Perspectivismo: la filosofía de Ortega y Gasset

¿Te has preguntado alguna vez por qué un mismo acontecimiento puede experimentarse y verse de forma diferente? ¿Y por qué podemos comprender un mismo objeto desde muchos puntos de vista diferentes? Ésta es una pregunta que ha fascinado a los filósofos desde el principio del pensamiento.

Ortega y Gasset (1883-1955) fue uno de los grandes nombres de la filosofía española del siglo XX. Contemporáneo de Sartre, Heidegger y otras figuras importantes del movimiento fenomenológico, es conocido sobre todo por sus escritos sobre la búsqueda de la Verdad y la estructura adecuada de la existencia humana. Sus famosos libros «Meditaciones sobre el Quijote» y «La rebelión de las masas» han configurado de forma innovadora el pensamiento y la literatura española e internacional. Su filosofía, denominada «Razón Vital», se centra en la experiencia existencial de la vida como nuestro compromiso más importante. Su teoría del Perspectivismo es uno de los fundamentos de su obra filosófica

La propia palabra procede del latín «perspicuamente», que significa «claramente». En sentido estricto, el Perspectivismo es la doctrina que afirma que el mundo siempre se ve y se comprende con claridad sólo desde un ángulo o perspectiva determinados. Por ello, la forma en que interpretamos el mundo es siempre subjetiva, y nunca puede ser objetiva. Incluso algo tan elemental como el significado de una palabra viene determinado por nuestra perspectiva, y las distintas perspectivas del mundo siempre ven y entienden las cosas de forma diferente. Comprender y elegir sabiamente entre distintas perspectivas es, por tanto, una de las tareas más difíciles para el ser humano.

En El tema de nuestro tiempo , Ortega defiende el perspectivismo alegando que el sujeto no es un medio transparente, ni idéntico e invariable en todos los casos (no existe el pretendido racionalista de un punto de vista “supraindividual”). Con sus propias palabras, el sujeto, es más bien un «aparato receptor» capaz de captar cierto tipo de realidad y no otro.

Pero, ¿cuáles son los principios básicos del perspectivismo de Ortega y Gasset? Hay tres elementos principales que conforman el marco de esta teoría:

1. El Perspectivismo. Naturaleza existencial y subjetiva de la comprensión y la valoración

Según Ortega y Gasset, nuestra comprensión del mundo siempre está moldeada por nuestra existencia y nuestra vida única. Todo lo que vemos y comprendemos procede de perspectivas creadas por nosotros mismos, y siempre está ligado a nuestros valores, creencias y emociones personales. Por ello, siempre somos subjetivos en nuestro juicio y nuestros valores, y la comprensión objetiva del mundo siempre es imposible. Esto significa que siempre tenemos que elegir qué perspectiva es más valiosa para nosotros y más coherente con nuestra comprensión del mundo. Ortega y Gasset considera esto como una condición necesaria para que experimentemos plenamente el valor de nuestra existencia.

2. La necesidad del diálogo y la razón

El hecho de que siempre seamos subjetivos no significa que siempre seamos irracionales. Ortega y Gasset cree que ser perspectivista no anula la necesidad del diálogo y la razón. Al contrario, el perspectivismo nos exige respetar y comprender los diferentes puntos de vista, escuchar a los demás y crear conflictos de ideas. Según Ortega y Gasset, siempre tendremos que buscar la razón de nuestros juicios y las implicaciones de nuestras perspectivas. En este sentido, la acción dialéctica es la contrapartida necesaria del Perspectivismo.

3. La necesidad del arte como camino hacia el conocimiento

Esto hace que el conocimiento como perspectivista sea necesariamente incompleto y esté sometido a una revisión constante, lo que exige una gama mucho más amplia de enfoques narrativos, incluidos los que se experimentan típicamente a través de la literatura, el teatro y el cine. Son las formas artísticas de experiencia las que pueden acercarse a la esencia de los rasgos y elementos que permiten una comprensión más plena y rica, para alcanzarla

La realidad es sin embargo múltiple, no existe un mundo en sí mismo, existen tantos como perspectivas; y cada una de ellas permite una verdad: la verdad es aquella descripción del mundo que sea fiel a la perspectiva.

Ortega y Gasset

El perspectivismo tiene múltiples implicaciones para nuestra comprensión del mundo y nuestra interacción con él. Según Ortega y Gasset:

– Tenemos que aceptar la existencia de múltiples perspectivas -todas legítimas e igualmente valiosas, – sacrifica nuestra gran concepción omnisciente y objetiva de la verdad,
– Cada juicio forma parte de un punto de vista particular y tiene que entenderse en su contexto,
– Tenemos que aceptar que nuestra comprensión del mundo siempre será subjetiva, y
– Tenemos que respetar las perspectivas de los demás y tenemos que animarles a argumentar, comparar y discrepar.

El mundo es complicado, y nuestra comprensión del mismo siempre será limitada. El Perspectivismo de Ortega y Gasset nos enseña que a lo que debemos aspirar es a una comprensión más completa de las múltiples perspectivas que conforman nuestra realidad. Esto, combinado con la aceptación de la necesaria subjetividad de nuestro conocimiento, puede otorgarnos la humildad, el respeto y la esperanza de vivir nuestras vidas de un modo más pleno. Por tanto, todos debemos ser perspectivistas. Pero precisamos de una idea de razón que sea capaz de recoger las dimensiones perspectivísticas de la realidad, y para ello no nos sirve la razón físico-matemática del racionalismo; se hace necesario un nuevo concepto de razón; y esta será la “razón vital”.

 “La realidad, precisamente por serlo y hallarse fuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil caras o haces
[…]
La verdad, lo real, el universo, la vida –como queráis llamarlo– se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fel a su punto de vista, si ha resistido a la eterna seducción de cambiar su retina por otra imaginaria, lo que ve será un aspecto real del mundo. Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mi pupila no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios (...). Dentro de la humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a trozos de universo para los otros inasequibles. La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales.”
(El Espectador, I. Verdad y Perspectiva).


Yo soy yo y mi circunstancia

A partir de su concepción de la vida como realidad radical, Ortega perfila una idea de autodesarrollo unida al reconocimiento de límites, pues la realización de uno mismo no es posible sin el reconocimiento y aceptación de los límites de nuestra circunstancia y de nuestra perspectiva, condición para llegar a ser más grande que esa realidad que nos impone límites y poder superarla. Solo bajo esta condición es posible realizar ese perfeccionamiento de la propia vida individual que ella misma lleva como potencialidad dentro sí.

La famosa tesis orteguiana «yo soy yo y mi circunstancia» la encontramos ya en las Meditaciones del Quijote de 1914, y desde entonces forma parte característica de su filosofía.

“El yo de cada ser humano elige diversas posibilidades de ser”

Ortega y Gasset “Historia como sistema, VII”
Imagen de Brian Merrill en Pixabay

¿Cuáles son, según Ortega, los componentes de la circunstancia?

  1. La circunstancia es el mundo vital en el que se halla el sujeto e incluye el mundo físico y todo el entorno que aparece en la vida (cultura, historia, sociedad,…). Este es el aspecto más sencillo de su descripción. Es todo lo que el yo encuentra dado: el haber nacido y tener que vivir en un momento histórico, una nación, una familia determinada. Pero en muchos textos también incluye en la circunstancia el cuerpo y la mente o alma del propio sujeto. La razón de esta inclusión es que nosotros nos encontramos con nuestro cuerpo y nuestras habilidades, capacidades psicológicas e incluso con nuestro carácter como algo ya dado, con algo que puede favorecer o ser un obstáculo para nuestros proyectos, del mismo modo que el resto de las cosas del mundo. Es la circunstancia la que define el horizonte de mi vida, y no yo quien la elijo. Por eso se puede decir que la circunstancia tiene el carácter de un destino real e inexorable.

  2. El yo se forma en su encuentro con el mundo. No es cierto que primero nos encontremos a nosotros y después al mundo: Mi yo se va formando en su encuentro con el mundo y a partir de sus reclamaciones. Mundo es lo que hallo frente a mí y en mi derredor, lo que para mí existe y actúa, Esta integración del yo con su circunstancia no es una mera referencia intencional, ni un simple coexistencia, sino una mutua pertenencia, solo desde la cual tienen sentido cada uno de los términos. Es decir, para Ortega, al circunstancia no es solo un conjunto de objetos y sucesos frente al yo sino la parcela de mundo cuyo centro soy yo

  3. El mundo no es una realidad independiente del yo: El mundo es lo que yo advierto, y tal y como yo lo advierto. El «ser primario» de las cosas es su ser en relación con la vida, su servicio o posibilidad de manipulación, su ser vivido. El error del pensamiento tradicional es que hace abstracción de este ser primario y considera que las cosas pueden existir aunque yo no me ocupe de ellas, no las atienda.

  4. Desde el punto de vista del yo y de la vida, de nuestra vida, la categoría fundamental es la del futuro (la vida es futurición), pero desde el punto de vista de la circunstancia es más importante la categoría temporal del pasado y más aún la del presente, la del ahora: en el presente decidimos nuestro futuro, pero para realizarlo tenemos que contar con el pasado.

  5. La tesis del carácter esencial de la circunstancia lleva también al perspectivismo: no podemos superar nunca nuestra circunstancia, ponernos fuera del punto de vista que corresponde a nuestra época; lo que queremos, lo que pensamos, está determinado por la circunstancia.
<<Hemos de buscar a nuestra circunstancia, tal y como ella es, precisamente en lo que tiene de limitación, de peculiaridad, el lugar acertado en la inmensa perspectiva del mundo. No detenernos perpetuamente en éxtasis ante los valores hieráticos, sino conquistar a nuestra vida individual el puesto oportuno entre ellos. En suma: la reabsorción de la circunstancia es el destino concreto del hombre.

[...] Este sector de realidad circunstante forma la otra mitad de mi persona solo a través de él puedo integrarme y ser plenamente yo mismo. La ciencia biológica más reciente estudia el organismo vivo como una unidad compuesta del cuerpo y su medio particular: de modo que el proceso vital no consiste solo en una adaptación del cuero a su medio, sino también en la adaptación del medio a su cuerpo. La mano procura amoldarse al objeto material a fin de apresarlo bien; ero, a la vez, cada objeto material oculta una previa afinidad con una mano determinada

Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo>>.

Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote
Imagen de Anja en Pixabay

«Todos los organismos vivos están en estrecha relación con su medio»



El segundo sexo – Simone de Beauvoir

En Vida y obra de Simone de Beauvoir se considera «El segundo sexo» como la biblia del feminismo, una obra fundamental en la filosofía feminista y de género. Un extenso ensayo estructurado en dos volúmenes. En cada uno de ellos se desarrolla una de las fases del método regresivo-progresivo. Se trata de un método de investigación para abordar su estudio desde dos perspectivas de investigación distintas, necesarias y complementarias: la primera, analítica y regresiva y la segunda, sintética y progresiva. De esta manera explora la opresión de las mujeres en la sociedad y la cultura occidental, cuestionando la idea de que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres justifican la subordinación de las mujeres.

Con el uso de este método, propio del existencialismo, encontramos la influencia de esta corriente en la obra. Beauvoir fue una de las figuras más importantes del existencialismo, un movimiento filosófico que se centraba en la experiencia humana y en la libertad individual. En «El segundo sexo«, Beauvoir utiliza el marco existencialista para analizar la opresión de las mujeres, y para argumentar que la liberación de las mujeres requiere una toma de conciencia y una acción política.

Otra influencia importante es el feminismo de la segunda ola, un movimiento que se centraba en la lucha contra la opresión de las mujeres en la sociedad y la cultura. Beauvoir fue una de las figuras más influyentes de esta ola y «El segundo sexo» fue una de las obras fundamentales para este desarrollo. Además, ha sido una influencia duradera en el feminismo y los estudios de género.

Beauvoir comienza su análisis con la afirmación de que «no se nace mujer, se llega a serlo«. Esto significa que, la feminidad no es un rasgo biológico innato, sino que es el resultado de una construcción social y cultural que define a las mujeres como «otras» en relación a los hombres. En otras palabras, la identidad de las mujeres está definida en relación a los hombres, y las mujeres son limitadas por esta relación.

Esta idea de la «otredad» de las mujeres, una de las ideas centrales, argumenta que la categorización de las mujeres como «otras» en relación a los hombres coloca a las mujeres en una posición de subordinación. La identidad de las mujeres está definida en términos negativos en relación a los hombres, y esta categorización limita la libertad y el potencial de las mujeres.

En este sentido, se distancia de las teorías esencialistas que definen la feminidad en términos biológicos. De Beauvoir afirma que la feminidad no es algo que las mujeres «tienen» por naturaleza, sino que es algo que se les impone por la sociedad y la cultura. Por lo tanto, la identidad de género no es una cuestión de «naturaleza», sino de construcción social y cultural.

El ser humano no es una especie natural, sino una idea histórica. No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino.

Formación, I

Otra cuestión importante que aborda es la forma en que la cultura y la sociedad limitan la libertad y el potencial de las mujeres. Beauvoir sostiene que las mujeres son educadas desde una edad temprana para ser pasivas y sumisas, y que se les enseña a aceptar su papel subordinado en la sociedad. Esta educación se manifiesta en la forma en que se trata a las mujeres en la familia, en la escuela, en el trabajo y en la cultura en general. La opresión de las mujeres es mantenida por la cultura y la sociedad, y que la única forma de liberar a las mujeres es a través de la transformación social. En otras palabras, la liberación de las mujeres no es sólo una cuestión individual, sino que requiere cambios sociales y culturales más amplios.

Si deseamos intentar ver claro hay que salir de la rutina; hay que rechazar las vagas nociones de superioridad, inferioridad, igualdad que han pervertido todas las discusiones y partir de cero.

Otro aspecto importante que se examina es la noción de sexualidad femenina. Beauvoir argumenta que la sexualidad de las mujeres es vista como una amenaza para la sociedad patriarcal. La sexualidad femenina es controlada y reprimida en la sociedad, y la liberación de las mujeres requiere una transformación radical de la sexualidad y la forma en que se comprende y se vive. En este sentido, critica la idea de que la maternidad es la esencia de la feminidad. Ella sostiene que la maternidad es una experiencia socialmente construida, y que la idea de que las mujeres deben ser madres es una forma de controlar y limitar la libertad de las mujeres. Beauvoir aboga por una comprensión de la sexualidad femenina que no se reduzca a la maternidad, y que permita a las mujeres explorar su sexualidad y su deseo sin ser estigmatizadas o castigadas por ello.

No existe el «instinto maternal»: la palabra no se aplica en modo alguno a la especie humana. La actitud de la madre está definida por el conjunto de su situación y por la forma en que la asume

Otro tema que Beauvoir aborda en «El segundo sexo» es la relación entre las mujeres y los hombres. De Beauvoir sostiene que la relación entre hombres y mujeres está marcada por la desigualdad, y que los hombres tienen un poder simbólico y material sobre las mujeres. Esta desigualdad se manifiesta en la forma en que se trata a las mujeres en la sociedad y la cultura, y en la forma en que se distribuyen los recursos y el poder. En este sentido, Beauvoir argumenta que la lucha por la liberación de las mujeres es una lucha contra el patriarcado y el sexismo. Esta lucha requiere la transformación de las relaciones entre hombres y mujeres, y la creación de una sociedad más igualitaria en términos de género.

El más mediocre de los varones se cree frente a las mujeres un semidiós

«El segundo sexo» de Simone de Beauvoir es una obra profundamente filosófica que desafía algunas de las suposiciones más básicas sobre la naturaleza humana y la sociedad, donde las diferencias biológicas entre hombres y mujeres no son suficientes para explicar la opresión de las mujeres, y que la feminidad es una construcción social que ha sido impuesta a las mujeres a lo largo de la historia.

La obra también es un llamado a la acción para la transformación social y cultural. La liberación de las mujeres no es solo una cuestión individual, sino que requiere una acción política para transformar la sociedad y la cultura. Esta transformación, no solo beneficiará a las mujeres, sino que beneficiará a toda la sociedad al eliminar la opresión y promover la igualdad y la justicia social.

Una obra que invita a la reflexión y la acción en igual medida. A través de su análisis filosófico y su llamado a la acción política, Beauvoir nos invita a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza, nuestras suposiciones sobre el mundo que nos rodea, y a tomar medidas concretas para crear una sociedad más justa y equitativa para todos.


Bibliografía:
- Simone de Beauvoir, El segundo sexo, lectura crítica de la introducción y la conclusión. Ed. Diálogo
- Simone de Beauvoir, El segundo sexo Ed. Cátedra
- Filósofas, del olvido a la memoria. Cap. 4 pp.185-198. Ed. Diálogo

Simone de Beauvoir: Vida y obra

Simone de Beauvoir (1908-1986), símbolo de la mujer contestataria, novelista francesa, profesora universitaria, filósofa existencialista y militante del movimiento feminista. Intelectual polifacética, en su vida confluyeron especialmente dos facetas que se identificaron entre: la de mujer invitando a la emancipación femenina y la de escritora, cuya obra será tema de polémica en los medios literarios de su época, con sus defensores y detractores. 

Su formación primaria fue en un colegio católico del que haría una fuerte crítica a la formación recibida, su crianza en una familia burguesa le deparaba un “destino” muy concreto, monja o matrimonio interesado; pero una mala situación económica familiar tras La Primera Guerra Mundial cambio definitivamente su destino. Su padre les decía a ella y sus hermanas “Vosotras, hijitas, no os casaréis, no tenéis dote, tendréis que trabajar” palabras que la joven Simone agradecía.

En 1927 obtiene la Licenciatura en Filosofía en la Sorbona (fue profesora de filosofía en diferentes ámbitos) y en 1929, después de conocer a Jean Paul Sartre en la Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía, se unió estrechamente al filósofo y su círculo, entre los que se encontraba Paul Nizan, Raymond Aron, Merleu-Ponty. Con el tiempo, crearon entre ambos, Beauvoir-Sartre, una relación que les permitía compatibilizar su libertad individual con la vida en conjunto.

La personalidad de Simone de Beauvoir se sitúa en el centro de atención del París de la intelectualidad. Da conferencias por todo el mundo, participa contra la guerra de Vietnam, se compromete en el movimiento por la independencia de Argelia y encabeza las manifestaciones feministas a partir de 1968. Su presencia es solicitada tanto en las manifestaciones literarias como en las políticas. En los años setenta sigue luchando por la solidaridad humana y el respeto por la libertad de la persona y, por supuesto, por la causa feminista. Fundó la “Ligue du droit international des femmes”, influyendo incluso en el ministerio de Asuntos de la Mujer en Francia que la nombró encargada de la Comisión sobre mujer y cultura. 

La variedad de sus escritos, novelas, ensayos, memorias, diarios, correspondencias y teatro, refleja la lucidez y el talante de una personalidad intrépida que marcó un antes y un después del momento en el que se dio a conocer. Hizo uso de las historias y las novelas para ilustrar muchas de sus ideas filosóficas, y especialmente, su convicción de que los seres humanos eligen por sí mismos. En su siempre efectiva prosa desarrolla una convincente defensa del existencialismo, intentando detectar los riesgos que lo acechan desde el momento en que empieza a convertirse en una moda y con ello se vulgariza. 

Conocerá a Sartre con el que mantendría una relación afectiva e intelectual a lo largo de toda su vida.

En su primera novela, La invitada (1943), exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt.

 El conjunto de sus escritos llamados «memorias» recoge su experiencia y sus diferentes reacciones de acuerdo con el momento vivido. Dichas memorias constituyen la confesión de una mujer que desde sus primeros años quiso defender su postura ante la vida y los acontecimientos que le tocó vivir tanto en el ámbito familiar como social. Así también, de su puño y letra nació la que aún hoy se considera “la biblia del feminismo”: El segundo sexo (1949), y que constituye un verdadero hito que se incorpora a la historia de la cultura humana. 

 Su vida y su obra continúan despertando debates apasionados pues ambas plantean cuestiones esenciales a la eterna interrogante sobre la condición femenina. Fue una mujer muy criticada. Toda persona que rompe con los moldes establecidos o que se opone a los prejuicios al uso, es naturalmente cuestionada, e incluso vilipendiada. La derecha francesa se opuso tenazmente porque hacía una desmitificación de las instituciones tradicionales como la familia, las relaciones de pareja y la maternidad. La iglesia católica le puso, y sigue estando, en el índice de prohibida. Si en su época estuviera aun vigente la Inquisición, ella sería una de sus primeras víctimas. 

Mujer intelectual, pionera de su tiempo, pues se introdujo en las instituciones educativas mayormente masculinas. Aprovechó su oportunidad para desarrollarse a sí misma como una intelectual en un país y en un tiempo en los que los académicos eran considerados como miembros relevantes de la sociedad. Simone de Beauvoir llegó a ser más puramente una intelectual que cualquier otra mujer de su época. Pero, definirla como una «intelectual» pone de manifiesto otras cuestiones, como el descrédito de la inteligencia de las mujeres, la prueba es que muchos enfatizaban más su pertenencia a una elite que a una legítima posibilidad de las mismas. Verla como intelectual era, pues, la más clara patentización de que sus oscuras teorías androcéntricas son meras ideologizaciones interesadas que creíbles afirmaciones científicas. 

Lo que define de manera singular la situación de la mujer es que, aunque es como todo ser humano una libertad autónoma, se descubre y se elige en un mundo en el que los hombres le imponen que se asuma como la Otra.
S. Beauvoir. El segundo sexo
Bibliografía:
- Simone de Beauvoir. El segundo sexo, lectura crítica de la introducción y la conclusión. Ed. Diálogo
- Filósofas, del olvido a la memoria. Cap. 4 pp.185-198. Ed. Diálogo
- Memorias de una joven formal. Ed

Teoría de las ideas y conocimiento. Platón

La doctrina de Platón sobre la realidad y el conocimiento es heredera de la filosofía de Parménides. El dualismo instaurado por éste entre el ser como aquello real inteligible y el no-ser (devenir) sensible es refrendado por Platón en el llamado símil de la línea. Según Parménides el mundo en que vivimos está sometido a cambio y sobre las cosas en movimiento no se puede adquirir conocimiento más alto que la mera opinión. Lo múltiple, cambiante, es relativo: son válidas todas las opiniones, incluso las contradicciones. Pero la inteligencia tiene acceso a un conocimiento más alto: el ser es único, eterno, inmutable, no tiene ni comienzo ni fin. Su conocimiento es correlativo a su perfección: “lo mismo es pensar y ser”. También para Platón habitamos en un mundo cambiante, más exactamente en el lugar más alejado de la perfección donde las cosas nacen y mueren. El que se fía de sus sentidos no posee más que un conocimiento variable del mundo. Ahora bien, también es evidente que poseemos nociones que no están supeditadas al tiempo. Un claro ejemplo son las matemáticas o las esencias de las cosas que poseemos en este mundo y que nunca las vemos realizadas más que imperfectamente. También para Platón hay un abismo infranqueable entre la opinión y el mundo sensible y el conocimiento y el mundo inteligible. En el fragmento de la República (libro VI) distingue, sin embargo, una graduación de ambos conocimientos aunque de ningún modo podrá superarse su separación (horismós).

En el ámbito de la opinión se encuentra el conocimiento de los reflejos y de las imágenes del mundo sensible. Es el conocimiento más débil puesto que es cambiante y depende de la perspectiva del sujeto. En este grado, llamado por Platón Doxa, dos personas pueden tener una opinión contradictoria sobre una imagen y tener razón ambas. En un estadio superior está el conocimiento de los seres vivos y los artificios humanos. Las cosas poseen aquí más entidad y la forma de conocimiento que les corresponde es la creencia, o Pistis. Pero todavía se trata de un conocimiento relativo porque las cosas sensibles son múltiples y cambiantes de manera que no podemos asegurar poseer garantías para afirmar verdades sobre ellas. Sin embargo, todos somos capaces de tener nociones matemáticas, sean números (aritmética) o líneas y superficies (geometría). Tales objetos no cambian y la relación entre ellos es permanente, pudiendo fijar incluso leyes. Es obvio que las ideas de las matemáticas no habitan el mundo sensible por lo que Platón les dota de una identidad propia en el mundo de las ideas o cosmos noetós. El saber propio de las matemáticas lo denomina pensamiento, episteme. Pero Platón otorga a nuestra inteligencia la posibilidad de obtener un conocimiento más perfecto de las ideas: lo denomina dialéctica. En ella el hombre es capaz de ver o contemplar las ideas de bien, verdad, belleza, lo cual le permite ver el conjunto de las ideas como un todo pues todas ellas participan del bien y son verdaderas.

La relación entre este mundo imperfecto y el mundo de las ideas es explicada en forma de mito. En este mundo sólo tenemos vestigios, sombras, del mundo de las ideas porque el Demiurgo –el dios hacedor- amasó como un escultor la materia fijándose en las ideas. Por ello ningún ser de este mundo agota ninguna esencia y también por eso existe una relación numérica entre las cosas de este mundo. El mundo sensible nos recuerda al mundo de las ideas puesto que el hombre es un ser inmortal que proviene del mundo inteligible pero, una gran caída, un cataclismo, le ha revestido con la misma materia imperfecta del cosmos aiscetós. Platón se hace eco aquí de la religiosidad órfica según la cual los hombres somos inmortales: estamos como de paso entretejidos por la temporalidad que nos mantiene lejos de la perfección.

Para Platón el hecho de que existe el Bien o la Justicia en sí resulta de enorme importancia si tenemos en cuenta que el libro de la República es el intento de diseñar el mejor gobierno para los hombres. Del mismo modo que se le otorga al arquitecto la facultad de hacer una casa, el gobierno de una ciudad ha de residir en aquellos que tengan un claro conocimiento del bien y la justicia. Por ello Platón da una importancia decisiva a la educación, pues es a partir de esta de donde habrán de seleccionarse las personas más inteligentes a través de la enseñanza de las matemáticas, la música, la gimnasia y, por último, la dialéctica. Para Platón la democracia –gobierno del pueblo- no es más que el gobierno de las opiniones mayoritarias, las cuales pueden ser manipuladas y dirigidas. Según él, ese es el estado en que se encontraba la democracia ateniense, donde los sofistas vendían su saber persuadir a través de los discursos a los intereses privados sin importarle qué era lo justo o injusto. De hecho puede decirse que la muerte de Sócrates, condenado por manipular a los jóvenes, fue un factor decisivo en el antidemocratismo de Platón. Si existe el bien y la justicia habrán de ser los que tienen experiencia de ella los que tomen las decisiones políticas o juzguen a los ciudadanos. En este caso el pueblo no será gobernado por la opinión sino por las mismas ideas de justicia impartidas por los filósofos. Por ello podría decirse que el saber político de Platón no puede ser relativo sino que existe una forma justa de gobernar la ciudad.

Del idealismo platónico al empirismo filosófico

Toda la evolución de la vida y el pensamiento aristotélico pone de manifiesto dos características esenciales de este autor:

  1. El proyecto aristotélico es, ante todo, científico, y aspira, en último término al desarrollo de una ciencia empírica.
  2. Relacionado con lo anterior, Aristóteles asume su propia herencia filosófica, y trata de superar los problemas de la teoría de las Ideas, con lo que, indirectamente, estaba haciendo frente también a problemas filosóficos más tradicionales, como el del cambio y la contradicción que había entre las propuestas de Heráclito y Parménides.

Varios libros de la Metafísica están dedicados a la revisión de la teoría de las Ideas. Según Aristóteles, esta teoría está inspirada en la búsqueda socrática del universal y de la definición de las cosas. Esta actitud hace necesaria la existencia de la esencia, que es lo que Platón sitúa en un mundo separado. Este carácter separado (esta duplicación) es lo que Aristóteles no está dispuesto a admitir. Podemos resumir las críticas de Aristóteles en los siguientes puntos:

  1. Duplicar la realidad es duplicar los problemas. Ya no sólo hay que explicar la complejidad del mundo que nos rodea, sino, además, la del nuevo mundo teórico que se postula.
  2. Por si esto fuera poco, si las esencias de las cosas están separadas de éstas, eso significa que no son propiamente sus esencias. Aristóteles se pronuncia de un modo muy duro: «Si fueran las esencias de las cosas, estarían en las cosas» o «decir que las Ideas son paradigmas o modelos, y que las cosas participa de ellas, no es sino pronunciar palabras vacías y construir metáforas poéticas».
  3. Afirmar la existencia de Ideas no permite explicar el origen o el cambio de las cosas.
    Para Justificar esto, Platón se vio obligado a introducir la existencia de una mente ordenadora (Demiurgo) que Aristóteles no estaba dispuesto a admitir.
  4. La matenatización de la teoría de las Ideas complica aún más la teoría, y acercan al platonismo al pitagorismo.

Así podemos considerar a Aristóteles platónico en la medida en que está a favor de la búsqueda de universales, y defiende que el conocimiento versa (generalmente pues establecerá salvedades en el caso de la biología) sobre lo universal. Así, defenderá la existencia de la esencia y la posibilidad de definirla: «La ciencia es búsqueda de la esencia común de las cosas». Lo que rechazó y criticó permanentemente es el carácter separado de las mismas.

Por último, debemos decir que Aristóteles llevó a cabo la primera sistematización de las ciencias de que tenemos noticia en la Antigüedad. No por causalidad ha sido definido como fundador del método científico, tomando aquí un concepto amplio de ciencia constituida, a su vez, por ciencias particulares con su propia esfera de competencia y sus propios recursos conceptuales y metódicos. Para ello procedió a la clasificación del conocimiento en tres campos:

  • Ciencias teóricas o especulativas: tienen por objeto alcanzar el conocimiento de la realidad e investigan las leyes de lo real. Por ser puramente contemplativas, estas ciencias buscan el saber por sí mismo y son superiores en el sentido de que toman su fundamento de la cosa misma que investigan. Para Aristóteles, estas ciencias son básicamente tres: la física, las matemáticas y la teología, que más adelante recibirá el nombre de metafísica.
  • Ciencias prácticas:  su estudio versa sobre la acción humana individual o colectiva en la medida que se dirige a conseguir algún fin. Estas ciencias, de manera específica la política y la ética, están orientadas a la búsqueda de la virtud, al ejercicio de la libertad y, en consecuencia, persiguen el saber en función de la conducta y el perfeccionamiento morales.
  • Ciencias productivas o creativas: apuntan a la creación de objetos bellos y útiles, es decir, buscan el saber técnico para producir determinados objetos. De hecho, las ciencias productivas están dividididas en dos: las distintas artesanías (el saber de la fabricación de utensilios como barcos, enseres domésticos, etc.) y los oficios artísticos (pintura, música, poesía, teatro, escultura, etc.)

<<Lo que aquí llamamos saber es conocer por medio de la demostración. Llamo demostración al silogismo científico, y llamo científico a un silogismo cuya posesión constituye para nosotros la ciencia. Si, pues, el conocimiento científico consiste en esto, es necesario que la ciencia demostrativa parta de premisas verdaderas, primeras, inmediatas, más conocidas que la conclusión, anteriores a ella y causas de ella. Con estas condiciones, los principios son adecuados para demostrar la conclusión. Un silogismo puede seguramente existir sin estas condiciones, pero no será una demostración, porque no producirá la ciencia. Las premisas deben ser verdaderas. Deben ser las causas de la conclusión, ser más conocidas que ella y anteriores a ella: causas, porque no tenemos la ciencia de una cosa hasta el momento en que hemos conocido su causa; anteriores, porque son causas; previamente conocidas, no solo comprendiendo su significado, sino conociendo que la cosa es>>.

Aristóteles, Segundos analíticos, I,2.

Dualismo antropológico: El problema del hombre

La concepción platónica del hombre se desenvuelve coherentemente con su visión del cosmos, y en ella se plasman dos poderosas influencias: la teoría religiosa de los pitagóricos y el impulso ético y político de su maestro Sócrates.

Platón presenta como un compuesto indisoluble de alma y cuerpo en el que el alma está encarcelada en una prisión que es cuerpo, por lo tanto, ambas constituyen realidades heterogéneas. El cuerpo es material y pertenece al mundo sensible. El alma es espiritual y se encuentra en el mundo de las Ideas, su lugar natural. El alma se configura como el principio que anima el cuerpo, y este, por sí mismo, es inanimado, pues recibe desde fuera su movimiento. Por tanto, el alma tiene en sí el principio del movimiento y, por este motivo, es inmortal e ingénita.

Platón se basa en diferentes argumentos para demostrar la inmortalidad del alma:

  • La sucesión de contrarios: Cada cosa nace o se origina de su contrario. El alma cuando preexiste en el mundo de las Ideas muere al quedar encarcelada en el cuerpo, del mismo modo vivirá cuando ese cuerpo muera y se separe de él.
  • El alma como principio de vida: el alma trae la vida al cuerpo, es principio de vida y participa de esta, no puede tener consigo lo contrario, que es la muerte. Por lo tanto es inmortal.
  • La reminiscencia: Si conocer es recordar, es necesario que hayamos aprendido lo que recordamos en un tiempo anterior. Por lo tanto es inmortal.
  • La semejanza del alma con las Ideas: el alma preexiste en el mundo de las Ideas. Comparte sus características en lo que refiere a la eternidad.
  • Dominio sobre el cuerpo: si el alma desapareciese con el cuerpo supondría una liberación para los que hacen el mal, pues el alma no tendría que purificarse. Por ello, es necesario que el alma sea inmortal y que se purifique mientras esté encarcelada en el cuerpo.

Una vez definida la inmortalidad del alma y señalando el mundo de las Ideas como su morada natural. Desarrolla su teoría del alma humana recurriendo a los mitos, puesto que describirla de forma directa es complejo porque solo se da a conocer por su operaciones.

En la República, en el Timeo y en el mito del carro alado del Fedro, define las funciones del alma, a las que otorga un carácter ético. De esta manera resuelve la contradicción exitencial que sea da en el ser humano entre lo racional y lo pasional

En el mito del carro alado, presenta al alma como una fuerza natural que mantiene unidos un carro con su auriga. El conductor del carro guía a una pareja de caballos, uno hermoso y dócil y otro que es totalmente lo contrario. De esta comparación salen tres funciones del alma:

1- Alma racional: Representada por el auriga, es la más noble y su función consiste en guiar a las otras almas. Se sitúa en la cabeza (representa el conocimiento, el pensamiento) y su virtud es la prudencia/sabiduria.

2. Alma irascible: Representada por el caballo hermoso y dócil, simboliza el valor y la voluntad. Se sitúa en el pecho, es fuente de pasiones nobles y fácil de conducir y su virtud es la fortaleza.

3. Alma concupiscible: Representada por el caballo feo y malo, simboliza las malas pasiones y es difícil de conducir. Se sitúa debajo del vientre, tiene como virtud propia la templanza.

En definitiva, la aspiración del alma es lograr el conocimiento de las formas para elevarse por encima de las pulsiones del cuerpo y purificarse de su contaminación.

Matematización y desarrollo científico e informático

               La Segunda parte del Discurso propone un método y un criterio de verdad heredero del matemático. Descartes cree que así todas las ciencias conseguirán éxitos semejantes a los de las matemáticas. La matematización de lo científico y, por tanto, de lo real, es una característica que desde entonces ha impregnado casi todos los ámbitos de la cultura occidental europea y americana. Desde los ejes cartesianos para simbolizar las figuras geométricas hasta el diseño del nuevo acelerador de partículas europeo sólo hay una línea continua que obedece a los mismos parámetros: lo real es lo matematizable. El conocimiento de cómo son las cosas se consigue cuantificando y descubriendo la ley que expresa las relaciones entre esas cantidades. Al fin y al cabo, lo que define a un elemento atómico son elementos cuantificables, son números. Los descubrimientos en todos los campos científicos (física, química, biología…) y todas las aplicaciones técnicas (ingenierías, medicina…) han sido tales que la fe en la religión ha sido sustituida por la fe en la ciencia. Si el desarrollo científico continúa como hasta ahora, se afirma, se encontrará la solución a todos los problemas del hombre. La salvación está en la ciencia. Descartes creía haber puesto las bases ciertas para abordar ese desarrollo científico en el que él mismo participó. Una prueba de esta fe es que todos los gobiernos insisten en la necesidad de invertir en investigación científica.

              

La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla del “mundo digital”, de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento: un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria. Es cierto que los últimos estudios sobre el funcionamiento de los sistemas axiomáticos han detectado la posibilidad de que aparezcan incoherencias, no obstante estas indeterminaciones no tocan lo esencial de su funcionamiento. La necesidad de lo matematizado sigue dominando.

Introducción: Discurso del Método

«Discurso del método. Para dirigir adecuadamente mi razón y buscar la verdad en las ciencias»

Se trata de la primera obra publicada por Descartes en 1637, a pesar de que el proceso de su elaboración comenzó en el 1619. En ella se encuentra la Filosofía completa del autor, aunque resumida cautelosamente (por no despertar a los teólogos y a la inquisición). Marca así una obra de madurez.

Esta obra es una «Discurso» porqeu se debe entender como prefacio o introducción («no tengo la intención de enseñar, sino solo de hablar») a una obra científica más grande. Se trata de una reflexión filosófica, en que mezcla aspectos de su vida (filosofía existencial) con la preocupación por un método unificado para la razón.

Toca el terreno de la lógica, la física (una Física Mecanicista que explicará toda la naturaleza y como alternativa a la explicación aristotélica del mundo) y de la Metafísica.

Como menciona en la primera parte del Discurso, para él todas las Ciencias forman una unidad. Es como un árbol en el que la Metafísica son las raíces, la física o filosofía natural el tronco y las ramas las demás Ciencias, en especial la Mecánica, la Medicina y la Moral.

Esta obra, Descartes la divide en Seis Partes:

  1. La Razón y las Ciencias: (carácter autobiográfico)
  2. Principales reglas del método
  3. La moral provisional
  4. Los fundamentos de la metafísica: la existencia del alma, Dios y mundo.
  5. Física y Fisiología
  6. Justificación de la obra
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Una obra, que consciente de la falta de Unidad, en la que el propio Descartes se basa en dos vertientes:

  1. Quiere ser un método para «toda clase de materias» (método científico).
  2. «mi propósito no es enseñar el método que cada uno debe seguir para conducir bien su razón, sino hacer ver solo de qué modo he procurado conducir la mía» (aspecto existencial).

El Discurso es presentando teniendo en cuanta varias consideraciones para formar esa Unidad de la Obra:

  • Presenta al público un proyecto filosófico-científico global que reemplace al dominante aristotélico-escolástico en todos los campos.
  • Dirigida al público en general, por ello mismo, no entra en cuestiones que se hallan en disputas entre los «doctos».
  • Es una autobiografía de alguien que ha decidido examinar todas las opiniones y no admitirlas. Se trata de ese espíritu insatisfecho con la educación recibida desde su niñez.

Por ende, el éxito de esta obra está en su sentido pragmático, un manifiesto a favor de la Razón, contra la Autoridad y el Prejuicio.

Bibliografia:
– Discurso del método
– Biografías y vidas
– e-torredebabel
– philosophica.info
-Apuntes propios

Aristóteles: Vida y obra

Aristóteles, hijo del médico del rey Amintas de Macedonia, nació en Estagira en el año 384 a.C. Tras la muerte de su padre, a los 17 años, se trasladó a Atenas, donde estudió en la Academia de Platón. Los veinte años pasados en esta institución, primero como alumno y después ya como profesor, supusieron un intenso aprendizaje de la filosofía platónica y constituyen la primera etapa de su proceso intelectual.

Esta fase se caracteriza por una interiorización absoluta de los presupuestos platónicos, como el mismo Aristóteles expresa en sus primeros escritos de juventud.

Platón y Aristóteles: Platón señala hacia el cielo (Mundo de las Ideas) Aristóteles hacia el suelo (la experiencia sensible). Simboliza la contraposición existente entre ambos.

Tras la muerte de Platón, inició diversos viajes por Assos, la costa de Misia y Mitilene, en la isla de Lesbos, que avivaron su interés por la zoología y por la botánica. De este modo, se convirtió en un minuicioso observador de la naturalea mediante la experimentación empírica, lo que trajo consigo que se distanciara de la formación platónica. esta etapa coincidirá con el segundo gran periodo de su itinerario intelectual, que se extenderá hasta su regreso a Atenas, doce años después, discrepando sobre la teoría de las Ideas platónicas.

Así mismo, en esta segunda etapa, el rey Filipo II convirtió a Aristóteles en el perceptor de su hijo Alejandro que duró del 342 al 336 a.C. Esta vinculación con Alejandro Magno finalizó cuando este asumió la regencia tras la muerte de su padre.

En el año 335 a.C Aristóteles regresó a Atenas y fundó el Liceo, un nuevo centro de formación que condicionará la tercera etapa de su pensamiento, desmarcado ya de las tesis platónicas. Enseñó en el Liceo hasta el año 323 a.C, año que murió Alejandro Magno. Entre los atenienses resurgió un odio hacia todo lo relacionado con lo macedónico, por lo que estos acusaron a Aristóteles de macedonismo y de asebeia (pecado de ir contra los dioses o la patria. En Atenas estaba castigado con el destierro o con la muerte), huyó a Calcis, donde falleció un año después (322 a.C), debido a una infección estomacal.

OBRA:

La obra de Aristóteles se divide en dos periodos:

  1. Escritos exotéricos: Obras de juventud, cuyo contenido y estructura son platónicos. Estos escritos están escritos en forma de diálogo publicados por el propio Aristóteles. Son escritos comunes, accesible para el vulgo.
  2. Escritos esotéricos: Componen el corpus aristotelicum. Estos escritos recogen sus enseñanzas en el Liceo y fueron publicadas por Andrónico de Rodas en el año 60 a.C. Son escritos ocultos y reservados, de difícil acceso para la mente, por lo que su lectura queda reducida a un número reducido de personas.

Dentro de lo denominado corpus aristotelicum se encuentra una diversidad de temas y obras, estos son:

§Lógica: el conjunto de libros se le conoce con el nombre de Organon. Se trata de tratados destinados a entender la lógica como ciencia que estudia cómo funciona la facultad del pensamiento. Categorías, Tópicos, Sobre refutaciones sofísticas, Sobre la interpretación, Analíticos primeros y Analíticos segundos.

§Metafísica: Conjunto de catorce libros. La metafísica es la ciencia que estudia el ser en cuanto ser y las propriedades que le corresponden.

§Física: Libros que componen un tratado sobre la naturaleza y los seres naturales, así como sobre el problema del cambio o movimiento: Física, Sobre el cielo, Sobre la generación y la corrupción, Meteorológicos.

§Psicología: Estudio sobre el ser humano, su manera de conocer y las relaciones entre el alma y el cuerpo: Sobre el alma, Sobre la memoria y el recuerdo, Sobre la vida larga y corta.

§Ética: Ética a Eudemo, Ética a Nicómaco y Gran ética o Magna Moralia.

§Política: Política y Constitución de Atenas.

§Arte: Retórica y Poética.

Referencia bibliográfica: 
"Historia de la Filosofía" ed. Editex
Biografiasyvida.org
Webdianoia.com