Calista. El misterio de la verdad




¿Cómo puedes saber que algo es verdad?
Con esta pregunta, el Mayor en los Jardines de la Reflexión siembra en Calista una duda que le llevará a cuestionar todo lo que cree conocer. Desde Epistemoria, Calista nos invita a descubrir que la verdad no se encuentra: se construye al caminar, al dudar y al escuchar-tanto a los demás como a uno mismo.
Una historia filosófica que invita a jóvenes y adultos a explorar, a través de los ojos de Calista, el arte de preguntar, el valor de la incertidumbre y la belleza de las verdades que, como el sol, iluminan pero también pueden quemar. Para quienes creen que las respuestas son el final y para quienes saben que las preguntas son solo el principio

Calista, el misterio de la verdad” y “Calista: El misterio del yo y de la libertad no son un relato más en la estantería; son una invitación a embarcarse en un diálogo entre niños, niñas, familias y educadores. Estas obras van acompañadas de una guía práctica para fomentar el diálogo filosófico, ofreciendo recursos y propuestas que facilitan la reflexión compartida y el pensamiento crítico. Una experiencia filosófica diseñada para dejar una huella en las mentes y corazones de los más jóvenes, alentándolos a descubrir y afirmar su sentido de identidad y autonomía.

Les animo a compartir anécdotas y experiencias derivadas de la interacción con el libro. ¿Cómo ha influido la historia en la forma en que los niños y niñas abordan su vida diaria y las elecciones que hacen? ¿Qué preguntas han surgido? ¿Cómo ha ido la experiencia? ¿Han encendido sus mentes con nuevas preguntas? ¿Habéis realizado alguna de las actividades sugeridas en el libro o habéis creado vuestras propias prácticas inspiradas en la travesía de Calista? ¿Qué dinámica habéis empleado para explorar los conceptos filosóficos?

Puedes contármelo enviándome un correo a: info@arjekids.com o rellenando esta ficha de contacto.

¡Gracias por ser parte de esta maravillosa travesía!

Teoría de las ideas y conocimiento. Platón

La doctrina de Platón sobre la realidad y el conocimiento es heredera de la filosofía de Parménides. El dualismo instaurado por éste entre el ser como aquello real inteligible y el no-ser (devenir) sensible es refrendado por Platón en el llamado símil de la línea. Según Parménides el mundo en que vivimos está sometido a cambio y sobre las cosas en movimiento no se puede adquirir conocimiento más alto que la mera opinión. Lo múltiple, cambiante, es relativo: son válidas todas las opiniones, incluso las contradicciones. Pero la inteligencia tiene acceso a un conocimiento más alto: el ser es único, eterno, inmutable, no tiene ni comienzo ni fin. Su conocimiento es correlativo a su perfección: “lo mismo es pensar y ser”. También para Platón habitamos en un mundo cambiante, más exactamente en el lugar más alejado de la perfección donde las cosas nacen y mueren. El que se fía de sus sentidos no posee más que un conocimiento variable del mundo. Ahora bien, también es evidente que poseemos nociones que no están supeditadas al tiempo. Un claro ejemplo son las matemáticas o las esencias de las cosas que poseemos en este mundo y que nunca las vemos realizadas más que imperfectamente. También para Platón hay un abismo infranqueable entre la opinión y el mundo sensible y el conocimiento y el mundo inteligible. En el fragmento de la República (libro VI) distingue, sin embargo, una graduación de ambos conocimientos aunque de ningún modo podrá superarse su separación (horismós).

En el ámbito de la opinión se encuentra el conocimiento de los reflejos y de las imágenes del mundo sensible. Es el conocimiento más débil puesto que es cambiante y depende de la perspectiva del sujeto. En este grado, llamado por Platón Doxa, dos personas pueden tener una opinión contradictoria sobre una imagen y tener razón ambas. En un estadio superior está el conocimiento de los seres vivos y los artificios humanos. Las cosas poseen aquí más entidad y la forma de conocimiento que les corresponde es la creencia, o Pistis. Pero todavía se trata de un conocimiento relativo porque las cosas sensibles son múltiples y cambiantes de manera que no podemos asegurar poseer garantías para afirmar verdades sobre ellas. Sin embargo, todos somos capaces de tener nociones matemáticas, sean números (aritmética) o líneas y superficies (geometría). Tales objetos no cambian y la relación entre ellos es permanente, pudiendo fijar incluso leyes. Es obvio que las ideas de las matemáticas no habitan el mundo sensible por lo que Platón les dota de una identidad propia en el mundo de las ideas o cosmos noetós. El saber propio de las matemáticas lo denomina pensamiento, episteme. Pero Platón otorga a nuestra inteligencia la posibilidad de obtener un conocimiento más perfecto de las ideas: lo denomina dialéctica. En ella el hombre es capaz de ver o contemplar las ideas de bien, verdad, belleza, lo cual le permite ver el conjunto de las ideas como un todo pues todas ellas participan del bien y son verdaderas.

La relación entre este mundo imperfecto y el mundo de las ideas es explicada en forma de mito. En este mundo sólo tenemos vestigios, sombras, del mundo de las ideas porque el Demiurgo –el dios hacedor- amasó como un escultor la materia fijándose en las ideas. Por ello ningún ser de este mundo agota ninguna esencia y también por eso existe una relación numérica entre las cosas de este mundo. El mundo sensible nos recuerda al mundo de las ideas puesto que el hombre es un ser inmortal que proviene del mundo inteligible pero, una gran caída, un cataclismo, le ha revestido con la misma materia imperfecta del cosmos aiscetós. Platón se hace eco aquí de la religiosidad órfica según la cual los hombres somos inmortales: estamos como de paso entretejidos por la temporalidad que nos mantiene lejos de la perfección.

Para Platón el hecho de que existe el Bien o la Justicia en sí resulta de enorme importancia si tenemos en cuenta que el libro de la República es el intento de diseñar el mejor gobierno para los hombres. Del mismo modo que se le otorga al arquitecto la facultad de hacer una casa, el gobierno de una ciudad ha de residir en aquellos que tengan un claro conocimiento del bien y la justicia. Por ello Platón da una importancia decisiva a la educación, pues es a partir de esta de donde habrán de seleccionarse las personas más inteligentes a través de la enseñanza de las matemáticas, la música, la gimnasia y, por último, la dialéctica. Para Platón la democracia –gobierno del pueblo- no es más que el gobierno de las opiniones mayoritarias, las cuales pueden ser manipuladas y dirigidas. Según él, ese es el estado en que se encontraba la democracia ateniense, donde los sofistas vendían su saber persuadir a través de los discursos a los intereses privados sin importarle qué era lo justo o injusto. De hecho puede decirse que la muerte de Sócrates, condenado por manipular a los jóvenes, fue un factor decisivo en el antidemocratismo de Platón. Si existe el bien y la justicia habrán de ser los que tienen experiencia de ella los que tomen las decisiones políticas o juzguen a los ciudadanos. En este caso el pueblo no será gobernado por la opinión sino por las mismas ideas de justicia impartidas por los filósofos. Por ello podría decirse que el saber político de Platón no puede ser relativo sino que existe una forma justa de gobernar la ciudad.

El problema del Conocimiento y el Método. Descartes.

En el siglo XVII el principal problema fue el conocimiento. Se tendrán diversas cuestiones a las cuales darles una respuesta.

En esta época dos escuelas permanecerán enfrentadas, el racionalismo y el empirismo. El racionalismo defiende que con la razón alcanzamos la verdad, y que por medio de las matemáticas, se llega al conocimiento, estableciendo como ideal de conocimiento el sistema deductivo, lo que quiere decir que a partir de unos principios se puede llegar a deducir el resto de verdades. Por otra parte el empirismo, defiende que el conocimiento procede de los sentidos, rechazando la existencia de las ideas innatas y utilizando el método inductivo a partir de las experiencias  extrae conclusiones, tomando como modelo experimental la física.

Descartes, en el terreno del conocimiento, se enfrenta al escepticismo. Trata de construir un sistema de conocimientos empezando por la renovación de la filosofía, ya que según él ésta es la base de las ciencias y si ésta es dudosa las ciencias también lo serán. Por lo tanto, no estando contento con los conocimientos recibidos en el colegio de La Fleché, puesto que estos podrían ser dudosos, decide dedicarse a viajar.

Para Descartes la primera condición es encontrar un método que no sea erróneo. El punto de partida es la razón o buen sentido que todos los hombres tienen igual, pero cada uno toma caminos diferentes sin considerar las mismas cosas. Aunque no es suficiente tener buen sentido, sino aplicarlo bien, necesitando otros modos de conocer la razón y la necesidad de un método.

Dos son los modos de conocer la razón: la intuición, una especie de “luz natural” por la cual sin duda ni error se captan las ideas verdaderas, y la deducción, que es la sucesión ordenada de evidencias alcanzando las ideas claras.

Descartes cree que los geómetras poseen propiedades para avanzar en el conocimiento de la filosofía, destacando tres puntos: el primero es el método de geometría que desarrolla una cadena de ideas claras que serán descubiertas por la intuición y trabadas en largas cadenas deductivas. El segundo consiste en no aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza, y el tercero es respetar el orden de la deducción.

Así, Descartes presenta su método, el cual es resultado de la aplicación del método matemático a la filosofía.

Descartes formula cuatro preceptos que se aplicaran a la filosofía. El primero es la evidencia, hay que evitar la precipitación y la prevención, no aceptando como evidente lo confuso ni aceptar como verdadero lo que es claro. Así pues, formula el criterio de verdad entre claridad (conocimiento limpio de la mente) y distinción (que no tiene nada en común con las demás cosas). El segundo es el análisis minucioso de los problemas hasta reducirlos a ideas claras. El tercero la síntesis, sucesión de ideas claras y distintas para llegar al conocimiento, deducción; por último, la enumeración, tanto del análisis como de la síntesis. La pretensión final de estas enumeraciones es extender la evidencia de la intuición a la deducción.

Para llegar a la primera parte del método (evidencia) es necesario descartar todo aquello que no se muestre de forma clara y distinta, y por ello sea motivo alguno de duda, comenzando así la duda metódica, puesto que para conseguir algo verdadero debemos comenzar dudando y necesitamos basarnos en una verdad para construir el edificio del conocimiento.

En primer lugar, Descartes dice que tenemos motivos sobrados para dudar de los datos de nuestros sentidos, puesto que estos nos engañan en ocasiones. En segundo lugar, duda de los sueños, puesto que durante el sueño vivimos en una realidad falsa que sin embargo creemos que es verdadera mientras dura; por último, descarta las verdades racionales las cuales son consideradas indudables, como las matemáticas, pero puede caber la posibilidad de que exista una “genio maligno” que haga que nos equivoquemos continuamente con nuestro propio entendimiento, por lo que se presenta como duda.

Finalmente, con todo ello, Descartes, ante este radical proceso de duda, le lleva a un callejón sin salida, situándonos en el punto del escepticismo, donde la verdad no existe y si existe el hombre es incapaz de conocerla, los sentidos nos engañan y son subjetivos. Con la afirmación del escepticismo, afirma la imposibilidad de alcanzar el conocimiento verdadero, porque la razón es tan débil que se encuentra imposibilitada.

A partir de aquí Descartes, buscará una solución para salir de ese estancamiento, de ese callejón sin salida del escepticismo, presentándose la formula “cogito ergo sum” (pienso luego existo) puesto que puedo dudar de todo, menos de mi existencia.

Una vez establecido este principio indudable, la cuestión es cómo recuperar la confianza en las certezas sobre el propio cuerpo y sobre el mundo externo a partir de él. Para ello, se debe explicar la teoría de las sustancias y los tipos de ideas en la filosofía cartesiana.

Discusión hermenétuica bajo el árbol de la sabiduría, portada del Tratado del Azoth de Basilio Valentín. La metafísica es la raíz del árbol de la filosofía; la física, el tronco, y las otras ciencias, sus ramas.

Tipos de conocimiento -Platón

El símil de la línea se trata de una analogía presentada por Platón al final del libro VI de la República, donde expone brevemente la teoría ontológica y epistemológica de madurez.

Conocimiento Opinión
Se obtiene mediante el intelecto Se adquiere a través de los sentidos
Es verdadero absolutamente Es verdadera o falsa, depende de su fundamento
Es objetivo, claro y universal Es subjetiva, confusa y relativa
Se refiere a las realidades inteligibles e inmutables Se refiere a la realidad sensible, que está en constante cambio

Platón, partiendo de la idea de Ser y apariencia de Parménides, reivindica la clara distinción entre conocimiento y opinión. Platón, considera que esta distinción no se encuentra separada tajantemente, sino que la opinión puede ir acompañada de conocimiento, solo si tenemos la ciencia sobre las formas y lo aplicamos para mejorar nuestro saber sobre la realidad sensible. Es lo que Platón llamaría u <opinión acompañada de conocimiento>.

De esta manera, Platón, partiendo de la base que tenemos dos tipos de conocimiento contrapuestos -sabiduría e ignorancia (falta de conocimiento o falsa creencia)-, establece que en medio hay uno que se llama, Doxa o Opinión sobre el conocimiento del mundo sensible.

El conocimiento tiene diferentes grados.

  1. Episteme: El mundo inteligible se encuentra formado por objetos matemáticos y por las formas o ideas a nivel espistemológico, de esta manera hay dos tipos de saber:
    • Nous o Dialéctica o ciencia de las ideas, se trata del saber propio de las formas o ideas. Excluye cualquier concesión a lo sensible y solo opera con ideas o conceptos.
    • Dianoia o Pensamiento discursivo, ocupa los objetos matemáticos, se sirve de imágenes y de representaciones sensibles para razonar. Las matemáticas son un conocimiento preparatorio para lograr alcanzar la dialéctica, por lo que sería inferior a la dialéctica.
  2. Doxa u opinión: Se trata del mundo sensible.
    • Pistis o Creencia, se encuentra cercano a la episteme, pues corresponde a la filosofía de la naturaleza.
    • Eikasia o Conjetura, se trata del nivel más bajo de la opinión, cercano a la ignorancia, corresponde a las artes. Esto es así, porque Platón considera que las Artes hace imitaciones de una imitación de la realidad inteligible, es decir, hace una copia o imitación de la naturaleza sensible, la cual es copia o imitación de la realidad inteligible.

En el libro VII de la República, Platón se refiere al problema del conocimiento en su famosa narración del mito de la caverna (leer)

Símil de la línea Platón

Solo sé que no sé nada

Solo sé que no sé nada– Sócrates 470-399 a.C

¿Es posible no saber nada? ¿Podemos conocerlo todo? ¿Hasta dónde podemos conocer?  ¿Dónde empieza el conocimiento? ¿La imaginación forma parte del conocimiento? ¿Es real la imaginación?

Frase que nos invita al diálogo, haciendo que surjan las preguntas anteriormente mencionadas. Preguntas abiertas para respuestas abiertas. Pero los niños de entre 4 y 7 años intentaron resolverlas, les costaron unos minutos llegar a sus conclusiones, unas conclusiones e ideas que se iban valiendo de las aportaciones de otros compañeros. Veamos unos fragmentos de diálogo/conclusiones entorno a este enigmático tema: EL CONOCIMIENTO.

Nuria 7 años: No es posible no saber nada, diciendo que no sabes ya estas diciendo que sabes algo. No podemos conocerlo todo -basándose en algunos ejemplo- si eres un especialista en medicina conocerás sobre eso (medicina) más que si eres profesora de niños pequeños. Solo podemos empezar a conocer en el momento que nacemos.

Aram 5 años: Podemos conocer hasta que se apague nuestro cerebro, cuando nuestro cerebro se apaga no podemos seguir conociendo -Antia, Marc y Nuria lo relacionan con la muerte- Yo si que puedo conocerlo todo, porque mi cerebro está aprendiendo sobre todo, en el Kindergarden, con mis papas, contigo en la clase de pensar,… pero en el momento que decide no conocer más se apaga mi cerebro, mi cerebro es el que manda y yo hago lo que él me dice. (Se refiere al pensamiento, hace una clara división de él mismo: él como ser físico y él como ser pensante. Nadie antes le había comentado sobre la visión dual del ser humano).

Marc 5 años: La imaginación es ilimitada -concepto previamente explicado- y no se puede conocer, tampoco podemos conocerlo todo. 

Antia 6 años: La imaginación no se puede conocer, porque forma parte de mi conocimiento, no se puede conocer la imaginación de ellos -los compañeros- porque yo no veo su conocimiento. 

Mariella 4 años (casi 5): La imaginación es real. Pero no podemos sentirla -explicación previa sobre los sentidos y la percepción.

Pablo 5 años: La imaginación a veces no es real, pero a veces si es real. 

A modo de conclusión general y respondiendo las preguntas del inicio:

  • No podemos conocerlo todo.
  • Tampoco podemos no saber nada.
  • El conocimiento empieza en el momento que nacemos.
  • Conocemos hasta que nos morimos.
  • La imaginación, si forma parte del conocimiento. A partir de dos conceptos que se conocen se puede formar uno nuevo. (Ejemplo minotauro)
  • La imaginación puede ser real si esta se puede plasmar (ejemplo del dibujo, debían dibujar lo que estaba en su imaginación. Un hecho que me llamó la atención, es que estando separados los unos de los otros, sin que pudieran ver el dibujo de su compañero, algunos coincidieron dibujando una casa, ¿por qué? les pregunte, no sabían, estaba en su imaginación)

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    La imaginación es ilimitada y, a veces, se puede percibir. Por ejemplo cuando plasmamos una idea (que parte de la imaginación) en un papel, haciendo que esa idea se vuelva real y todos/as la podamos conocer.

 

 

 

Abre los ojos y la realidad

Eduardo Noriega le da vida a Cesar. Un joven de 25 años que hace que nos preguntemos ¿qué es lo real? Un joven atractivo y rico.

Seguro que alguna vez te has preguntado si es real la realidad. Esta pregunta tiene un profundo significado filosófico.

En el siglo XVII René Descartes se tomó esta cuestión muy enserio. Dudó de todo conocimiento que fuese posible, empezando por todos los conocimientos que había adquirido hasta el momento, seguido de los sentidos, los sueños y acabando con las verdades racionales.

Todos sabemos que a veces los sentidos nos engañan, por lo que no siempre resulta fácil distinguir la auténtica realidad de la mera apariencia. Las cosas no siempre son como parecen.

Los sueños, a veces tan reales que nos cuesta diferenciarlos de la autentica realidad. Los sentidos, a veces nos engañan tanto que nuestra razón acaba aceptando ese engaño como real. Por ejemplo: el hielo, la nieve, la niebla y el agua parecen cosas muy distintas, aunque sabemos que en realidad son lo mismo; nuestros sentidos, en este caso, las cosas que vemos y sentimos son diferentes, sin embargo, cuando usamos la razón nos damos cuenta de que, a pesar de las apariencias, todas esas cosas son manifestaciones variadas de una misma realidad.

De esta manera, con la visualización de esta película, que la recomiendo, nos lleva al misterioso mundo de la metafísica, ¿Cómo podemos saber quiénes somos realidad? ¿Es posible saber en qué consiste la realidad? ¿De qué forma se pueden distinguir los sueños de la realidad?

Teoría de las Ideas

El punto de partida de la filosofía platónica se apoya en la distinción entre apariencia y realidad propuesta en el debate entre Heráclito y Parménides. Este problema puede explicarse mediante la dicotomía que se establece entre el ser y el conocer, donde la realidad del mundo sensible es cambiante, en el que solo cabe la opinión; mientras que la realidad del mundo inteligible es inmutable, eterna y donde se encuentra la auténtica realidad (más adelante será explicado esta visión dualista del conocimiento)

Platón parte de la búsqueda socrática de las definiciones universales, y considera que estas tienen que corresponder a unas realidades que sea eternas, inmutables, únicas, perfectas e inteligibles. Sobre esta reflexión centra Platón su teoría de las Ideas, constituyendo así el tema principal de la filosofía platónica y el sustrato de todos los temas que la componen.

Para Platón, Idea es una realidad extramental con realidad objetiva y no una mera construcción mental, con existencia solo en la mente. Las ideas representan el verdadero ser de las cosas y son el objeto de la ciencia, son la causa de la existencia de la multiplicidad de los objetos sensibles que se vinculan a ellas. Así pues, esas ideas o eidos serían la esencia única de la múltiple y cambiante realidad sensible. El mundo accesible a los sentidos no sería más que una copia o imitación imperfecta y material de esos modelos eternos y universales.

Las Ideas son eternas, no nacen jamás, son inmutables, en contraposición de la materia que nacen, son mutables y perecederas, es por ello, que las Ideas tienen verdadera existencia. Por otro lado, las Ideas son aprehendidas por el entendimiento, puesto que los sentidos nos muestran esa realidad cambiante, sujeta al devenir, por lo que lo que se conoce a través de los sentidos es pura opinión. Y, por último, las Ideas se encuentran en un entramado jerarquizado, donde existen tantas Ideas como cosas participan de ellas, por lo que son infinitas, como lo pueden ser las cosas del mundo físico. Pero, para Platón, al igual que existe un cierto grado de perfección en las cosas sensibles, también lo es en las Ideas; así pues nos encontramos en un primer nivel los objetos matemáticos, seguido de la esencia de los seres, valores estéticos y éticos, y en la cúspide, está la Idea de Bien, que Platón la identifica con la Idea de verdad y belleza. Lo bueno, por ser bueno, es al mismo tiempo verdadero y bello.

Sobre este entramado de la Teoría de las Ideas, Platón defiende un dualismo ontológico, en el cual postula la existencia de dos ámbitos: El mundo inteligible y el mundo sensible.

Por un lado, en el mundo inteligible, es donde se encuentran las Ideas, formas, esencias y modelos de la realidad material, poseyendo así las características de las Ideas -anteriormente comentado- y no puede ser percibido por los sentidos, sino que solo es cognoscible por el entendimiento.

Por otro lado, el mundo sensible estaría formado por la gran diversidad y multiplicidad de objetos materiales, perecederos, sometidos al devenir, al cambio constante, y que existen en la medida en que imitan (mímesis) o participan (méthexis) de los modelos ideales de las formas inteligibles. Por tanto, son dependientes ontológicamente de las formas y cognoscibles por los sentidos.

Estos dos mundos se encuentran conectados, es por ello que Platón recurre a una figura mitológica, el demiurgo o dios artesano, se trata de una divinidad que modela la realidad sensible a partir de las formas inteligibles.

De esta manera, Platón, alcanza su objetivo, demostrar que la verdad existe y es accesible únicamente a través de la razón. Esta visión dualista del conocimiento, Platón también la ejemplifica con el famoso “Mito de la caverna”, así como “el Símil de la línea”, se trata de una analogía donde expone brevemente la teoría ontológica y epistemológica.

El mito de la caverna – Platón

El mito de la caverna aparece en el Libro VII de La República, escrito por Platón hacia el año 380 a.C., en un momento de crisis política y cultural en Atenas tras la Guerra del Peloponeso. Platón, discípulo de Sócrates, buscaba mostrar cómo la mayoría de los ciudadanos vivían atrapados en la ignorancia, confundiendo las apariencias con la realidad, del mismo modo que los prisioneros de la caverna solo ven sombras proyectadas en la pared. La alegoría refleja la teoría de las Ideas, según la cual el verdadero conocimiento no se encuentra en el mundo sensible, sino en el acceso a la verdad universal. Además, constituye una crítica a la democracia ateniense, que según Platón permitía que las masas permanecieran en la oscuridad, y una propuesta pedagógica: solo mediante la educación y el esfuerzo intelectual es posible salir de la caverna y alcanzar la luz del conocimiento.

Resumen del mito

Este mito nos habla de unos hombres que, desde su infancia, permanecen atados, obligados a mirar al fondo de una cueva, donde se proyectan las sombras de los seres que pasan por delante de la boca de la cueva y que son iluminados por un fuego.

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Uno de estos hombres se libera de sus cadenas y, dándose la vuelta, sale al exterior de la cueva, donde queda deslumbrado al contemplar por vez primera la luz del sol. Superada su momentánea ceguera, poco a poco va viendo, con asombro, una nueva forma de realidad , y se da cuenta de que antes sólo conocía sombras, porque las cosas reales, iluminadas por la luz del sol, estaban fuera de la cueva en la que él vivía recluido.

Posteriormente, regresa al lado de sus antiguos compañeros, que permanecen atados, pero dotado ya de este nuevo conocimiento y, al relatárselo, no le creen, incapaces de comprender lo que le pasa. Lo toman, pues, por loco e intentan matarlo.

Con este relato, Platón enseña que la realidad está claramente dividida entre el mundo de las apariencias o de las sombras (de la pura opinión o Doxa) y el mundo de la luz (Espisteme o conocimiento):

  1. El mundo de las sombras está formado por imágenes que no muestran la realidad verdadera de las cosas; el mundo de la luz, en cambio, está presidido por el bien, que hace que las cosas sean lo son, y que es la verdadera realidad.
  2. El fuego de la caverna simboliza al sol visible que ilumina este mundo sensible, mientras que el mundo inteligible está presidido por el sol del bien, que hace a las ideas verdades e inteligibles.
  3. La salida de la caverna del hombre que se libera de sus ataduras representa el camino del filósofo, que sube desde el fondo de la caverna a la luz del mundo de las cosas que verdaderamente son. Es, pues, un camino de liberación, de descubrimiento del ser y de conocimiento de la verdad. Todo ser humano tiene la posibilidad de emprender este camino, de ascender del mundo de las meras apariencias hasta la contemplación de lo que realmente es.
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Aplicaciones actuales

El mito de la caverna de Platón sigue siendo una metáfora poderosa para comprender la sociedad contemporánea. Hoy, las “sombras” de la caverna pueden identificarse con fenómenos como la desinformación en redes sociales, las fake news y la manipulación mediática, que mantienen a muchas personas atrapadas en una visión parcial de la realidad. La salida de la caverna representa el esfuerzo por desarrollar un pensamiento crítico, contrastar fuentes y buscar conocimiento más allá de lo inmediato.
En el ámbito educativo, el mito inspira la necesidad de una enseñanza que no se limite a transmitir datos, sino que fomente la reflexión autónoma y la capacidad de cuestionar lo que se da por cierto. En la era digital, también puede aplicarse a la relación con la realidad virtual y la inteligencia artificial, donde distinguir entre apariencia y verdad se convierte en un desafío central.
La alegoría platónica nos recuerda que la verdadera libertad intelectual consiste en atreverse a salir de la caverna, abandonar las sombras y enfrentarse a la luz del conocimiento, incluso cuando este proceso resulta incómodo o desafiante


Recomendación: El mito de la caverna para Niños a través de Calista. El misterio de la verdad

Ilustración de Elena F. Vázquez del libro: «Calista. El misterio de la verdad»

Infografía