¿Tradwives en pleno siglo XXI? Reflexiones filosóficas sobre los peligros de una visión regresiva del género en redes sociales.

Hace un par de días me topé con un curioso artículo publicado en el periodico el Mundo Marido, cocina e hijos. Las tradwives, el movimiento ultraconservador que devuelve a la mujer al hogar. Este concepto de «tradwives» lo desconocía hasta el momento. ¿Qué son las «tradwives» y por qué es importante que las mujeres y la sociedad no las sigan? ¿Cuáles son los peligros asociados con este movimiento y por qué se promueve a través de las redes sociales?

El movimiento de las «Tradwives» o «Esposas Tradicionales» es un fenómeno social que ha ganado cierta atención en los últimos años. Este movimiento promueve una visión regresiva de la feminidad, glorificando los roles tradicionales de las mujeres como amas de casa y esposas sumisas. Sin embargo, detrás de esta aparente vuelta a lo tradicional, se esconden peligros filosóficos que merecen ser examinados con atención y reflexión crítica.

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Es importante destacar que el movimiento de las «Tradwives» perpetúa una visión estereotipada y limitada de las mujeres. Al promover la idea de que las mujeres deben ser amas de casa y esposas sumisas, se refuerzan nociones obsoletas de la feminidad, relegando a las mujeres a roles domésticos y subordinados. Esto va en contra de la lucha por la igualdad de género y la emancipación de las mujeres, que ha sido un objetivo central del movimiento feminista durante décadas.

Desde una perspectiva filosófica, esto plantea interrogantes importantes sobre la autonomía y la libertad de elección. ¿Es realmente autónomo y libre elegir un rol tradicional de amas de casa y esposas sumisas? ¿O es más bien una imposición de roles de género limitantes y opresivos? La filósofa feminista Simone de Beauvoir argumentaba que la verdadera libertad de las mujeres radica en poder escapar de los roles y estereotipos de género impuestos por la sociedad, y en poder decidir por sí mismas cómo quieren vivir sus vidas. La glorificación de los roles tradicionales de género en el movimiento de las «Tradwives» puede ser considerada como una forma de opresión que limita la verdadera autonomía y libertad de elección de las mujeres.

Promover roles de género rígidos y estereotipados limita la libertad, la autonomía y la igualdad de género, y perpetúa dinámicas de poder y desigualdad en las relaciones de pareja y en la sociedad en general.

¿Cómo afecta esto a la masculinidad? Al promover la idea de que los hombres deben ser proveedores y las mujeres deben ser dependientes, se refuerzan nociones dañinas de la masculinidad que perpetúan dinámicas de poder y desigualdad en las relaciones de pareja y en la sociedad en general. Esta visión limitada de la masculinidad también puede tener consecuencias negativas para los hombres, ya que los presiona para cumplir con un rol de proveedores y limita su capacidad de expresar emociones, vulnerabilidad y sensibilidad, lo que puede tener un impacto negativo en su bienestar emocional y mental.

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Además, el movimiento también corre el riesgo de perpetuar una visión esencialista y binaria del género, en la que se asume que existen características y roles fijos y predefinidos para hombres y mujeres. Considerando que el género es una construcción social y cultural que va más allá de las categorías binarias de masculino y femenino. La identidad de género es compleja y diversa, y no se puede reducir a roles y estereotipos predefinidos. Por lo tanto, limita la capacidad de las personas de explorar y vivir su identidad de género de una manera auténtica y libre, al promover roles de género rígidos y estereotipados.

¿Es realmente progresivo y emancipador promover una visión regresiva y estereotipada de la feminidad? ¿Es verdaderamente libre y autónomo elegir roles de género tradicionales en una sociedad que está evolucionando hacia una comprensión más compleja y diversa del género? ¿Qué impacto tiene esta visión limitada de la masculinidad en las relaciones de pareja, en la crianza de los hijos y en la sociedad en general? ¿Cómo afecta a la lucha por la igualdad de género y la búsqueda de una sociedad más justa e inclusiva?

Pero, una cuestión que también es digno de debate sería cuestionar sobre la noción misma de lo «tradicional» en los roles de género. ¿Qué significa realmente ser tradicional en un mundo en constante evolución? ¿Cuál es el fundamento filosófico de la tradición y cómo se aplica en el contexto de los roles de género? ¿Cómo ha evolucionado la comprensión de la feminidad y la masculinidad a lo largo de la historia y en diferentes culturas? ¿Cómo podemos reconciliar la idea de la tradición con la necesidad de adaptarse a los cambios sociales y culturales?

Es fundamental reconocer, por lo tanto, que este movimiento puede tener implicaciones negativas no solo para las mujeres, sino también para los hombres y para la sociedad en su conjunto. Promover roles de género rígidos y estereotipados limita la libertad, la autonomía y la igualdad de género, y perpetúa dinámicas de poder y desigualdad en las relaciones de pareja y en la sociedad en general. Además, al promover una visión limitada y esencialista del género, se va en contra de la comprensión filosófica actual del género como una construcción social y cultural compleja y diversa.

Debemos ser conscientes de los peligros que conlleva la promoción de roles de género rígidos y estereotipados a través de las redes sociales, y trabajar hacia una sociedad más igualitaria y libre de limitaciones de género impuestas por visiones regresivas como las de las «Tradwives».

Son las redes sociales e influencers las que desempeñan un papel significativo en la promoción y difusión de las ideas de las «Tradwives», se difunden mensajes que glorifican y promueven una visión regresiva y estereotipada de la feminidad y la masculinidad, perpetuando roles de género rígidos y limitantes. Sin embargo, es importante tener una mirada crítica hacia estas tendencias y reconocer los peligros que conllevan.

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Las redes sociales pueden contribuir a la creación de cámaras de eco, donde las ideas de las «Tradwives» se refuerzan mutuamente sin un cuestionamiento adecuado. Esto puede llevar a la conformación de comunidades digitales que promueven una visión sesgada y limitada de los roles de género, sin tener en cuenta la diversidad y complejidad del género en la realidad. Los o las influencers que promueven ciertas ideas retrogradas a menudo tienen una gran cantidad de seguidores y una amplia influencia en la toma de decisiones de sus seguidores. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos influencers no siempre tienen una formación sólida en temas de género y pueden difundir mensajes perjudiciales que contribuyen a la reproducción de roles de género estereotipados y limitantes.

Es evidente en la forma en que estas tendencias regresivas son difundidas y promovidas a través de plataformas digitales, perpetuando roles de género rígidos y limitantes, lo que plantea cuestiones relevantes sobre la influencia de las redes sociales en la formación de creencias, actitudes y comportamientos de las personas en relación con el género.

¿Cuál es la responsabilidad ética de las redes sociales en la promoción de mensajes relacionados con las «Tradwives» u otras tendencias regresivas en relación con el género? ¿Deben las redes sociales establecer políticas y regulaciones más estrictas para prevenir la promoción de ideas perjudiciales en términos de igualdad de género y diversidad? ¿Cómo pueden las redes sociales contribuir a una representación más justa y equitativa del género en su contenido y promoción de influencers?

Las redes sociales tienen una responsabilidad en la promoción de visiones regresivas y limitantes como las de las «Tradwives». Es fundamental cuestionar críticamente la promoción de roles de género estereotipados y trabajar hacia una comprensión más inclusiva, diversa y respetuosa del género en nuestra sociedad actual, tanto en línea como fuera de ella. Aunque las redes sociales e influencers pueden ser una herramienta poderosa para la difusión de ideas, es importante tener una mirada crítica y reflexiva hacia las tendencias que promueven. Es fundamental cuestionar y desafiar estas ideas regresivas, y promover una comprensión más inclusiva, diversa y justa del género en la sociedad actual. Debemos ser conscientes de los peligros que conlleva la promoción de roles de género rígidos y estereotipados a través de las redes sociales, y trabajar hacia una sociedad más igualitaria y libre de limitaciones de género impuestas por visiones regresivas como las de las «Tradwives».

Aunque las redes sociales pueden ser poderosas para difundir ideas, debemos tener una mirada crítica hacia las tendencias regresivas.


Filocafé: Perspectiva de género

Mesa redonda: Perspectiva de género. Un feminismo en vías de desarrollo.

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El segundo sexo – Simone de Beauvoir

En Vida y obra de Simone de Beauvoir se considera «El segundo sexo» como la biblia del feminismo, una obra fundamental en la filosofía feminista y de género. Un extenso ensayo estructurado en dos volúmenes. En cada uno de ellos se desarrolla una de las fases del método regresivo-progresivo. Se trata de un método de investigación para abordar su estudio desde dos perspectivas de investigación distintas, necesarias y complementarias: la primera, analítica y regresiva y la segunda, sintética y progresiva. De esta manera explora la opresión de las mujeres en la sociedad y la cultura occidental, cuestionando la idea de que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres justifican la subordinación de las mujeres.

Con el uso de este método, propio del existencialismo, encontramos la influencia de esta corriente en la obra. Beauvoir fue una de las figuras más importantes del existencialismo, un movimiento filosófico que se centraba en la experiencia humana y en la libertad individual. En «El segundo sexo«, Beauvoir utiliza el marco existencialista para analizar la opresión de las mujeres, y para argumentar que la liberación de las mujeres requiere una toma de conciencia y una acción política.

Otra influencia importante en «El segundo sexo» es el feminismo de la segunda ola. Beauvoir fue una de las figuras más influyentes en el desarrollo del feminismo de la segunda ola, un movimiento que se centraba en la lucha contra la opresión de las mujeres en la sociedad y la cultura. «El segundo sexo» fue una obra fundamental para el desarrollo del feminismo de la segunda ola, y ha sido una influencia duradera en el feminismo y los estudios de género.

Beauvoir comienza su análisis con la afirmación de que «no se nace mujer, se llega a serlo«. Esto significa que, la feminidad no es un rasgo biológico innato, sino que es el resultado de una construcción social y cultural que define a las mujeres como «otras» en relación a los hombres. En otras palabras, la identidad de las mujeres está definida en relación a los hombres, y las mujeres son limitadas por esta relación.

Esta idea de la «otredad» de las mujeres, una de las ideas centrales, argumenta que la categorización de las mujeres como «otras» en relación a los hombres coloca a las mujeres en una posición de subordinación. La identidad de las mujeres está definida en términos negativos en relación a los hombres, y esta categorización limita la libertad y el potencial de las mujeres.

En este sentido, se distancia de las teorías esencialistas que definen la feminidad en términos biológicos. De Beauvoir afirma que la feminidad no es algo que las mujeres «tienen» por naturaleza, sino que es algo que se les impone por la sociedad y la cultura. Por lo tanto, la identidad de género no es una cuestión de «naturaleza», sino de construcción social y cultural.

El ser humano no es una especie natural, sino una idea histórica. No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino.

Formación, I

Otra cuestión importante que aborda es la forma en que la cultura y la sociedad limitan la libertad y el potencial de las mujeres. Beauvoir sostiene que las mujeres son educadas desde una edad temprana para ser pasivas y sumisas, y que se les enseña a aceptar su papel subordinado en la sociedad. Esta educación se manifiesta en la forma en que se trata a las mujeres en la familia, en la escuela, en el trabajo y en la cultura en general. La opresión de las mujeres es mantenida por la cultura y la sociedad, y que la única forma de liberar a las mujeres es a través de la transformación social. En otras palabras, la liberación de las mujeres no es sólo una cuestión individual, sino que requiere cambios sociales y culturales más amplios.

Si deseamos intentar ver claro hay que salir de la rutina; hay que rechazar las vagas nociones de superioridad, inferioridad, igualdad que han pervertido todas las discusiones y partir de cero.

Otro aspecto importante que se examina es la noción de sexualidad femenina. Beauvoir argumenta que la sexualidad de las mujeres es vista como una amenaza para la sociedad patriarcal. La sexualidad femenina es controlada y reprimida en la sociedad, y la liberación de las mujeres requiere una transformación radical de la sexualidad y la forma en que se comprende y se vive. En este sentido, critica la idea de que la maternidad es la esencia de la feminidad. Ella sostiene que la maternidad es una experiencia socialmente construida, y que la idea de que las mujeres deben ser madres es una forma de controlar y limitar la libertad de las mujeres. Beauvoir aboga por una comprensión de la sexualidad femenina que no se reduzca a la maternidad, y que permita a las mujeres explorar su sexualidad y su deseo sin ser estigmatizadas o castigadas por ello.

No existe el «instinto maternal»: la palabra no se aplica en modo alguno a la especie humana. La actitud de la madre está definida por el conjunto de su situación y por la forma en que la asume

Otro tema que Beauvoir aborda en «El segundo sexo» es la relación entre las mujeres y los hombres. De Beauvoir sostiene que la relación entre hombres y mujeres está marcada por la desigualdad, y que los hombres tienen un poder simbólico y material sobre las mujeres. Esta desigualdad se manifiesta en la forma en que se trata a las mujeres en la sociedad y la cultura, y en la forma en que se distribuyen los recursos y el poder. En este sentido, Beauvoir argumenta que la lucha por la liberación de las mujeres es una lucha contra el patriarcado y el sexismo. Esta lucha requiere la transformación de las relaciones entre hombres y mujeres, y la creación de una sociedad más igualitaria en términos de género.

El más mediocre de los varones se cree frente a las mujeres un semidiós

«El segundo sexo» de Simone de Beauvoir es una obra profundamente filosófica que desafía algunas de las suposiciones más básicas sobre la naturaleza humana y la sociedad, donde las diferencias biológicas entre hombres y mujeres no son suficientes para explicar la opresión de las mujeres, y que la feminidad es una construcción social que ha sido impuesta a las mujeres a lo largo de la historia.

La obra también es un llamado a la acción para la transformación social y cultural. La liberación de las mujeres no es solo una cuestión individual, sino que requiere una acción política para transformar la sociedad y la cultura. Esta transformación, no solo beneficiará a las mujeres, sino que beneficiará a toda la sociedad al eliminar la opresión y promover la igualdad y la justicia social.

Además, «El segundo sexo» es una obra que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana y la libertad. Al desafiar las suposiciones sobre la naturaleza de las mujeres, Beauvoir también cuestiona la idea de que la biología determina el destino humano. En cambio, argumenta que la libertad es una parte esencial de la naturaleza humana, y que solo a través de la toma de conciencia y la acción política podemos alcanzar nuestra verdadera libertad.

En última instancia, «El segundo sexo» es una obra que invita a la reflexión y la acción en igual medida. A través de su análisis filosófico y su llamado a la acción política, Beauvoir nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y nuestras suposiciones sobre el mundo que nos rodea, y nos invita a tomar medidas concretas para crear una sociedad más justa y equitativa para todos.


Bibliografía:
- Simone de Beauvoir, El segundo sexo, lectura crítica de la introducción y la conclusión. Ed. Diálogo
- Simone de Beauvoir, El segundo sexo Ed. Cátedra
- Filósofas, del olvido a la memoria. Cap. 4 pp.185-198. Ed. Diálogo

Prostitución y vulneración de la integridad física: una perspectiva legal y social

Nos comparten esta reflexión, aplicable también a los vientres de alquiler. Lectura recomendada

«Hoy en clase de derecho penal han explicado algo que me ha hecho meditar sobre la prostitución y los bienes jurídicos que se vulneran en ella. 

En el derecho penal, la vida es un bien jurídico, pero al igual que la integridad física es indisponible. Es decir, no se puede disponer libremente de ella, como se puede hacer con los bienes materiales. Yo puedo vender mi coche, pero no puedo vender mi vida. El Derecho penal entiende que este bien es indisponible porque es un bien muy preciado y que debe protegerse incluso en contra de la voluntad de su poseedor.

Así que si yo me quiero suicidar y para ello pido a alguien que me mate, eso no será otra cosa que un homicidio. Sin embargo, a la persona que se suicida se la considera inimputable. Precisamente porque se considera que si llegó a querer quitarse la vida es porque circunstancias graves y no imputables a este le han llevado a tomar esa decisión. Y por tanto, los cooperadores, inductores u homicidas que ayuden a realizar el suicidio, convenzan para que lo lleve a cabo o directamente maten a la persona que quiere acabar con su vida voluntariamente, pero con su consentimiento, serán condenados por el derecho penal, puesto que el suicida es una víctima de las circunstancias, pero el tercero es plenamente consciente de lo que hace.

Pues bien, en esto la mayoría de la gente suele estar de acuerdo. La persona que quiere suicidarse, autolesionarse o que se lo haga un tercero, no tiene culpa y además de no ser responsable de su problema, se le debe proteger como víctima que es. 

Si yo quiero que alguien me mate a cambio de que se pague un millón de euros a mi familia, la persona que lo lleve a cabo estará cometiendo un homicidio. Si dejo que me mutilen, corten, golpeen, quemen, perforen, o, en definitiva, lesionen a cambio de dinero, la persona que me lesione estará cometiendo un delito. Por mucho que mi cuerpo y mi vida sean míos, el Derecho penal los protege, porque considera que si los vulnero, es porque no estoy en condiciones para decidir sobre ello. Porque cualquier persona que no tenga problemas ni unas circunstancias graves, no atentaría contra su vida o integridad física. 

Y en esto la mayoría estará de acuerdo con el derecho, por muy suyo que sea su cuerpo, algo le tiene que pasar para querer lesionarse. Y así es. Es una persona a la que hay que ayudar.


Sin embargo, con las prostitutas todo cambia. Una mujer que «decide» ser violada por dinero, resulta que de pronto es perfectamente lógico. Qué la integridad física de esa persona no debe ser protegida. Porque la prostitución implica siempre lesiones, no hace falta ser esclava de la trata para recibir golpes o actos violentos, los clientes/puteros ya se encargan de ello, aunque la propia prostituta no sea víctima de proxenetas o mafias. Ella tendrá lesiones físicas, tendrá irritaciones, dolor de estómago, ETS, sangrados y eso en los mejores casos, en otros directamente lesiones bastante más peliagudas. Y todo esto sin hablar de las lesiones psicológicas que acarrea la prostitución. Se vulnera la integridad física y sin embargo, mucha gente ve normal que una mujer quiera hacerlo por dinero. Pero si les dijéramos que alguien quiere ser cortado con una navaja por dinero, cortes superficiales ¡eh!, nada de desangramiento, entonces pensarían que circunstancias externas han llevado a esa persona a llevar este tipo de acciones. Y se debe proteger a la persona. 

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Y los que estén a favor de la prostitución dirán «Pero el sexo no es lo mismo que las lesiones, nadie se lesiona sin dinero a cambio a no ser que tenga un problema, pero sexo si que se practica por gusto» Claro, sexo sí, pero el sexo no implica vulneración de la integridad física. No implica violación, no implica realizar cosas en contra de nuestra voluntad, no implica drogarse para aguantar, no implica síndrome de estrés postraumatico. Si analizamos las consecuencias de la prostitución, nadie querría llevarla a cabo, porque no es sexo, es violación. Entonces, claramente a estas mujeres algo externo las impulsa a entrar en ese mundo. La mayor parte de las veces, es por necesidad económica. Al igual que nadie quiere vender un riñón y quien lo hace es que no tiene otra. Pero en otras ocasiones esas mujeres solamente son víctimas de traumas pasados, de conflictos psicológicos de los que no pueden salir. Y el Estado las abandona, no contempla que deban ser protegidas, amparadas. Darles una salida, un trabajo y ayuda psicológica. Al igual que si yo pido a alguien que me haga cortes en el brazo, se me intentará dar ayuda para dejar de hacerme daño a mi misma. Y por supuesto, condenará a mi agresor. 

Y sin embargo, al putero no se le condena, es inmune. Es quién está haciendo que exista ese mundo. Quien lesiona a la prostituta, quien paga por violarla. Y nadie le sanciona.

¿No tiene lógica que si yo quiero que me corten un brazo porque me da la gana me dejen hacerlo y a quien me lo corta le dejen en paz? No la tiene. Por mucho que sea mi cuerpo el derecho entiende que el otro se aprovecha de mi situación y yo necesito ayuda. 
Entonces ¿Por qué no se protege a las prostitutas? ¿Por qué no se condena al putero?

Socialmente muchos tienen aceptado que pagar por violar es simplemente pagar por un servicio y que cobrar por ser violada es simplemente cobrar por ofrecer un servicio. La integridad física de la prostituta no tiene importancia, porque ella lo ha elegido así y es dueña de su cuerpo. Y total, todos cuando tenemos sexo nos dejamos hacer cosas que no queremos y nos drogamos para aguantar. Y todos cuando trabajamos en cualquier cosa dejamos que nos lesionen, tanto física como psícologicamente, nos drogamos para aguantar, nos contagian enfermedades, nos violentan y nos obligan a vulnerar nuestra integridad física por ese dinero a fin de mes.

Así que, si es mi cuerpo y yo decido lo que quiera ¿Por qué está penado que alguien me lesione aunque yo le de mi consentimiento? ¿Por qué se le culpa si yo he decidido que lo haga y es mi propio cuerpo? ¿No sería lógico que nadie se metiese en medio ya que yo decido sobre lo que yo hago con mi cuerpo? ¿Y si me gano dinero dejando que me lesionen extraños, por qué sancionar a esos agresores, por qué intentar ayudarme, si yo decido sobre mi cuerpo?

El Derecho penal no me deja decidir sobre si lesionarme o no porque considera que el bien jurídico de mi integridad física debe protegerse aún en contra de mi voluntad. Pero, sin embargo, la integridad física de una prostituta (y no me refiero a que le den una paliza, sino a la vulneración que supone esa actividad en concreto), no debe protegerse a toda costa, porque es su cuerpo y ella decide. Y tiene mayor criterio y poder de decisión que alguien que se deja cortar por otro por dinero. 


Debe ser que la integridad física y psicológica de la prostituta es menos importante que la de quien se lesiona «por gusto»

Es injusto, si lo pensamos, las prostitutas son privilegiadas, porque pueden disponer de un bien jurídico del que la mayoría no podemos disponer.»


¿Es ético y moralmente aceptable que una persona venda sus servicios sexuales a cambio de dinero o cualquier otra forma de remuneración?

Esta cuestión aborda la cuestión fundamental de si es correcto utilizar el cuerpo humano como un objeto comercial y si se puede consentir de manera libre y autónoma a participar en la prostitución. Al mismo tiempo involucra discusiones sobre la explotación, la igualdad de género y la discriminación, la autonomía y la libertad individual, y la justicia social.

Síntesis: Perspectiva de género. Un feminismo en vías de desarrollo.

Video completo de la mesa redonda

El pasado 12 de marzo, se realizó la Mesa redonda: Perspectiva de género. Un feminismo en vías de desarrollo. En esta mesa responda contamos con tres invitadas y un invitado especialistas en al materia:

Lorena Hernández Pineda: Psicoterapeuta especialista en violencia de género.
Alejandra Guillermo Teos: Activista feminista y miembro de la asociación Las Cigarreras en Sevilla.
Laura Juliana Gamboa Bonilla: Coordinadora del semillero de investigación filosófica Filoepos.
Miguel Ángel G. Calderón: Responsable de filosofía en la red: una de las plataformas de divulgación filosófica más importantes en habla hispana.

La mesa redonda empezó con una breve introducción en la que se definía qué es el feminismo. El feminismo no es un movimiento que aparezca de la noche a la mañana. Este movimiento surge durante el siglo XVIII, momento en el que se reivindicaron los mismos derechos para adquirir la igualdad: en educación, el trabajo, el matrimonio y los hijos y el derecho al voto. Unas décadas después en la contemporaneidad, resurge-una toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, que reivindica la igualdad frente a la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo masculino.

Actualmente, el feminismo está sufriendo un cambio a nivel político, social e ideológico. Aparece un feminismo con nuevas ideas y nuevas actitudes. ¿Cómo podemos identificar el feminismo hoy? ¿Qué significa ser feminista en nuestra era?

Por un lado, Laura, entiende el feminismo como un conjunto de estados. Pero antes expone dos puntos esenciales dentro del quehacer feminista. El primer punto es ver el feminismo «como potestad de hacer incomodar, desde una crítica de acciones heteronormativas» y un segundo punto, en el que se «actúe con acciones que confronten estados de cosas injustas y opresoras que han sido normalizadas» . Esto se debe realizar a través de la inclusión en la sociedad, de la pedagogía, las campañas de conciencia, la lucha contra la violencia de género, política y activismo,…

Ser feminista significa la lucha por la igualdad.

Ser feminista, para Laura significa lucha por la igualdad, incluyendo a aquellas personas más vulnerables. Enfatiza la idea de que para ser feminista hay que hacer sororidad, es decir, contar con el apoyo mutuo de otras mujeres, especialmente ante situaciones de discriminatorias, aunque no se vivan las mismas situaciones de violencia. Pero se comparten ciertos estados de vulnerabilidad. También así como un estado de autocuestionamiento y reflexión sobre una misma, esa capacidad de hacer incomodar.

Tras lo expuesto, concluye su intervención haciendo mención al conjunto de estados por el que debe recorrer el ser feminista:

  1. Sentirse incómodo frente algunas situaciones ajenas o injustas.
  2. Querer actuar frente esa situación incómoda o injusta.
  3. Reivindicar su propia persona y buscar reivindicar aquellas que han sido oprimidas.

Por otro lado, Alejandra, define el ser feminista como «estar chocándose contra la pared constantemente», por lo tanto es algo complicado. Para llegar a esta idea antes hace mención al articulo de Ana Pollán: Las verdades que nos hurtan, en este artículo se comparte la idea de «una agenda abolicionista de este sistema de opresión: abolición del género, prostitución, vientre de alquiler, pornografía,…»

Ser feminista es chocarte contra la pared constantemente. Es tener esa agenda clara y sufrir mucho porque ves que nuestra ciudadanía plena no está alcanzada porque no se nos considera un movimiento político real, de transformación social.

Concluye su intervención con la idea de «Aculturación feminista», como un estar aprendiendo y generando en el proceso, a través del cual «se está sufriendo y disfrutando, porque, al fin y al cabo, se hace verdad lo que si viene reclamando«.

Las ideas expuestas por estas dos invitadas, nos llevan a otra cuestión. Dentro del feminismo hay colectivos y/o personas que consideran que el feminismo parece formar parte de un grupo selecto, en el que solo las mujeres puede ser feminista, dejando de lado a trans, cis y hombres. Surge, por tanto, una nueva problemática. ¿Debe ser el feminismo un movimiento de solo mujeres? 

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Por un lado, Lorena, en considera que «debe permanecer siendo un movimiento de mujeres, pero donde se pueda incluir aliados en la deconstrucción patriarcal»

Nos pertenece a las mujeres pero en la deconstrucción patriarcal nos pertenece a todos y a todas

Por otro lado, Miguel Ángel, considera que el feminismo no debe ser un movimiento exclusivo, puesto que «se trata de una ideología que nos afecta a todos». De esta manera, hace una reivindicación por la igualdad como personas no como sexos.

Abogar por la igualdad, y que veamos el mundo donde se nos vea como personas y no como ser de un sexo o de oro»

Con esta última intervención nos adentramos en la segunda parte de la mesa redonda.

Dentro del feminismo se abre, un nuevo paradigma, en el que sexo y género cambian de significado. Entiéndase sexo como lo biológico o asignado y género como la identidad. En este nuevo paradigma el sexo no se presenta ahora como una categoría natural, sino que se trata de una construcción política. Surge una deconstrucción de la categoría mujer, rompiendo así las expectativas de género. La mujer respira, puede separarse de lo establecido y todo se homogeneiza, el hombre puede ser como la mujer y la mujer como el hombre. Los efectos de esta confusión entre sexo, género y orientación genera un nuevo debate. Si la mujer que es el agente del feminismo y empieza a desdibujarse, ¿Qué sucede entonces con el feminismo?

Antes de nada, propondrá Laura, cuestionarse sobre ¿Qué es ser mujer? ¿Ser mujer es lo que nos dicta la naturaleza, lo que nos dice la sociedad, o es un sentimiento?

El concepto de mujer es fundamental para la igualdad de género y la promoción de los derechos de las mujeres. Destruirlo es negar la experiencia vital de ser mujer.

Su opinión es clara, no se puede eliminar la mujer como género. Negarla sería borrar años de historia de lucha y «pondría en peligro todos los logros que se han conseguido y mantenido en la igualdad de género. Además, la destrucción podría conducir a la negación de derechos que ya hemos alcanzado y las necesidad específicas de la mujer».

La identidad de género es una parte fundamental de todas la personas y todas las identidades deben ser válidas. 

Por su parte, Miguel Ángel, manteniendo la idea de igualdad como persona, independientemente del género. Considera que ante la dicotomía sexo-género, la deconstrucción del género «se permite que se hagan cosas nuevas». Esta idea no va en contra del movimiento feminista, simplemente, «porque se aboga para que se sea igual y tengan las mismas oportunidades, cuando se elige por capacidades y no por tener la potencialidad de ser madre, por ejemplo».

Abogar por la igualdad, y que veamos el mundo donde se nos vea como personas y no como ser un de un sexo o de otro.

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Entorno a la cuestión de la dicotomía entre género-sexo, surge la problemática de la violencia de género ante este desdibujamiento de la mujer como género. ¿podría desaparecer la violencia de género si desaparece el género? ¿Cuál es el futuro para la violencia de género?

Lorena, especialista en violencia de género, considera que no. A priori, tener ese pensamiento parece ser utópico, pues, aunque la sociedad determine lo que es masculino y femenino, «las diferencias de género son cambiantes en tiempo, cultura y país». Por lo tanto, «la violencia seguirá estando porque la persona seguirá siendo objeto y no sujeto. «.

Por su parte, Alejandra, discrepa a Lorena considerando que «sí, si desaparece el género, desaparece la violencia» aunque la erradicación total de género, será una cuestión bastante difícil. Eso sí, lo que no va a desaparecer es la cuestión del sexo y en este proceso de «aculturación feminista, se esperará un futuro mucho más transformado«

Llegamos a la parte final de esta mesa redonda y con ella, la última cuestión, ¿Qué otros desafíos pueden ser considerados importantes para el desarrollo del feminismo? 

Los desafíos con los que se encuentra el feminismo son varios. Se llega a nivel particular y, finalmente, general. que uno de los grandes desafíos es cuestionarse sobre el papel de la mujer como ser en potencia. Así mismo, el papel de la pedagogía y la educación, si no se consigue asentar unas bases pedagógicas el movimiento feminista se vuelve incomprensible. Pero, no hay que olvidar, el papel de la concienciación. Hacer conciencia es tan necesario como hacer pedagogía. Quizás no se tengan que ver por separado, sino como dos papeles fundamentales para el cambio y la abolición del sistema patriarcal.

Humanizar es vernos como personas y tratarnos como iguales independientemente de lo que seas o te sientas. 

A fin de cuentas las nuevas reivindicaciones necesitan cambios globales de la sociedad, de la cultura, de las mentalidades, de las organizaciones, de la educación, etc. Se trata de nuevas perspectivas en la lucha por la igualdad. Y Quizás el feminismo se reduzca a las palabras de Dorothy Parker que una vez dijo:

Mi idea es que todos nosotros, tanto hombres como mujeres, seamos quienes seamos, debemos ser considerados como seres humanos.  

o incluso a las palabras de Rosa Luxemburgo:

Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.


Cuestiones que quedaron abiertas:

  • ¿Tiene la misoginia algo que ver con el machismo? ¿Es cierto que la misoginia tiene sus orígenes en los grandes libros sagrados, la biblia, el corán, el bagadadvihta, etc?
  • ¿La fama que las mujeres tienen de ser crueles es una argucia más del machismo o la misoginia? Lilit, Eva, Mesalina, como ejemplos
  • ¿Tras la era post, estamos en una nueva era trans? Es el transhumanismo, el transgenerismo, el transracialismo, el transespecismo,… las nuevas aventuras del post-ser humano? ¿Será el feminismo algo a superar?
  • Creo que no entiendo muy bien el concepto de patriarcado, ¿Pueden explicarlo brevemente?
  • Adorábamos a la diosa Venus, esto era un matriarcado. ¿Qué nos pasó? ¿Se nos fue la bola?

Comentarios:

  • Yo sí creo que todos los hombres son machistas. Es más, creo que todos y todas lo somos porque estamos todos bajo el mismo sistema de dominación. El machismo que vemos ahora no es el mismo que veíamos hace 100 años. Son capas de cebolla, cada ola ha descubierto nuevas “capas de cebolla” que no eran prioritarias hace años.
  • Por lo tanto partir de que todos y todas tenemos el machismo inoculado creo que es básico. Feminista eres cuando tomas consciencia y vas deshaciendo ese machismo, cambiando actitudes… Las mujeres hemos recorrido un camino inmenso. Los hombres se resisten.
  • También considero importante que las mujeres como oprimidas, por haber estado apartada/discriminada, por no haber podido ocupar el lugar de poder… es necesario, al menos de momento que el liderazgo feministas tiene que ser de las mujeres. Los hombres tendrían que aprender a quedar en un segundo plano en la lucha. Empujar en sus espacios masculinos y dejar que nosotras nos organicemos en nuestros espacios. En cuanto comienzan a entrar hombres es organizaciones feministas, empieza de nuevo a reproducirse la opresión.
  • Educar hasta hacer incomodar

Machismo, ¿Por qué?

Una de las lacras de nuestra sociedad es el machismo, cuya esencia reside en la afirmación y justificación de la supremacía masculina a partir de la fuerza bruta como mecanismo de poder.

Sobre el origen del machismo es difuso. No podemos saber con exactitud cuándo o en qué momento empezó a formarse. Si echamos la vista atrás hacia las sociedades prehistóricas, se considera que en estas sociedades no existía una división de género en cuanto preponderancia del hombre sobre la mujer, sino que se trataba de una división del trabajo por sexos. Quizás podría considerarse que fue en el momento de la sedentarización y, con ello, la aparición de las primeras sociedades guerreras cuando se empezó a fraguar la opresión masculina sobre la mujer.

Una de las razones, entre otras, podría ser la necesidad que tenía las diferentes sociedades o culturas de armarse con un equipo bélico para cargar contra otros grupos, en estos casos, se consideraba la mujer como un ser débil, en cuanto a fortaleza, y, por ende, debía quedarse al cuidado del hogar. De esta manera, paulatinamente se fue relegando a la mujer. «Fue así como el mayor desarrollo muscular y fuerza física confirieron al varón
una ventaja que él utilizó para extender su dominio a otras esferas de la vida.»

Fuente: Pixabay

Cabe comentar, que si echamos un ojo a la historia, nos encontramos que toda la tradición histórica está repleta de machismo. Quizás, en parte, porque sus redactores fueron hombres, los cuales, ven en la mujer el fruto prohibido y la portadora de todos los males. La cruz con la que tuvieron que cargar la pobre Eva y la pobre Pandora, fue la sentencia heredada para todas sus descendientes que tuvieron que aguantar y aguantan, de esta manera, la superioridad masculina.

Volviendo al campo de batalla, la mujer no podía competir contra el hombre en las civilizaciones conquistadas, pues, era el sexo débil, de ahí que tras una conquista en casos de guerra, sea la mujer la que es violada, mutilada y sometida a todo acto inmoral. A medida que el hombre fue ganando su papel de ser superior ante una mujer ya sometida, un poder en el que se basa única y exclusivamente en la superioridad física, y con la apropiación de las instituciones religiosa, -no hay que olvidar el poder social que la religión tiene en la formación y continuidad de las culturas y sociedades-, queda, por lo tanto, la mujer arrodillada y subyugada a la voluntad de lo masculino.

Entre los grabados de la serie ‘Los Desastres de la Guerra’, el aguafuerte titulado ‘No quieren’, de Goya.

La mujer, queda apartada de todo aquello que hoy consideramos un derecho, como es la educación, el poder de decisión, el acceso a la información, la capacidad de leer y escribir,… se funda así la “hombría”, donde la literatura, pintores, escultores, pensadores tendrán nombres masculinos, y las mujeres quedan en un papel secundario dentro de la existencia humana.

Ante todo lo descrito, aunque de manera superficial, creo que este pensamiento y este desencadenamiento de hechos discriminatorios contra la mujer son fruto del temor. De un temor del que habla ya Helen von Druskowitz, filósofa austriaca, el hombre sabe que vive engañado y no puede perder los privilegios con los que goza porque se trataría de un acto vergonzoso para su orgullo. Ese hombre fuerte y valiente en el campo de batalla, no puede ser humillado en plena guerra, perdería así el respeto y su dignidad.

En la actualidad, no encontramos este hecho solo en las sociedades más intolerantes, en las cuales siempre han extendido su incompetencia hacia las mujeres, también en las sociedades menos avanzadas culturalmente, y, de hecho, sigue siendo un lastre en los países con mayor progreso ,en los que, entre otros aspectos no existe una paridad real, viéndose esa paridad como un concepto inalcanzable, utópico.

“El súmmum del machismo en la actualidad tal vez se halle en vilezas tales como las condenas a muerte en países musulmanes a las mujeres por supuestos delitos de adulterio, o únicamente por ir a la escuela; y especialmente en la ablación, que no es más que el reconocimiento por parte de los hombres que la practican de que tienen un verdadero pavor a equipararse con las mujeres. Igual que no se puede acostumbrar al esclavo a la buena comida, porque entonces exigirá más, no puede permitirse que la mujer disfrute de su sexualidad, pues luego reclamará otras prerrogativas similares a las del varón. El machismo se justifica simple y llanamente con el poder y el egoísmo masculino”(1)

A favor de la paridad, surgen los movimientos feministas. El feminismo, que surge en en el siglo XVIII, y sus etapas posteriores, no surgirán como una contrapartida al machismo, básicamente porque las mujeres se unieron para dar forma a un colectivo que busca elevar la condición política, socio-económica y educativa de la mujer. A fín de cuentas, surge como un movimiento básico de la libertad humana en tanto que afecta a la mitad de la humanidad (2).

¿Qué es el feminismo y cuál es su importancia?

Fuente: Pixabay

  1. Roselló, Gabriel. Proyecto humano.
  2. Martín Gamero Amalia. Antología del Feminismo, Madrid. Alianza.

Mesa redonda: Perspectiva de género. Un feminismo en vías de desarrollo

La mesa redonda se llevará a cabo a través de ZOOM. Se enviará un email de confirmación junto con el enlace dos días antes de la reunión.

¿Te perdiste la Mesa Redonda? ¡No hay problema!


Una de las lacras de nuestra sociedad es el machismo, cuya esencia reside en la afirmación y justificación de la supremacía masculina a partir de la fuerza bruta como mecanismo de poder. Afirmaba Celia Amorós que el pensamiento patriarcal consiste en el no pensamiento acerca de las mujeres, es decir, leer una historia escrita por hombres, cuyos saberes heredados han sido contados por solo una mitad de la población. La otra mitad, mujeres, han permanecido calladas y sumisas.

En el siglo XVIII comenzó un lucha que tiene que ver con el acceso al espacio público y político por parte de la mujer. Surge así los primeros feminismo, un feminismo que sigue hasta nuestros días, pero cuyas aspiraciones y manifestaciones van más allá de lo público y político. Los feminismos del siglo XX empiezan a cobrar un importante papel en la esfera pública -otorgando mayor visibilidad a la mujer-, una aparente igualdad formal, adopción de medidas frente a la violencia de género,…

El feminismo, hoy, se encuentra dentro de una problemática mayor, debe contextualizar sus demandas y reivindicaciones entorno al neoliberalismo, la homosexualidad, la violencia de género, el sexismo, la identidad…

¿Dónde queda la emancipación de la mujer y la lucha social por la igualdad en este contexto? ¿Qué significa ser feminista en una era donde el feminismo tiene diversas vertientes? ¿Qué avances estamos viendo en los grandes temas feministas como en la violencia de género? ¿Qué ocurre con la figura de la mujer ante la dicotomía entre sexo-género? ¿Ante qué retos se enfrenta el feminismo hoy?


PONENTES:

Para profundizar en este tema tenemos el privilegio de contar con:

Lorena Hernández Pineda: Psicoterapeuta especialista en violencia de género. Maestría en Intervención Interdisciplinar en Violencia de Género y Terapia Emotivo Conductual. Colabora con varias asociaciones feministas e imparte charlas y talleres desde el 2020.

Alejandra Guillermo Teos: Activista feminista y miembro de la asociación Las Cigarreras en Sevilla. Técnica en producción de alimentos y estudiante de medicina en la Universidad de Sevilla.

Laura Juliana Gamboa Bonilla: Estudiante de Filosofía y Educación Básica Primaria en la Universidad Industrial de Santander. Coordinadora del semillero de investigación filosófica Filoepos. Columnista de la Revista de la Universidad del Bosque de Bogotá, Horizonte Independiente y Filosofía en la Red.

Miguel Ángel G. Calderón: maestrante en filosofía en valores, lic. en psicología organizacional, enfermero, estudiante de lic. en filosofía; responsable de filosofía en la red: una de las plataformas de divulgación filosófica más importantes en habla hispana.


Bibliografía, artículos y enlaces de interés:
(se irá completando)

VV.AA: «Filósofas: del olvido a la memoria». Colección Tábano, Ed. Diálogo

Pagés, Ana: Cenar con Diotima: Filosofía y feminidad. ed. Herder

Amorós, Celia (coord.): Feminismo y Filosofia, Síntesis, Madrid 2000.

Beaviour, S: El segundo sexo Ed. Cátedra

Butler, J: Deshacer el género, Paidós Estudio 167

Butler, J: El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidós

Friedan, Betty: La mística de la feminidad , Cátedra

Wollstonecraft, Mary: Vindicación de los derechos de la mujer– Cátedra,

Videos:

El cerebro de los hombres

El cerebro masculino. A la carta RTVE. Redes

La batalla de los sexos. A la carta RTVE. Redes

Feminismos Post-Género y Transidentidad Sexual por Rosa María Rodríguez Magda

Alícia Miyares cuarta Ola de feminismo no somos solo cuerpos

Debate Prostitución Amelia Valcárcel

Conceptualizar la violencia de género. Celia Amorós

Documentos/artículos:

Simone de Beauvoir: Vida y obra

Simone de Beauvoir (1908-1986), símbolo de la mujer contestataria, novelista francesa, profesora universitaria, filósofa existencialista y militante del movimiento feminista. Intelectual polifacética, en su vida confluyeron especialmente dos facetas que se identificaron entre: la de mujer invitando a la emancipación femenina y la de escritora, cuya obra será tema de polémica en los medios literarios de su época, con sus defensores y detractores. 

Su formación primaria fue en un colegio católico del que haría una fuerte crítica a la formación recibida, su crianza en una familia burguesa le deparaba un “destino” muy concreto, monja o matrimonio interesado; pero una mala situación económica familiar tras La Primera Guerra Mundial cambio definitivamente su destino. Su padre les decía a ella y sus hermanas “Vosotras, hijitas, no os casaréis, no tenéis dote, tendréis que trabajar” palabras que la joven Simone agradecía.

En 1927 obtiene la Licenciatura en Filosofía en la Sorbona (fue profesora de filosofía en diferentes ámbitos) y en 1929, después de conocer a Jean Paul Sartre en la Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía, se unió estrechamente al filósofo y su círculo, entre los que se encontraba Paul Nizan, Raymond Aron, Merleu-Ponty. Con el tiempo, crearon entre ambos, Beauvoir-Sartre, una relación que les permitía compatibilizar su libertad individual con la vida en conjunto.

La personalidad de Simone de Beauvoir se sitúa en el centro de atención del París de la intelectualidad. Da conferencias por todo el mundo, participa contra la guerra de Vietnam, se compromete en el movimiento por la independencia de Argelia y encabeza las manifestaciones feministas a partir de 1.968. Su presencia es solicitada tanto en las manifestaciones literarias como en las políticas. En los años setenta sigue luchando por la solidaridad humana y el respeto por la libertad de la persona y, por supuesto, por la causa feminista. Fundó la “Ligue du droit international des femmes”, influyendo incluso en el ministerio de Asuntos de la Mujer en Francia que la nombró encargada de la Comisión sobre mujer y cultura. 

La variedad de sus escritos, novelas, ensayos, memorias, diarios, correspondencias y teatro, refleja la lucidez y el talante de una personalidad intrépida que marcó un antes y un después del momento en el que se dio a conocer. Hizo uso de las historias y las novelas para ilustrar muchas de sus ideas filosóficas, y especialmente, su convicción de que los seres humanos eligen por sí mismos. En su siempre efectiva prosa desarrolla una convincente defensa del existencialismo, intentando detectar los riesgos que lo acechan desde el momento en que empieza a convertirse en una moda y con ello se vulgariza. 

Conocerá a Sartre con el que mantendría una relación afectiva e intelectual a lo largo de toda su vida.

En su primera novela, La invitada (1943), exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt.

 El conjunto de sus escritos llamados «memorias» recoge su experiencia y sus diferentes reacciones de acuerdo con el momento vivido. Dichas memorias constituyen la confesión de una mujer que desde sus primeros años quiso defender su postura ante la vida y los acontecimientos que le tocó vivir tanto en el ámbito familiar como social. Así también, de su puño y letra nació la que aún hoy se considera “la biblia del feminismo”: El segundo sexo (1.949), y que constituye un verdadero hito que se incorpora a la historia de la cultura humana. 

 Su vida y su obra continúan despertando debates apasionados pues ambas plantean cuestiones esenciales a la eterna interrogante sobre la condición femenina. Fue una mujer muy criticada. Toda persona que rompe con los moldes establecidos o que se opone a los prejuicios al uso, es naturalmente cuestionada, e incluso vilipendiada. La derecha francesa se opuso tenazmente porque hacía una desmitificación de las instituciones tradicionales como la familia, las relaciones de pareja y la maternidad. La iglesia católica le puso, y sigue estando, en el índice de prohibida. Si en su época estuviera aun vigente la Inquisición, ella sería una de sus primeras víctimas. 

Mujer intelectual, pionera de su tiempo, pues se introdujo en las instituciones educativas mayormente masculinas. Aprovechó su oportunidad para desarrollarse a sí misma como una intelectual en un país y en un tiempo en los que los académicos eran considerados como miembros relevantes de la sociedad. Simone de Beauvoir llegó a ser más puramente una intelectual que cualquier otra mujer de su época. Pero, definirla como una «intelectual» pone de manifiesto otras cuestiones, como el descrédito de la inteligencia de las mujeres, la prueba es que muchos enfatizaban más su pertenencia a una elite que a una legítima posibilidad de las mismas. Verla como intelectual era, pues, la más clara patentización de que sus oscuras teorías androcéntricas son meras ideologizaciones interesadas que creíbles afirmaciones científicas. 

Lo que define de manera singular la situación de la mujer es que, aunque es como todo ser humano una libertad autónoma, se descubre y se elige en un mundo en el que los hombres le imponen que se asuma como la Otra.
S. Beauvoir. El segundo sexo
Bibliografía:
- Simone de Beauvoir. El segundo sexo, lectura crítica de la introducción y la conclusión. Ed. Diálogo
- Filósofas, del olvido a la memoria. Cap. 4 pp.185-198. Ed. Diálogo