Proclama y juramento
Exordio: El Retorno al Combate
Llevo treinta y un años de vida, y siempre me rebelé contra el despotismo. Tuve presente la frase que me repetían mil veces: «Necesitamos más personas así», y yo me lo creí y lo intenté. Intenté mover esa piedra, intenté romper esa columna, y me rendí.
Hoy, veo los ojos de mis hijos y recuperé la fuerza para volver a combatir. No quiero que malinterpretes estas líneas: no quiero derramamientos de sangre. Llevamos miles de años matándonos entre nosotros por mil motivos que nada de relevancia tienen más allá que ser cortinas de humo para que los tiranos se lucren a costa de su gente.
No voy a defender el pasado ni a quemarlo, voy a aprender de él.
El Gran Sofisma y la Trampa de la Dialéctica
La humanidad siempre se batió en duelo ante términos tan importantes como libertad y tiranía. ¿Por qué si no iban los trescientos espartanos plantar cara en las Termopilas a los Persas si no fue por mantener su libertad?
No obstante, el primer gran asalto de la batalla moderna se perdió en el terreno de la filosofía y la cultura, y no en el campo económico.
Aquí es donde se establece el gran sofisma que alimenta la tiranía intelectual.
La Trascendencia de Marx y el Sofisma del Determinismo
El asalto comienza con Karl Marx y su manifiesto comunista. Si bien el postulado central del materialismo dialéctico —que la historia avanza por la lucha de opuestos— es fundamental para el análisis económico, el revisionismo histórico posterior lo llevó a una conclusión peligrosa:
El sofisma reside en el Determinismo Estructural. Se postula que la sociedad se erige sobre una desigualdad intrínseca determinada por el sistema económico, lo cual garantiza siempre una muerte (un conflicto perpetuo e ineludible).
Este fatalismo estructural, al anular la agencia individual, es el ataque directo a la libertad ineludible que postula Jean-Paul Sartre. Nos despoja de la Responsabilidad Radical (el legado de Camus), eliminando la tercera vía constructiva. Si la historia ya está escrita en la estructura, ¿para qué pensar? Es la excusa perfecta para la Verticalidad.
El Ataque a la Razón Instrumental: Desarme y Verticalidad
La batalla de la Verticalidad no solo se libra con el Determinismo, sino con el desarme intencional de nuestras herramientas. Adorno y Horkheimer, de la Escuela de Frankfurt, hicieron un diagnóstico brillante de la alienación. Su crítica a la Razón Instrumental es legítima, pues su uso abusivo lleva a la «jaula de hierro» descrita por Max Weber. Pero la Razón Instrumental, en esencia, es la herramienta de la Provisión y la Estructura que empodera al individuo (la Horizontalidad).
El problema no es la herramienta, sino la falta de Humanismo en su aplicación. La solución debería ser alimentar la ética de forma voluntaria, mediante el esfuerzo y la disciplina. Sin embargo, la EF y sus herederos buscan desarmar esta herramienta esencial, cayendo en la trampa dialéctica de la Ingeniería Social. El objetivo es imponer una nueva Verticalidad al desmantelar lo objetivo (la Razón) y reemplazarlo por lo subjetivo (el sentimiento de clase/identidad). Esto convierte los debates de la Horizontalidad (búsqueda de soluciones comunes) en una división y una búsqueda de victoria impuesta por encima de la construcción.

El Triunfo del Sofisma y la Indolencia
Es en este vacío de objetividad y disciplina—en esta falta de pensamiento crítico que Hannah Arendt identificó como precursora de la Tiranía—donde se instala la Verticalidad. Y el arma de esa tiranía son los sofismas.
Y es que toda esa banda de cainitas—y no los defino así por animadversión personal sino por repudio intelectual frente a hipócritas que venderían sus principios por tener relevancia— decidió transformar la retórica en un arma de conversión mediática.
Se busca segar el pensamiento crítico (la simplificación que anula el juicio) y machacar el intelecto humano (la pobreza de criterio y de opciones).
Estoy hablando de la retórica y los sofismas. Variantes filosóficas que, como vimos en el primer artículo (Racionalismo crítico, un puente entre milenios), aunque de forma negativa, pueden ser interesantes como ejercicio de calentamiento para cualquiera que se inicie en esto de la filosofía o del pensamiento en general.
Peroratio: La Demarcación y el Juramento Final
Yo no soy nadie, yo no sé nada, pero sí sé una cosa: esta batalla por el alma de la humanidad no está planteada correctamente.
La libertad solo es libertad cuando se defiende al individuo y se le entrega sin condiciones. Es la Horizontalidad de la Razón y el Diálogo.
La tiranía es esa Verticalidad que te obliga a renunciar a tus principios por comer.
Olvídate de sofismas: lo único que prevalece es si al final del día eres libre o si, al contrario, abrazas la bola que tienes al cuello.
Próximo Artículo: La Verticalidad del Sofisma
En el próximo análisis detallado, abordaremos cómo las técnicas retóricas se han convertido en la herramienta de la Verticalidad política para fomentar la Pereza Existencial en la ciudadanía, desgranando cómo el falso dilema y el Argumentum ad Hominem empobrecen la conciencia y el intelecto.
Apéndice Bibliográfico
- Arendt, Hannah. Los Orígenes del Totalitarismo o Eichmann en Jerusalén
Para la banalidad del mal/falta de pensamiento. - Camus, Albert. El Mito de Sísifo
Para la conciencia del absurdo y la base de la Responsabilidad Radical. - Gramsci, Antonio. Cuadernos de la Cárcel
Para la hegemonía cultural y la guerra de posiciones. - Horkheimer, Max y Adorno, Theodor W. Dialéctica de la Ilustración
Para la crítica a la Razón Instrumental. - Marx, Karl y Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista
Para el materialismo histórico. - Sartre, Jean-Paul. El ser y la nada o El existencialismo es un humanismo
Para la libertad ineludible y la crítica al determinismo. - Weber, Max. La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo
Para la Razón Instrumental y la jaula de hierro.

4 respuestas a “El despotismo de la indolencia”