Filocafé: Inteligencia artificial. Pensar el presente


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En la encrucijada de la inteligencia y la tecnología, nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia. La inteligencia artificial, con su capacidad para aprender, razonar y tomar decisiones, se ha arraigado en nuestras vidas de formas que pocos podrían haber imaginado hace solo unas décadas. Pero, ¿qué es exactamente la inteligencia artificial? ¿Qué implicaciones filosóficas surgen a medida que la IA se convierte en una parte fundamental de nuestras vidas? Estas son preguntas intrigantes que nos sumergen en el mundo de la Filosofía de la Inteligencia Artificial (IA).

Hay que tener en consideración que la IA no es únicamente un asunto tecnológico, sino que es un campo que plantea interrogantes fundamentales sobre la naturaleza de la mente, la conciencia, el conocimiento y la moral. ¿Hasta qué punto podemos considerar a las máquinas inteligentes como seres conscientes? ¿Pueden las máquinas realmente pensar? ¿Qué significa «pensar» en el contexto de la IA? Estas preguntas nos llevan a un debate interminable sobre la posibilidad de la conciencia artificial y la naturaleza misma de la inteligencia. Un ejemplo interesante de esto es el Filocafé sobre Filosofía de la mente: ¿Existen los zombies? con Jesús Zamora Morilla.

A medida que la IA se convierte en una parte integral de nuestras vidas, surgen preocupaciones sobre el sesgo algorítmico, la privacidad y la toma de decisiones autónomas por parte de las máquinas. ¿Quién debe asumir la responsabilidad cuando las decisiones algorítmicas pueden tener consecuencias reales en la sociedad? La Inteligencia artificial se presenta como desafio y dilema.

En este espacio Arjephilo brinda para la reflexión y el diálogo. Filósofos, estudiantes, entusiastas de la tecnología y personas curiosas por igual pueden compartir sus pensamientos y opiniones. Se fomenta el debate, la reflexión profunda y la exploración de ideas. No es necesario ser un experto en filosofía o inteligencia artificial para participar; solo se necesita el deseo de aprender, debatir y, por supuesto, dejarse llevar por el viento del logos.


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Filosofía de la Inteligencia Artificial. Wikipedia

Filosofía con la IA desde Diálogos Filosóficos con Álex Fabián Mejía


Matematización y desarrollo científico e informático

               La Segunda parte del Discurso propone un método y un criterio de verdad heredero del matemático. Descartes cree que así todas las ciencias conseguirán éxitos semejantes a los de las matemáticas. La matematización de lo científico y, por tanto, de lo real, es una característica que desde entonces ha impregnado casi todos los ámbitos de la cultura occidental europea y americana. Desde los ejes cartesianos para simbolizar las figuras geométricas hasta el diseño del nuevo acelerador de partículas europeo sólo hay una línea continua que obedece a los mismos parámetros: lo real es lo matematizable. El conocimiento de cómo son las cosas se consigue cuantificando y descubriendo la ley que expresa las relaciones entre esas cantidades. Al fin y al cabo, lo que define a un elemento atómico son elementos cuantificables, son números. Los descubrimientos en todos los campos científicos (física, química, biología…) y todas las aplicaciones técnicas (ingenierías, medicina…) han sido tales que la fe en la religión ha sido sustituida por la fe en la ciencia. Si el desarrollo científico continúa como hasta ahora, se afirma, se encontrará la solución a todos los problemas del hombre. La salvación está en la ciencia. Descartes creía haber puesto las bases ciertas para abordar ese desarrollo científico en el que él mismo participó. Una prueba de esta fe es que todos los gobiernos insisten en la necesidad de invertir en investigación científica.

              

La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla del “mundo digital”, de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento: un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria. Es cierto que los últimos estudios sobre el funcionamiento de los sistemas axiomáticos han detectado la posibilidad de que aparezcan incoherencias, no obstante estas indeterminaciones no tocan lo esencial de su funcionamiento. La necesidad de lo matematizado sigue dominando.