La vida, extendida por todo el universo reviste formas múltiples. De hecho, esta es totalmente sencilla en los seres infinitamente pequeños y, poco a poco, esta se va complicando en las plantas y animales, hasta alcanzar su supuesta perfección en el hombre, donde se muestra en una de las formas más complejas.
Con cuidado se ha de resaltar una cosa muy importante sobre la generación humana, a saber que: el hombre no es tan solo un animal mucho más perfecto que todos los demás, sino que esencialmente es un animal racional, dotado de inteligencia y de voluntad.
Mientras que el animal, en todas sus cosas, no puede seguir sino su instinto; el hombre puede, si así lo desea, en el campo sexual, gobernar sus instintos por medio de, como se ha mencionado, su razón y su voluntad. Solo obrando de esta curiosa manera, es como se mantiene a la altura de su condición humana. Así, y no de otra forma, es como actúa el hombre.
La doctora Carnot, psicóloga especialista en reproducción sexual, menciona en el libro de la joven: «Las bestias se aparean. El hombre se casa»
¿No es el matrimonio un hecho desconocido del mundo animal?
Las bestias, siguiendo en la línea del término, desconocen el concepto matrimonio y compromiso.
Las bestias realizan por instintos un acto puramente corporal, sin conocerse, en cualquier rincón, ya sea en la calle, en la playa, en el bosque, en la montaña… cualquier lugar, cualquier momento; y, además, en la mayor parte de los casos, después se ignoran.
En contra, el hombre, que cuando realiza el goce corporal con otro ser de su misma especie está hecho para conocerse y amarse, amarse profundamente durante el resto de su vida. Siendo en la parte el resto de su vida cuando aparece el termino amor, unión, relación, matrimonio.
Ese gran don del goce físico, que posee tanto bestias como hombres, tiene un papel importante en la evolución, como es la reproducción. Pero es el hombre, el que lo convierte en amor, con el fin de asegurar una estabilidad y continuidad en pareja, provocado por dos riquezas, que no revelan más que una parte de la realidad, dos riquezas, supuestamente preciosas que constituyen la propia dignidad: el corazón y la razón.
¿Es necesaria esta unión de amor más allá del goce corporal en el hombre para su evolución? ¿Qué pensaría la propia naturaleza sobre ello?
La naturaleza podría decir algo así como: Es necesario el goce corporal para la perpetuación de la especie, satisfacer las pasiones, los caprichos o pasiones, es una necesidad fisiológica.
Si el placer es la sal de la vida, ¿A qué se debe la unión?
¡Menudo invento tan extraordinario eso del amor!
Una respuesta a “Amor: El hombre frente a la bestia”