpN sobre ¿Qué es el mal? (12-14 años)

Experimentos como el de Stanley Milgram refuerzan esta idea: personas comunes, en situaciones controladas, son capaces de causar sufrimiento grave simplemente porque una figura de autoridad se lo pide. Este fenómeno plantea una cuestión inquietante: ¿cómo evitamos que las estructuras sociales nos conviertan en agentes de daño? 

Esto nos lleva a tratar otro tema, el bien y el mal, como algo que está más allá de lo maniqueo.

La filosofía ha intentado desentrañar esta dualidad. Desde la visión de Hobbes, quien veía al ser humano como egoísta por naturaleza, hasta Rousseau, que lo consideraba bondadoso hasta que la propiedad y la sociedad lo corrompían, las perspectivas son diversas. Sartre, por su parte, negó una naturaleza fija, afirmando que somos lo que hacemos con nuestra libertad. 

La literatura también ha explorado estas tensiones. En “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, Stevenson muestra cómo el mal puede ser una parte latente de nuestra identidad, lista para emerger cuando las circunstancias lo permiten. Si nuestras acciones no siempre obedecen a intenciones claras, ¿qué nos define: ¿lo que hacemos, lo que deseamos o lo que intentamos evitar?  ¿Es posible que el mal sea, en cierto sentido, necesario para comprender y valorar el bien? ¿O deberíamos aspirar a eliminarlo completamente, si eso fuera posible? 

He mencionado la palabra libertad, una de las más evocadoras y manipulables del lenguaje humano. Su capacidad para inspirar, movilizar y justificar acciones de todo tipo la ha convertido en un concepto poderoso, pero también ambiguo. Aunque a primera vista parece ser un ideal universal, su significado cambia según quien la emplee y el contexto en el que se invoque. Históricamente, ha sido la bandera de ideologías y movimientos opuestos: fascistas, comunistas, dictadores y revolucionarios han encontrado en ella un símbolo adaptable para sus causas, ya sea para justificar una guerra, promover un genocidio o defender derechos fundamentales. Esta versatilidad no solo refleja su atractivo retórico, sino también su capacidad para ser tergiversada y servir a intereses particulares.

En esencia, la libertad es un concepto positivo. Sin embargo, cuando se utiliza como herramienta discursiva, puede convertirse en un arma para legitimar actos de opresión y violencia. Esto nos enfrenta a una paradoja esencial: ¿es la libertad un fin en sí mismo o un medio para alcanzar otros objetivos? En muchos casos, la libertad pierde su sentido original y deja de ser una condición para la convivencia y la autorrealización, transformándose en un pretexto para dividir, destruir y dominar.

Esta omnipresencia contribuye a banalizar su valor y a desviar la atención de cuestiones esenciales: ¿para qué sirve la libertad y a quién beneficia realmente? Cuando tanto opresores como oprimidos la reclaman como bandera, se hace evidente la necesidad de cuestionar su uso, su contexto y su autenticidad.

La libertad auténtica no puede ser la simple ausencia de restricciones ni la capacidad de imponer la propia voluntad sobre otros. Su significado más profundo radica en el equilibrio entre derechos y responsabilidades. Si el ejercicio de la libertad de unos implica la opresión o el sufrimiento de otros, deja de ser una verdadera libertad en el sentido ético y humano. Este equilibrio exige una reflexión mucho más profunda, ya que no se trata solo de defender la libertad como un principio abstracto, sino de considerar sus implicaciones y límites en nuestras relaciones, sociedades y sistemas.

En fin, la filosofía contemporánea, lejos de quedarse en preguntas sin respuesta, puede ofrecernos herramientas para enfrentar estos desafíos. Como sugiere Foucault en “La hermenéutica del sujeto”, debemos volver al gnothi seauton (conócete a ti mismo) para reflexionar sobre cómo vivir éticamente en un mundo lleno de sombras. Esta mirada introspectiva nos invita a construir una vida más consciente, basada en la bondad, la convivencia y el respeto por las libertades. 

Al final, somos seres complejos, grises, atrapados entre luces y sombras, no todo es blanco o negro. Pero la cuestión es, ¿es esta «zona gris» una excusa para la inacción o una oportunidad para elegir el bien a pesar de nuestras imperfecciones?  Porque, aunque el camino sea difícil, el objetivo es claro: construir un futuro donde el bien prevalezca, donde la paz supere a la guerra, y donde la libertad no sea un privilegio, sino un derecho inalienable. 


El texto fue escrito a partir de algunas de las ideas de las introducciones de los filocafés: ¿Hay personas completamente malas? (partes 1 y 2), Diálogos sobre guerra y paz, y Libertad y control.


Educación o producción

“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida”

Pitágoras

Desde hace unos meses, estoy cursando un Ciclo Formativo en Técnico en Educación Infantil para aprender sobre la primera infancia, motivada por mi experiencia como madre y especialista en Filosofía para niños.

Después de varios temas revisados, tareas entregadas (y las que faltan) y lecturas complementarias, he comenzado a reflexionar profundamente sobre la formación de futuros educadores y formadores.

El artículo que sigue es una reflexión final de una tarea con el tema «empleabilidad en los sectores productivos» para la asignatura «Itinerario para la empleabilidad». Esta, junto con «Digitalización aplicada a los sectores productivos» y «Sostenibilidad aplicada al sector productivo», me ha llevado a un firme “¡basta ya!”. Se trata de asignaturas enfocadas casi exclusivamente en «cómo alcanzar el éxito en la empresa», dejando a un lado «cómo alcanzar el éxito en la educación«. ¿Realmente es necesario dedicar tres asignaturas sobre empresa y producción en una formación para «Técnico en Educación Infantil»?

Desde hace aproximadamente 10 años me dedico al mundo de la docencia. Aunque esta experiencia no es extremadamente extensa, me ha permitido desarrollar una perspectiva amplia y reflexiva sobre la educación y su relación con el sector productivo no solo en relación a la asignatura de «Itinerancia para la empleabilidad», sino también en digitalización y sostenibilidad. Tres asignaturas que se centran en el concepto de empresa y deja de lado el concepto de educación -al menos en este primer tema-. Gracias a este recorrido, puedo ofrecer una crítica constructiva que subraya que el sistema educativo no debe centrarse exclusivamente en las necesidades de la empresa y el mercado, sino que debe fomentar una educación integral que promueva el desarrollo crítico, ético y humano de los estudiantes, preparándolos para ser individuos libres y pensantes, capaces de cuestionar y transformar su realidad. Pero si al formar profesionales de la educación nos guiamos únicamente por el “éxito” de la empresa, como parece ser el enfoque prioritario de algunas asignaturas, ¿qué tipo de educación estamos fomentando?

Ilustración de Frato “La máquina de la escuela”.

El sector de la educación desempeña un papel crucial en la formación de las futuras generaciones, no solo en términos de conocimientos académicos, sino también en el desarrollo de habilidades críticas, éticas y sociales que permiten a los individuos pensar de manera autónoma y cuestionar el mundo que los rodea. Sin embargo, en el contexto de un sistema capitalista de producción, la educación ha sido progresivamente transformada en una mera herramienta funcional al servicio de la reproducción del orden económico y social vigente. Este proceso se evidencia, por ejemplo, en los libros de Filosofía de 1º de Bachillerato, donde se incluyen temas centrados en la empresa y el mercado, como si las dinámicas empresariales fueran los únicos espacios significativos de desarrollo humano. Pero, ¿qué sucede con lo humano en todo esto?

En este sistema, los estudiantes son tratados no como “sujetos libres, individuales y críticos”, sino como productos de una especie de “fábrica” cuyo objetivo es generar «mercancías humanas» que se ajusten a las necesidades del mercado laboral. Esta visión instrumental de la educación reduce la capacidad de los individuos para cuestionar, reflexionar o actuar de manera autónoma, y promueve un aprendizaje que no va más allá de la adquisición de competencias técnicas que se alinean con los intereses capitalistas. De esta manera, el sector educativo se convierte en un reflejo de las dinámicas de poder, control y explotación propias del sistema capitalista, donde el verdadero objetivo de la educación se desvía de la emancipación y el empoderamiento de los individuos hacia la conformidad y la adaptación al status quo.

Entonces, si la formación docente se centra en servir los intereses de la empresa, moldeando a los futuros educadores para satisfacer las demandas del mercado, ¿qué tipo de educación estamos realmente preparando? ¿Una que libere el pensamiento o una que, irónicamente, enseñe a no pensar?

“Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”

I. Kant

Machismo, ¿Por qué?

Una de las lacras de nuestra sociedad es el machismo, cuya esencia reside en la afirmación y justificación de la supremacía masculina a partir de la fuerza bruta como mecanismo de poder.

Sobre el origen del machismo es difuso. No podemos saber con exactitud cuándo o en qué momento empezó a formarse. Si echamos la vista atrás hacia las sociedades prehistóricas, se considera que en estas sociedades no existía una división de género en cuanto preponderancia del hombre sobre la mujer, sino que se trataba de una división del trabajo por sexos. Quizás podría considerarse que fue en el momento de la sedentarización y, con ello, la aparición de las primeras sociedades guerreras cuando se empezó a fraguar la opresión masculina sobre la mujer.

Una de las razones, entre otras, podría ser la necesidad que tenía las diferentes sociedades o culturas de armarse con un equipo bélico para cargar contra otros grupos, en estos casos, se consideraba la mujer como un ser débil, en cuanto a fortaleza, y, por ende, debía quedarse al cuidado del hogar. De esta manera, paulatinamente se fue relegando a la mujer. «Fue así como el mayor desarrollo muscular y fuerza física confirieron al varón
una ventaja que él utilizó para extender su dominio a otras esferas de la vida.»

Fuente: Pixabay

Cabe comentar, que si echamos un ojo a la historia, nos encontramos que toda la tradición histórica está repleta de machismo. Quizás, en parte, porque sus redactores fueron hombres, los cuales, ven en la mujer el fruto prohibido y la portadora de todos los males. La cruz con la que tuvieron que cargar la pobre Eva y la pobre Pandora, fue la sentencia heredada para todas sus descendientes que tuvieron que aguantar y aguantan, de esta manera, la superioridad masculina.

Volviendo al campo de batalla, la mujer no podía competir contra el hombre en las civilizaciones conquistadas, pues, era el sexo débil, de ahí que tras una conquista en casos de guerra, sea la mujer la que es violada, mutilada y sometida a todo acto inmoral. A medida que el hombre fue ganando su papel de ser superior ante una mujer ya sometida, un poder en el que se basa única y exclusivamente en la superioridad física, y con la apropiación de las instituciones religiosa, -no hay que olvidar el poder social que la religión tiene en la formación y continuidad de las culturas y sociedades-, queda, por lo tanto, la mujer arrodillada y subyugada a la voluntad de lo masculino.

Entre los grabados de la serie ‘Los Desastres de la Guerra’, el aguafuerte titulado ‘No quieren’, de Goya.

La mujer, queda apartada de todo aquello que hoy consideramos un derecho, como es la educación, el poder de decisión, el acceso a la información, la capacidad de leer y escribir,… se funda así la “hombría”, donde la literatura, pintores, escultores, pensadores tendrán nombres masculinos, y las mujeres quedan en un papel secundario dentro de la existencia humana.

Ante todo lo descrito, aunque de manera superficial, creo que este pensamiento y este desencadenamiento de hechos discriminatorios contra la mujer son fruto del temor. De un temor del que habla ya Helen von Druskowitz, filósofa austriaca, el hombre sabe que vive engañado y no puede perder los privilegios con los que goza porque se trataría de un acto vergonzoso para su orgullo. Ese hombre fuerte y valiente en el campo de batalla, no puede ser humillado en plena guerra, perdería así el respeto y su dignidad.

En la actualidad, no encontramos este hecho solo en las sociedades más intolerantes, en las cuales siempre han extendido su incompetencia hacia las mujeres, también en las sociedades menos avanzadas culturalmente, y, de hecho, sigue siendo un lastre en los países con mayor progreso ,en los que, entre otros aspectos no existe una paridad real, viéndose esa paridad como un concepto inalcanzable, utópico.

“El súmmum del machismo en la actualidad tal vez se halle en vilezas tales como las condenas a muerte en países musulmanes a las mujeres por supuestos delitos de adulterio, o únicamente por ir a la escuela; y especialmente en la ablación, que no es más que el reconocimiento por parte de los hombres que la practican de que tienen un verdadero pavor a equipararse con las mujeres. Igual que no se puede acostumbrar al esclavo a la buena comida, porque entonces exigirá más, no puede permitirse que la mujer disfrute de su sexualidad, pues luego reclamará otras prerrogativas similares a las del varón. El machismo se justifica simple y llanamente con el poder y el egoísmo masculino”(1)

A favor de la paridad, surgen los movimientos feministas. El feminismo, que surge en en el siglo XVIII, y sus etapas posteriores, no surgirán como una contrapartida al machismo, básicamente porque las mujeres se unieron para dar forma a un colectivo que busca elevar la condición política, socio-económica y educativa de la mujer. A fín de cuentas, surge como un movimiento básico de la libertad humana en tanto que afecta a la mitad de la humanidad (2).

¿Qué es el feminismo y cuál es su importancia?

Fuente: Pixabay

  1. Roselló, Gabriel. Proyecto humano.
  2. Martín Gamero Amalia. Antología del Feminismo, Madrid. Alianza.

Entre la sombra y la luz (Grupo 7-10 años)

Seguimos cuestionándonos la realidad al estilo Cartesiano. En primer lugar, se dudó de los conocimientos que nos aportan la Escuela y la Escuela misma (¿Para qué sirve la Escuela?), dudando así de los conocimientos que esta nos aporta y su utilidad. Después, dudamos sobre el estado onírico y la conciencia (¿Y si la vida es sueño?). Dudamos hasta de la propia vida (Pensamos la muerte). Para llegar a esta sesión: dudar de lo que percibimos a través de los sentidos.

El tema fue introducido preguntándonos por el mito. ¿Qué es un mito? ¿Conocéis algún mito? ¿Por qué se utilizan los mitos para explicar hechos de la realidad? (Se llevan a casa para leer una selección de mitos breves para leer y relacionarlo con la realidad y las explicaciones racionales)

– Un mito es como una historia que no es real.
– Es real cuando se cuenta, pero no se puede relacionar con la realidad. Por ejemplo el mito se explica para contar cosas que se desconocen.

– Claro, con el mito se resuelven las cosas que la ciencia no sabe, ¿no?
– En la actualidad no hay mitos porque sabemos muchas cosas y la ciencia y la tecnología, como Alexa, saben responder a las cosas que no sabemos.

El mito se utiliza para explicar de manera alegórica ciertos hechos, porque de esta manera se puede comunicar lo incomunicable como hace Platón, Filósofo griego (427-347 a.C). Introducimos el Mito de la Caverna.

A partir de la imagen, los niños y niñas deben ir interpretando el mito, sin previa explicación, deben ir dando ideas sobre lo que ven. Se van tapando cada una de las partes de la imagen, cuando está hecha la explicación pasamos a la siguiente parte. Así queda:

Imagen utilizada


1º Vemos unas personas sentadas viendo un jarrón, un pato y un árbol. Están apoyados en muro para que no les duela la espalda.

2º Vemos a una personas que están sujetando unos objetos. Los objetos son los mismos que aparecen en la pared. Son como las sombras de esos objetos.

3º El fuego, es lo que da la luz para que las imágenes puedan aparecer en la pared del fondo. El fuego es una luz artificial creada por las personas. Necesitamos el fuego para ver, porque nos da luz. También para estar calientes. Ahí dentro, no llega del todo la luz, los que están sentados no tienen calor, pasan frío porque están en la oscuridad. Tampoco pueden ver la luz del fuego.

4º Unas personas están intentando salir del lugar. Les parece aburrido lo que están viendo en el fondo y deciden irse. El primero de todos, como estaban en la oscuridad, se pone la mano en la cara para ver mejor. Como cuando estamos dormidos y se enciende de repente la luz. Nos hace daño la luz de golpe. Nuestros ojos deben adaptarse a la luz y a la oscuridad, por una cosa de la retina.

5. Están los mismos objetos que en la cueva. Pero esos objetos son más reales, no son creados por las personas, a no ser que el árbol si que haya sido plantado por un persona o se haya modificado el ADN de la semilla y la haya creado el hombre.

6. Las personas pueden ver las cosas mejor, porque hay más luz. El sol es una luz natural no creada ni inventada. Ilumina más que el fuego. Entonces, se puede ver el exterior mucho mejor.

7. Las personas que salen de la cueva, no quieren entrar de nuevo. Conocen la verdad, la realidad. Dentro solo hay oscuridad, frío y sombras. Fuera hay luz, calidez e imágenes claras.

No han estado muy lejos de la explicación original. La interpretación fue maravillosa. Surgieron muchas preguntas entorno a esta imagen y a este mito y su relación con la actualidad.

  • El mito de la caverna es como jugar al Minecraft. Tu puedes vivir en el juego y creértelo todo o puedes salir de él y vivir una vida real sin Zombies, ni brujas,…
  • El mito de la caverna es como la televisión. Tu puedes creerte todo lo que aparece en la televisión sin comprobar si lo que ocurre es verdad o mentira. Por ejemplo, que en la televisión digan que ha habido una invasión zombie. Tu puedes creérlo o no. Solo sabrás si es cierto si tú mismo sales a la calle a comprobarlo.
  • El mito de la caverna es como un cuadro. La persona que pinta ve la naturaleza y lo que hace es copiarla en el cuadro. El cuadro no es más real que la realidad.
  • El mito de la caverna es como una foto. Una foto enseña cómo es una persona o cómo es algo, pero no es la autentica realidad. Por ejemplo si en la foto se maquilla, no quiere decir que sea una persona real. La persona real es la que no se maquilla para la foto.

Pasamos a la siguiente parte del taller. Para ello trabajamos el mito de la caverna con una de las imágenes del Cuaderno visual de Filosofía para Niños de Wonderponder – Pellízcame.

Conclusiones tras ver la imagen:

  • A veces inventamos la realidad para parecer que sea todo mejor. Por ejemplo el rey, porque parece un rey, parece más bajito, más feo,… y, sin embargo, el pintor lo dibuja de una manera totalmente diferente para que parezca que tiene mucho poder.
  • Nosotros podemos decidir que consideramos verdad o no. El problema es cuando nuestros sentidos ven las cosas diferentes. -como cuando vemos espejismo en los días de calor y creemos ver agua en la carretera– A veces nuestros sentidos nos engañan, pero nuestra cabeza está entrenando para saber diferenciar la verdad de la mentira, la realidad de la ficción.
  • Mi cabeza sabe que el rey no pintado es más real que el del cuadro. Mi cabeza sabe diferenciar, pero mis sentidos no. Mis sentidos ven y oyen lo que ven y oyen. Pero es mi cabeza lo que lo interpreta. (¿puedes poner un ejemplo?) Por ejemplo, cuando yo juego al Minecraft, mis sentidos viven en el mundo de Minecraft, pero mi cabeza sabe que el mundo de Minecraft no es real, que solo es un juego.

Algunas conclusiones:

La realidad es cuando sentidos y cabeza se juntan. No todo lo que vemos es real. La cabeza es la que nos tiene que ayudar para saber diferenciar la realidad de la mentira. Pero, a veces, la cabeza está loca, y no sabe diferenciar lo real de lo no real. En ese caso, tenemos que preguntarnos qué vemos con más luz y más claro. Sentidos y cerebro son importantes para conocer.  (Martín 7 años)
Los sentidos nos engañan a veces, pero nos engañan más si no podemos hacer las cosas con libertad ni pensar con libertad. Como el pintor, que no es libre porque hace lo que le mandan. Es como los sentidos. Que a veces no podemos ver las cosas bien porque nos engañan y estamos bajo sus órdenes. (Xabier 9 años)
Me quedo con la idea de opinión y sombra, porque esto es lo que no nos permite ver las cosas claras. Necesitamos de la luz para conocer la verdad, no de la oscuridad y la sombra. (Mariella 9 años)
Nada. Esto no es nada. No podemos conocer nada. (Nora 6 años)

Filocafé: ¿Dónde encontrar la magia hoy?



La magia se presenta con múltiples ropajes. Se manifiesta en un catálogo de prácticas extenso y amplio, poliédrico y polimorfo. La magia ha estado presente en todas las culturas de diferentes formas esotéricas: los rituales mágicos, la brujería, la magia negra, la magia blanca, el ocultismo, el espiritismo, la hechicería, los ensalmos y las maldiciones, el vudú y la zombificación, el yuyu africano, los amuletos y talismanes, el mal de ojo, la alquimia y la cábala, la adivinación y las mancias, los medium o psíquicos, los curanderos y las terapias alternativas,  etc… En el filocafé trataremos de definir qué es la magia y tratar de poner algo de luz en todo este vodevil sombrío de prácticas.

Con la aparición del término bruja (hexe) en el siglo XIV y tras la difusión del tratado Malleus Malleficarum o Martillo de las brujas, escrito por dos monjes dominicos alemanes, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, comenzó en Europa y América una caza de brujas entre el siglo XV y el XVII, donde se ejecutaron y torturaron a decenas de miles de mujeres principalmente, acusadas de practicar la brujería. Este término era entendido en sentido amplio de nuevo, incluyendo el uso de hierbas medicinales, la elaboración de brebajes, la adivinación, la magia, la presencia de marcas en el cuerpo o las prácticas sexuales consideradas inaceptables en aquella sociedad. En el contexto de la Peste Negra, se desarrolla una concepción del Diablo que interviene en el mundo humano y que tienta y seduce a los hombres a través de pactos demoníacos para acceder a poderosos secretos ocultos y de aquelarres o sabbats donde las brujas se reunían para invocarle y adorarle.

La magia, además, sufrió un gran cisma en el Renacimiento, donde comenzó una nueva visión de la misma que, alejándose de las influencias diabólicas, aunque compartiendo la mentalidad de dominio de la naturaleza, (el término «magi» significa «el poderoso»), dio origen al pensamiento precientífico que participó en la revolución científica del siglo XVI. La influencia de un personaje mitológico como Hermes Trimegisto (combinación del dioses Thoth egipcio y del dios romano Mercurio) y su Corpus Herméticum o el desarrollo de la filosofía oculta de Agripa y el pensamiento de Paracelso o de Giordano Bruno, son muestras del impacto de las ideas esotéricas renacentistas en el avance de la ciencia.

En definitiva, el ser humano ha convivido con toda una amalgama de prácticas mágicas que chocan con una visión científica del mundo. La ilustración y el pensamiento crítico trataron de reprimir y destinar a la nocturnidad todo este tipo de prácticas como irracionales. Aunque es comprensible que estás creencias todavía estén plenamente vigentes en muchas culturas que no tuvieron este proceso de desencantamiento, sorprende ver, sin embargo, como perduran muchas supersticiones en nuestras sociedades tecnocientíficas e incluso como aparecen nuevas formas mágicas que atraen con promesas de éxito, dinero y felicidad. 


MODERADOR:

Miguel Ángel Mozún: Colaborador habitual de Arjephilo en «El arjé de los pequeños escritos»


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:

Bronislaw Malinowski, Magia, ciencia y religión, Ariel.

Charles Webster, De Paracelso a Newton. La magia en la creación de la ciencia. FCE

Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje, F.C.E

Cornelio Agrippa, La filosofía oculta, Kier

Frances Yeats, Giordano Bruno y la tradición hermética, Ariel.

Francis Yeats, La filosofía oculta en la época isabelina, F.C.E

Georg Luck, Arcana mundi. Magia y ciencias ocultas en el mundo griego y romano, Gredos

Henry M. Pachter. Paracelso. De la magia a la ciencia. Gandesa

Hermes Trimegisto, Asclepio. Discurso iniciático. MRA

José Ferrater Mora, Diccionario Filosófico I-M.  RBA

Joseph Pérez. Historia de la brujería en España. Espasa

Julio Caro Baroja, Las Brujas y su mundo. Alianza

Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, F.C.E

Paolo Rossi, Francis Bacon. De la magia a la ciencia, Alianza

Rhonda Byrne, El secreto, Urano.

Richard Kieckhefer, La magia en la Edad Media, Crítica

Sir James Frazer, “Magia simpatética”, “Magia y religión”, en La rama dorada, F.C.E

Filo-café: Libertad de expresión


LECTURAS RECOMENDAS:

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de
sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones,
y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio
de expresión”

Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos

“Fomentará el conocimiento y la comprensión mutuos de las naciones
prestando su concurso a los órganos de información para las masas; a este fin, recomendará los acuerdos internacionales que estime convenientes para facilitar la libre circulación de las ideas por medio de la
palabra y de la imagen”

Artículo I de la Constitución de la UNESCO

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/libertad-de-expresion/

http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/freedom-of-expression/freedom-of-information/

Christopher Hitchens sobre la libertad de expresión y el «discurso de odio»

¿Qué significa hablar hoy de libertad de expresión? ¿Qué decimos cuando invocamos la libertad de expresión? ¿Qué derechos estamos defendiendo y de quién es la titularidad de esos derechos?

El derecho a la libertad de expresión es uno de los más fundamentales, lucha a favor del respeto y el resto de derechos humanos. Sin la posibilidad de expresarse libremente, de denunciar injusticias y pedir cambios, el hombre está condenado a la opresión.

Pero no todas las expresiones son aceptables, de hecho se trata de uno de los derechos más amenazados, por parte de gobiernos, colectivos o personas individuales.

Luchar por la libertad de expresión, es la lucha por expresar nuestro propio individualismo, es la lucha por buscar la verdad y el conocimiento por escuchar otras versiones, y es necesaria para la formulación de decisiones, en especial, dentro del campo de la política.

La libertad de expresión también puede fomentar un discurso de odio y rechazo disfrazado de buenas intenciones. Las fake news o la posverdad está cargado de este tipo discurso ¿debe hacerse uso de la censura en estos casos o se estaría atentando contra la opinión de sus creadores a pesar de ser falaz?

¿Debe el espacio mediático garantizar el acceso a la información de manera abierta y pública? ¿Cuál es papel del periodismo y de los periodistas en la libertad de expresión?


BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA:

  • Giovanni Sartori Homo videns: La sociedad teledirigida. Taurus. 2001


¿Dominación sistemática?

Toda dominación se lleva a cabo porque se desea reconocimiento.
Y esta nace de la desproporción de fuerzas.

Así lo narra la “dialéctica del amo y el esclavo” del filósofo alemán Hegel. Cuando un individuo no es capaz de emprender la búsqueda de una identidad propia recurre al odio y la opresión del otro para facilitarle el camino. En la actualidad, esta dialéctica se podría aplicar a las constantes situaciones de opresión que siguen existiendo en el mundo. Aunque los participes en esta ya no se conocen como «amo y esclavo», la diferencia es nula. Hablamos de la opresión de la mujer, de la opresión que ejerce un niño sobre otro en las escuelas, de la dominación de los hombres blancos sobre los negros. Pero seguimos hablando de un amo y un esclavo. Quizás los términos solo han cambiado, eufemismos de los anteriores para así dar un falso sentido de progreso. Pero, ¿por qué aseguramos que hemos avanzado como sociedad, si permitimos que exista la esclavitud o la opresión en el mundo?

¿Es el mundo una jerarquía de opresores y oprimidos, en la que las potencias mundiales son opresores y el resto de estados oprimidos? ¿O se benefician de la dependencia del resto y evitar la lucha por los mas pobres? Cuando me hago todas estas preguntas solo puedo pensar en una cosa: que el sistema está mal, que el sistema nos enfrenta y nos hace competir. Algunos, dicen que el capitalismo se basa en el ingenio y en la máxima explotación de las habilidades de cada individuo en la búsqueda del bien propio. Pero creo, que los únicos que han tenido la oportunidad de explotar su ingenio libremente y llegar a lo más alto del «sueño capitalista» están muertos, porque ellos fueron los primeros opresores y los creadores del sistema. A día de hoy, a pesar de todas las facilidades tecnológicas, necesitamos hacer el triple de esfuerzo que el que hizo Henry Ford para destacar y triunfar, y todo esto solo se debe a la opresión que llevamos décadas arrastrando con una agria sensación de libertad.

¿Por qué en EEUU, un país que presume de ser libre y lleno oportunidades, se están manifestando por la opresión racial ahora? Es sencillo, el sistema solo da voz y expone a aquellos que se benefician de él (políticos, empresarios, inversores multimillonarios, etc…). Personas que no creen en la opresión del sistema porque nunca la han vivido.Por lo que, todos aquellos que de verdad la sufren quedan en el fondo del cajón, sin que su opinión consiga la visibilidad que debería. Lo que nos demuestra, que el racismo o cualquier tipo de opresión nunca han desaparecido, siempre han estado ahí. Pero lo hemos tapado escuchando y creyendo a los que nunca lo han vivido, y aseguran que todo se trata de una manipulación progresista que lo único que pretende es derrocarles del trono.

¿Nos gusta estar controlados?- Opiniones

Reflexión David:

«A modo casi utópico se me ocurre plantear: ¿y si le diéramos el mismo valor a la información, a nuestros datos, que al dinero? ¿Os imagináis llevando la contabilidad de nuestros datos de forma mensual, como si de gastos e ingresos se tratara?

Si le preguntamos a nuestros abuelos qué es la libertad, seguramente no la asocien a patrones de consumo o a sus gustos e intereses, y mucho menos al mundo digital. Pero la realidad es que hemos migrado de una forma bestial a un universo online, un mundo donde todo se reduce a datos. Y cuando toda nuestra vida se reduce a datos, ¿qué es lo verdaderamente valioso?

Estableciendo este marco, yo planteo: imagina la situación en la que estas navegando por internet y, buscando información que copiar en tu trabajo de clase, abres Wikipedia. En este momento salta un cartel bien grande en el que pone «para continuar navegando paga 0,50€, si continuas navegando por nuestra página lo interpretaremos como que estas de acuerdo.» ¿Cuántas personas pagarían?

Otro ejemplo: bajo este estado de alarma general, si el gobierno pasa a controlar nuestros teléfonos, ¿podemos interpretarlo como un impuesto? Necesario para salir de esta crisis, por supuesto, pero ¿no lo es al fin y al cabo?

¿Qué precio le hemos puesto a nuestra libertad? Piénsenlo»

Para concluir quiero decirte, sacando de esta pequeña redacción, que las personas hemos hecho que nuestra libertad valga cada vez menos, y no solo en el entorno digital. Sino que el concepto de valor en nuestra vida está tristemente empobrecido.


REFLEXIÓN DÉBORA:

Me quedé pensando en las medidas democráticas que pudiesen utilizarse para “vigilar/controlar/supervisar” durante la Pandemia y creo que si la sociedad es o está poco informada o es ignorante, no están capacitados para participar democráticamente, luego quien “vigile”, debiese tener una formación ética basada en la virtud, (poco frecuente hoy en día), donde “el ámbito político era el ámbito de lo propiamente humano, y la vida política- la forma de vida que tenía lugar dentro de la polis- era la vida verdaderamente humana”. Hoy queda reducida a la esfera del ejercicio del “poder”. Si el fin de la sociedad política no es el Bien Común, no veo cómo establecer un criterio objetivo, anclado en la “realidad”.