Sobre el determinismo biológico en la construcción de la identidad, el proyecto de vida y la experiencia y destino del ser humano.
Gattaca (1997), que a pesar de que no resultó un éxito en taquilla obtuvo extraordinarias críticas por su guión y su estética.
En el campo en el que Gattaca sí ha triunfado es como material didáctico en programas de filosofía, psicología y otras ciencias sociales, y ello por su interesante ilustración de uno de los debates más antiguos: el determinismo biológico. El dilema natura- nurture.
Gattaca es un relato acerca del debate, siempre apasionado y poco neutral, pero activo hoy más que hace cien años, sobre el impacto de la biología – en este caso la genética- en el destino de las personas.
La película plantea otros temas de gran interés como la cuestión de la manipulación genética y los límites éticos de la ciencia.
La película nos puede ayudar a reflexionar acerca de la influencia de la personalidad en la experiencia, decisiones y logros de la propia vida; también sobre la formación del carácter en la infancia y las diferencias individuales en determinados conflictos personales como la motivación de logro, entre otras cuestiones. ¿Hasta qué punto estamos determinados por nuestro ADN?
Vicent frente a Gerome, Freeman frente a Eugene, dos hombres con un proyecto de vida similar, pero con orígenes y capacidades innatas distintas, como un desdoblamiento de una persona ideal: la capacidad genética adecuada y el ajuste entre posición social y clase social, por un lado, y la seguridad, la determinación y la capacidad de sacrificio por otro. Uno dispone de los recursos y el otro tiene un sueño. Y entre los dos lo consiguen.
A raíz de la visualización de la película, pueden surgir multitudes de preguntas. Tal como se muestra, nos encontramos en una sociedad distópica -al menos desde mi punto de vista-. Donde el ser humano solo tiene cabida si ha sido manipulado genéticamente. Valores como el amor, el respeto, el derecho a la vida (de forma natural), entre otros, quedan suprimidos, pues si nos encontramos ante una procreación natural, ya no podemos hablar de la perfección humana, y con ello se pondría fin al juego de ser dioses.
Una película que nos invita a reflexionar sobre las implicaciones de la ciencia y la tecnología en la identidad humana, la justicia y la igualdad en la sociedad. Dejando varias preguntas filosóficas interesantes que se pueden plantear:
¿Cómo sería una sociedad fabricada mediante ingeniería genética? ¿Quién controlaría esa producción y las diferentes clases de individuos que debería haber? ¿Qué ventajas y qué inconvenientes crees que podría tener una sociedad controlada por la ingeniería genética?
¿Es justo discriminar a las personas en función de su genética? ¿Deberíamos permitir la creación de «personas perfectas» a través de la ingeniería genética?
¿Hasta qué punto somos libres para elegir nuestro destino? ¿Estamos destinados a ser lo que determina nuestra genética o podemos superar nuestras limitaciones biológicas?
¿Qué papel juegan la naturaleza y la cultura en la construcción de la identidad humana? ¿Somos simplemente productos de nuestra genética o también estamos influenciados por nuestra educación, cultura y experiencia?
¿Qué significa ser humano en un mundo en el que la ciencia y la tecnología pueden alterar nuestra biología?
¿Deberíamos preocuparnos por la pérdida de la diversidad humana o abrazar la posibilidad de mejorar nuestra especie a través de la ingeniería genética?
¿Cuáles son las implicaciones éticas y políticas de la discriminación genética? ¿Cómo podemos garantizar la justicia y la igualdad en una sociedad en la que algunos individuos son considerados «superiores» debido a su genética?