Dualismo antropológico: El problema del hombre

La concepción platónica del hombre se desenvuelve coherentemente con su visión del cosmos, y en ella se plasman dos poderosas influencias: la teoría religiosa de los pitagóricos y el impulso ético y político de su maestro Sócrates.

Platón presenta como un compuesto indisoluble de alma y cuerpo en el que el alma está encarcelada en una prisión que es cuerpo, por lo tanto, ambas constituyen realidades heterogéneas. El cuerpo es material y pertenece al mundo sensible. El alma es espiritual y se encuentra en el mundo de las Ideas, su lugar natural. El alma se configura como el principio que anima el cuerpo, y este, por sí mismo, es inanimado, pues recibe desde fuera su movimiento. Por tanto, el alma tiene en sí el principio del movimiento y, por este motivo, es inmortal e ingénita.

Platón se basa en diferentes argumentos para demostrar la inmortalidad del alma:

  • La sucesión de contrarios: Cada cosa nace o se origina de su contrario. El alma cuando preexiste en el mundo de las Ideas muere al quedar encarcelada en el cuerpo, del mismo modo vivirá cuando ese cuerpo muera y se separe de él.
  • El alma como principio de vida: el alma trae la vida al cuerpo, es principio de vida y participa de esta, no puede tener consigo lo contrario, que es la muerte. Por lo tanto es inmortal.
  • La reminiscencia: Si conocer es recordar, es necesario que hayamos aprendido lo que recordamos en un tiempo anterior. Por lo tanto es inmortal.
  • La semejanza del alma con las Ideas: el alma preexiste en el mundo de las Ideas. Comparte sus características en lo que refiere a la eternidad.
  • Dominio sobre el cuerpo: si el alma desapareciese con el cuerpo supondría una liberación para los que hacen el mal, pues el alma no tendría que purificarse. Por ello, es necesario que el alma sea inmortal y que se purifique mientras esté encarcelada en el cuerpo.

Una vez definida la inmortalidad del alma y señalando el mundo de las Ideas como su morada natural. Desarrolla su teoría del alma humana recurriendo a los mitos, puesto que describirla de forma directa es complejo porque solo se da a conocer por su operaciones.

En la República, en el Timeo y en el mito del carro alado del Fedro, define las funciones del alma, a las que otorga un carácter ético. De esta manera resuelve la contradicción exitencial que sea da en el ser humano entre lo racional y lo pasional

En el mito del carro alado, presenta al alma como una fuerza natural que mantiene unidos un carro con su auriga. El conductor del carro guía a una pareja de caballos, uno hermoso y dócil y otro que es totalmente lo contrario. De esta comparación salen tres funciones del alma:

1- Alma racional: Representada por el auriga, es la más noble y su función consiste en guiar a las otras almas. Se sitúa en la cabeza (representa el conocimiento, el pensamiento) y su virtud es la prudencia/sabiduria.

2. Alma irascible: Representada por el caballo hermoso y dócil, simboliza el valor y la voluntad. Se sitúa en el pecho, es fuente de pasiones nobles y fácil de conducir y su virtud es la fortaleza.

3. Alma concupiscible: Representada por el caballo feo y malo, simboliza las malas pasiones y es difícil de conducir. Se sitúa debajo del vientre, tiene como virtud propia la templanza.

En definitiva, la aspiración del alma es lograr el conocimiento de las formas para elevarse por encima de las pulsiones del cuerpo y purificarse de su contaminación.

Dualismo antropológico. El intereaccionismo cartesiano

La antropología de Descartes toma como punto de partida el dualismo sustancial entre res cogitans y res extensa. Por tanto, el ser humano es un ser compuesto de ambas sustancias, de alma y cuerpo, concepción que entronca a Descartes con buena parte de la tradición filosófica desde la Antigüedad.

La cultura tradicional occidental, señala que el alma es la parte más importante del ser humano, para Platón, esta sería la conocedora de la Idea más suprema de Bien, para el cristianismo, la que puede permanecer en el paraíso celestial, es inmortal, puede subsistir sin el cuerpo y, además, puede asegurar la libertad humana, pues esta, para Descartes no estará determinada por las leyes mecanicistas que rigen el mundo físico. Es por ello, que es el alma la protagonista del pensamiento y del razonamiento.

Sin embargo, a pesar de que Descartes plantea una teoría dualista antropológica, el vínculo que se establece entre ambas sustancias es más estrecho que en el caso de Platón, pues en el caso de Platón esta unión era accidental, a pesar de ello, esta visión dualista revitaliza la visión ya planteada por Platón.

Por una parte, Descartes se opone a la metáfora
platónica del02 navío, esta resulta insuficiente para explicar la interacción de ambas sustancias. Puesto que, si el capitán navío es el alma, y el navío en sí el cuerpo, cómo podemos explicar dicha interacción. Esta interacción platónica no es posible, puesto que, por ejemplo, si me caigo y me hago daño, causo un daño en el navío (cuerpo) no implicaría un dolor en el capitán del navío (el alma). Es por ello que, Descartes defiende una interacción de dos sustancias diferentes entre sí, tanto en el sentido del alma sobre el cuerpo como del cuerpo sobre el alma.

Por otra parte, Descartes cree haber encontrado una conexión entre cuerpo y alma, esto relacionado con los estudios que realizó sobre anatomía y mecánica, formulando que, dicha conexión se encuentra en una pequeña región del cerebro, exactamente en la glándula pineal.

Como en el caso de Platón, cualquier dualismo termina siendo superado mediante soluciones poco plausibles. Pues en el caso de Descartes, la hipótesis de dicha interacción es insuficiente y se ha comprobado su imprecisión, pues no se puede explicar cómo dos sustancias consideradas tan heterogéneas pueden actuar la una sobre la otra, y viceversa. Estas al separarlas, caerían de lleno a la sustancia infinita (Dios), quedándose reducida a pura metafísica.